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Propaganda ineficaz del EI en el sur de Asia

Andreas Gorzewski (JAG/ERS)15 de diciembre de 2014

El Estado Islámico busca llegar con su propaganda al sur de Asia. Aunque allí vive una gran cantidad de musulmanes, pocos apoyan a la milicia terrorista.

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Islamischer Staat Propaganda
Imagen: picture alliance/abaca

Con 17.000 seguidores en Twitter, el joven ingeniero Mehdi Masroor Biswas era uno de los responsables de ganar afiliados para el Estado Islámico hasta que la policía hindú cerró su cuenta. Lo hacía por iniciativa propia, sin encargo directo y, como él, otros radicales musulmanes propagan la ideología del EI en el sur de Asia. Ahora, después de conquistar el norte de África y Oriente Medio, se teme que el mensaje llegue también a millones de musulmanes de esta zona y una nueva visión radical del Islam se extienda entre Pakistán y Filipinas. Su objetivo es erigir un imperio islámico que una a todos los musulmanes, mientras que los grupos radicales de la zona aspiran a conseguir objetivos meramente regionales. La idea de un nuevo califato es extraña para ellos.

Según el experto en terrorismo Aymenn Jawad Al-Tamim, una parte de los talibanes o el grupo Abu-Sayaf de Filipinas juraron fidelidad al “califato” de Abu Bakr al-Baghdadi y al EI. Hasta ahora casi ninguna organización completa se ha adherido y los grupos que lo han hecho son más bien insignificantes. Cuando al-Baghdadi confirmó el juramento en diferentes partes del mundo, no habló de provincias en Estados como India o Filipinas, aclara Tamim a DW. Los territorios del norte de África y de zonas árabes que han caído bajo el control de los extremistas, son calificados en cambio como provincias del Estado Islámico.

El problema es Cachemir, no Irak

Para los grupos yihadistas regionales no tendría mucho sentido unirse al EI de Siria o Irak, aclara Gauri Khandekar, experta en Asia del Think Tank FRIDE: “¿Por qué deberían acoger esta ideología los muyahidines islamistas en la India?”. Luchan por la independencia de Cachemira y su rival es el Estado hindú, no un régimen de Oriente Medio.

En Indonesia, también el detenido líder extremista Abu Bakhar Bashir juró fidelidad al EI junto a sus seguidores. Se le considera cabeza del grupo terrorista Jemaahh Islamiyah, al que se atribuyé en 2002 el devastador atentado en Bali. Pero para Anton Alfandi, de la empresa de análisis IHS, los grupos radicales indonesios ya no son tan fuertes como hace 10 años. Tampoco en Australia hay una organización radical de apoyo al EI, cree Khandekar. Como mucho, algunas células. Pero cualquiera puede radicalizarse por Internet y ese podría ser el caso del secuestrador de Sidney.

Pocos seguidores del sur de Asia

En total, el número de voluntarios del sudeste asiático en las filas del EI parece bastante limitado. Pese a que en la zona viven más musulmanes que en cualquier otro lugar, solo se unieron a la milicia algunos cientos frente a los miles que acudieron desde los países árabes. Únicamente Pakistán es diferente, continúa Khandekar.

Para la analista, no hay señales de una actividad significativa y, por ahora, solo buscan eco mediático para lograr mayor atención. La ineficiencia de su propaganda se debe a varias razones. Aparte de perseguir objetivos propios, la distancia de los países árabes juega un papel muy importante. Además, Estados de Oriente Próximo como Egipto o Jemen apoyan a Estados Unidos en la lucha contra el EI, mientras en el sur de Asia permanecen al margen. Únicamente Australia está considerada como aliada de Estados Unidos.