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CienciaReino Unido

¿Qué hay en las heces de los constructores de Stonehenge?

20 de mayo de 2022

Desde Jerusalén hasta Roma y Grecia, arqueólogos escarban en los antiguos excrementos para comprender mejor las dietas y enfermedades de civilizaciones perdidas hace mucho tiempo.

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Coprolito humano (heces humanas conservadas) de Durrington Walls.
Coprolito humano (heces humanas conservadas) de Durrington Walls. Imagen: Lisa-Marie Shillito

Un nuevo análisis de antiguas heces encontradas en el emplazamiento de un poblado prehistórico cerca de Stonehenge, en Reino Unido, ha descubierto pruebas de huevos de gusanos parásitos. Esto sugiere que los habitantes se daban un festín con los órganos internos del ganado y alimentaban con las sobras a sus perros, según publican en la revista Parasitology.

El estudio, realizado por un equipo de arqueólogos dirigido por la Universidad de Cambridge, se hizo a partir de diecinueve restos de heces antiguas, o "coprolitos", encontradas en el asentamiento de Durrington Walls y conservadas durante más de 4.500 años. 

Primera prueba de parásitos intestinales en el Reino Unido

Según el análisis, cinco coprolitos –uno humano y cuatro de perro– contenían huevos de gusano, lo que supone la primera prueba de la existencia de parásitos intestinales en el Reino Unido.

Durrington Walls era un asentamiento neolítico situado a solo 2,8 km de Stonehenge, y que data de alrededor del 2500 a.C., cuando se construyó gran parte del famoso monumento de piedra. De hecho, se cree que el lugar albergó a las personas que construyeron Stonehenge. 

El monumento prehistórico de Stonehenge en Wiltshire, Reino Unido.
El monumento prehistórico de Stonehenge en Wiltshire, Reino Unido. Imagen: Adam Stanford

"Esta es la primera vez que se recuperan parásitos intestinales en la Gran Bretaña neolítica, y encontrarlos en el entorno de Stonehenge es extraordinario", resalta Piers Mitchell, autor principal del estudio e investigador del Departamento de Arqueología de Cambridge.

Cuatro de los coprolitos, incluido el humano, contenían huevos de gusanos capiláridos, que fueron identificados en parte por su forma de limón.

Ingesta de órganos crudos 

Los numerosos tipos de capiláridos que existen en el mundo infectan a gran cantidad de animales, pero, cuando en raras ocasiones infectan a humanos, los huevos se alojan en el hígado y no aparecen en las heces.

Por tanto, el hallazgo de huevos de capiláridos en las heces humanas indica que la persona había comido órganos (posiblemente pulmones o hígado) crudos o poco cocinados de un animal ya infectado, lo que permite que los huevos del parásito pasen directamente por el cuerpo.

Además, durante las excavaciones de Durrington Walls, los arqueólogos descubrieron cerámica y herramientas de piedra junto con más de 38.000 huesos de animales, que alrededor del 90 % eran de cerdo y menos del 10 % de vaca.

Para Mitchel, dado que los gusanos capiláridos pueden infectar al ganado y a otros rumiantes, "parece que las vacas pueden haber sido la fuente más probable de los huevos del parásito".

Huevo microscópico de gusano capilar de Durrington Walls. La barra de escala negra representa 20 micrómetros.
Huevo microscópico de gusano capilar de Durrington Walls. La barra de escala negra representa 20 micrómetros. Imagen: Evilena Anastasiou

Festín a gran escala

Los análisis isotópicos de los dientes de vaca de Durrington Walls sugieren que algunas reses fueron llevadas hasta el asentamiento desde lugares como Devon o Gales (a más de cien kilómetros de distancia de Stonehenge) para un festín a gran escala. 

Para determinar si los coprolitos excavados en el vertedero procedían de heces humanas o animales, los autores buscaron esteroles y ácidos biliares en los restos.

Uno de los coprolitos de perro contenía huevos de tenia de pescado, lo que indica que había comido previamente pescado de agua dulce crudo, pero, como en el yacimiento no se han encontrado otras pruebas de consumo de pescado, Mitchell cree que es probable que "el perro llegase al poblado ya infectado con el parásito".

"Trilitones"

Las fechas de Durrington Walls coinciden con las de la segunda etapa de la construcción de Stonehenge, cuando se erigieron los mundialmente famosos "trilitones" –dos enormes piedras verticales que sostienen una tercera horizontal–, muy probablemente por los residentes temporales de este asentamiento cercano.

Mientras que Durrington Walls era un lugar de banquetes y viviendas, como demuestran la cerámica y el gran número de huesos de animales, Stonehenge no lo era, ya que se han encontrado pocos indicios de que la gente viviera o comiera allí en masa.

FEW (EFE, Europa Press)