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Premio Nobel al ‘suicido celular’

7 de octubre de 2002

Dos británicos y un estadounidense fueron galardonados con el premio Nobel de Medicina. Los tres trabajaron sobre la muerte celular programada.

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Sir John Sulston, uno de los científicos premidos.Imagen: AP

El científico británico John Sulston se declaró "sorprendido y encantado" al recibir la buena noticia. El y los doctores Sydney Brenner y Robert Horvitz recibieron el premio Nobel de Medicina por sus trabajos sobre la regulación genética de la organogénesis y la muerte celular programada.

El cuerpo humano está formado por cientos de tipos de células diferentes, que proceden todas del embrión que, al irse dividiendo, va generando continuamente nuevas formaciones celulares que maduran y se especializan para ir constituyendo los diversos órganos y tejidos del cuerpo humano.

Los premiados han logrado seguir minuciosamente la multiplicación y especialización celular desde el embrión hasta el individuo adulto. Para ello, han utilizado como modelo al pequeño gusano 'caenorhabtis elegans', que ya se había hecho famoso por haber sido el primer animal del que se descifró el genoma completo.

Para la premiada con el Nobel de medicina en el 1995, la científica alemana Christians Nüsslein-Volhard, el trabajo de sus colegas es "una obra admirable". Si Sulston no hubiese descifrado el genoma de ese gusano tan detalladamente, el genoma humano no hubiese sido descifrado tan rápidamente, dijo la científica del Instituto Max-Planck en Tübingen.

Ese gusano, que solo mide un milímetro, se convirtió en muy poco tiempo en una estrella de la investigación celular. "El gusano sólo tiene 959 células. Pero a nivel mundial se ocupan aproximadamente 1500 científicos de él", explica Ralf Sommer, asimismo científico del Instituto Max-Planck.

Los tres galardonados trabajaron juntos en el Laboratorio de Biología Molecular en la Universidad de Cambridge en Gran Bretaña en la década de los setenta. Lograron identificar en ese animal los genes más importantes que regulan el desarrollo de los órganos y el así llamado suicidio de las células y demostraron que existen genes similares en organismos más desarrollados, incluido el ser humano.

De los premios Nobel de los últimos diez años, siete han sido concedidos a trabajos de investigación sobre el comportamiento celular, entre ellos, también a la alemana Nüsslein-Volhard.

La decisión de Estocolmo viene a reflejar de nuevo la gran importancia de este área de la medicina por sus posibles implicaciones en la lucha contra el cáncer, el Sida o el Alzheimer.