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¿Por qué los Bancos Centrales tienen que ser independientes?

Mischa Eberhardt
14 de agosto de 2018

La caída de la lira turca se ha detenido, por el momento. Los expertos aconsejan elevar las tasas de interés, pero el presidente Erdogan se rehúsa. ¿Por qué la independencia del Banco Central es tan importante?

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Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort del Meno.
Sede del Banco Central Europeo (BCE) en Fráncfort del Meno.Imagen: Imago

Tener un Banco Central es algo bueno: regula el flujo de dinero, con la ayuda de varios instrumentos puede hacer que el dinero sea más barato o más caro. En resumen: es una institución poderosa en un Estado. Los gobiernos lo saben. Es por eso que les gusta o les gustaría tener un pie en la puerta o, preferiblemente, dominarlos.

Un ejemplo: si un Banco Central baja las tasas de interés seis meses antes de unas elecciones, eso podría estimular la economía. Debido a que aumenta el dinero en circulación, las tasas de interés caen y, por lo tanto, es más fácil financiar el gasto público. Regalar dinero antes de las elecciones es el sueño de algunos políticos.

Un ejemplo disuasivo

En el pasado varios países han caído en esa tentación. Uno de los ejemplos más terribles es el de Alemania después de 1933. El Banco Central en el Tercer Reich ayudó a rearmar y financiar la guerra que la dictadura nazi emprendió.

La intervención de un Banco Central puede hacer aumentar la inflación, que al final de cuentas, los ciudadanos deben pagar. Así, el impulso económico forzado por un Banco Central resulta de corta duración.

¿En dónde queda la estabilidad de precios?

En Turquía, la situación es diferente, pero el problema es similar: allí, la inflación es galopante, lo que encarece la vida de la gente. El Banco Central podría tomar medidas en contra, como aumentar las tasas de interés frenando así el colapso de su moneda, la lira turca. Pero Erdogan no quiere dar ese paso, porque el crecimiento de la economía se frenaría.

"En Turquía se está perdiendo el objetivo de la estabilidad de precios", dice el economista y experto en bancos centrales Volker Wieland, de la Universidad de Fráncfort. "Erdogan está tratando de impulsar aún más la economía, pero eso lleva a una inflación cada vez más alta, y a un colapso de la moneda".

La independencia es la condición básica

La lira turca en caída.
La lira turca en caída. Imagen: picture-alliance/E.Oprukcu

Ejemplos negativos similares han llevado a casi todos los principales Bancos Centrales del mundo a convencerse de que deben ser independientes de la política. A propósito, una de las piedras angulares de la unión monetaria europea fue que todos los países socios renunciaran al control de sus Bancos Centrales.

El Banco Central Europeo (BCE) es el resultado de ese proceso. Su tarea principal es la de mantener la estabilidad de precios, como la de casi todos los Bancos Centrales independientes del mundo. Los expertos han definido que la estabilidad de precios se logra con una inflación de cerca del dos por ciento.

Importante: máxima transparencia

Pero hay críticos que tienen algunas objeciones a la independencia teórica, o incluso real de los Bancos Centrales. Primero, por definición, un Banco Central independiente no puede ser controlado por la política. ¿Qué sucede entonces si un banco central ejecuta una mala política monetaria que tiene un impacto extremadamente negativo en la economía? La espada de la independencia es de doble filo.

Por otro lado, ¿quiere decir "independiente” también independiente del control democrático? No exactamente: "Mientras los Bancos Centrales estén bajo su mandato, no es un problema, porque el objetivo que debe perseguir un Banco Central está determinado por el Parlamento", dice Volker Wieland. Diversos Bancos Centrales publican sus decisiones, como el Banco Central Europeo, la Fed de EE.UU. o el Banco de Japón.

¡Siempre cerca del dos por ciento!

Por supuesto que eso no protege completamente contra la sospecha de la dependencia política. Hay un ejemplo reciente: críticos en Alemania acusan al Banco Central Europeo de financiar a Estados, por decirlo así, por la puerta de atrás.

De hecho, las tasas de interés al cero por ciento y la avalancha de dinero creada por el programa de compra de bonos del BCE han reducido fuertemente los rendimientos de los bonos estatales en los países europeos. Medidas que han ayudado a los países más endeudados a soportar mejor la carga y han facilitado nuevos préstamos.

El mismo Mario Draghi, jefe del Banco Central Europeo, lo repite cada seis semanas a la prensa: "El objetivo y el mandato del BCE es mantener la estabilidad de los precios". La inflación se mantiene cerca del dos por ciento.

Mischa Ehrhardt (jov/er)