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Opinión: Una reforma a destiempo

Marcel Fürstenau29 de septiembre de 2015

El Gobierno alemán ha acordado endurecer el derecho de asilo: menos dinero para los refugiados y más países de “procedencia segura”. Marcel Fürstenau critica algunas medidas del proyecto de ley y saluda otras.

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Imagen: picture-alliance/F. May

Nadie abandona su país de origen sino sufre miseria. No obstante, millones de personas en el mundo se ven obligadas a buscar refugio en otro lugar. La mayoría de ellas son amenazadas o incluso temen por sus vidas. Muchas de ellas desean vivir en Alemania, puesto que aquí la economía prospera y porque el apoyo a los recién llegados es impresionante, pese a que también hayan sido incendiados varios albergues de refugiados. Además, muchos necesitados tienen amigos y parientes en Alemania. Es decir, hay muchas razones e incentivos para emigrar a este país.

Los críticos de la canciller alemana, Angela Merkel, opinan que ofreció un incentivo equivocado al decidir abrir temporalmente a todos los refugiados las fronteras. Sin embargo, nadie sabe qué hubiera pasado si no hubiera tomado esta decisión. Para muchos refugiados Angela Merkel es una santa porque ha actuado de forma humana y generosa. Por lo menos esa es la impresión que tienen muchas personas originarias de Siria, Irak o Afganistán.

Marcel Fürstenau, corresponsal de DW en Berlín.
Marcel Fürstenau, corresponsal de DW en Berlín.Imagen: DW/S. Eichberg

Soldados alemanes en los Balcanes

En el futuro, en cambio, los solicitantes de asilo procedentes de Albania, Kosovo y Montenegro juzgarán a la mandataria alemana de otra manera, ya que, de acuerdo con una reciente modificación, sus países de origen son ahora clasificados como países “seguros”. Sin embargo, la coalición de conservadores y socialdemócratas no propuso esta medida por convicción propia, sino que cedió a la presión política de los representantes de la línea dura.

La situación en los Balcanes sigue siendo extremadamente tensa, tanto a nivel étnico como económico. Soldados del Ejército alemán esán estacionados en esa región para tratar de asegurar el orden y la calma entre los grupos enemistados.

Por otro lado, cuando el Gobierno alemán habla de que se están dando “incentivos equivocados”, se refiere a la ayuda a aquellos solicitantes de asilo procedentes de países europeos que no forman parte de la Unión Europea. Su cuota de reconocimiento como refugiados es casi igual a cero. De ahí que el proyecto de ley esté bien desde el punto de vista legal. No obstante, los cambios parecen ser más bien una respuesta miedosa a las propias negligencias. De repente se intentan corregir déficits en la aplicación e implementación de la ley de asilo que se conocen desde hace años, por ejemplo, para lograr una tramitación más rápida de las solicitudes y una expulsión más rápida en caso de que se niegue asilo.

Los populistas se frotan las manos

Una consecuencia fatal de esta reforma es que populistas de derecha como Horst Seehofer y Víctor Orban se sentirán respaldados por las nuevas medidas. Hace poco, el primer ministro bávaro recibió al jefe de Gobierno húngaro. El dúo demostró su unidad e hizo campaña en contra de los refugiados y la política de Merkel. Esto podría sugerir que Alemania solo ha endurecido su ley de asilo por miedo a que partidos de extrema derecha se anoten victorias electorales.

El proyecto de ley que deberá ser aprobado por el Parlamento alemán incluye algunas buenas propuestas, pero, en parte, llega a destiempo. ¿Por qué, por ejemplo, se les ocurre recién ahora a los políticos sustituir las prestaciones en efectivo por prestaciones materiales? Las finanzas no tuvieron que ver con eso, ya que la entrega de esas prestaciones también cuesta dinero. Además, los procedimientos burocráticos podrían causar incluso gastos mayores aún.

Sea como fuere, el endurecimiento del derecho de asilo está en relación con el creciente número de refugiados. El motivo es claro: frenar la afluencia de inmigrantes hacia Alemania. Como dicen, la necesidad agudiza el ingenio, pero también el de los solicitantes de asilo se agudiza, ya que encuentran nuevos caminos y motivos para llegar a este país. Y para el ingenio no hay límites.