1. Ir al contenido
  2. Ir al menú principal
  3. Ir a más sitios de DW

¿Qué sabía Berlín del cártel del diésel?

Heiner Kiesel
25 de julio de 2017

La imagen de la industria automovilística alemana ha sido dañada profundamente, a pesar de que las investigaciones contra los fabricantes de coches siguen en curso. El escándalo presiona cada vez más al Gobierno alemán.

https://p.dw.com/p/2h8O7
Imagen: picture-alliance/dpa/U. Zucchi

Hasta ahora, las acusaciones contra los fabricantes de automóviles alemanes, que habrían formado un cártel, no han sido probadas. No obstante, las acciones de BMW, Daimler y VW han caído, y la imagen de la industria alemana se ha visto empañada a nivel internacional.

Según informaciones de la revista Der Spiegel, durante 20 años las empresas habrían organizado hasta 60 grupos de trabajo para pactar acuerdos ilegales; por ejemplo acordaron fabricar un tanque más pequeño para el líquido AdBlue (urea).

Más información:

-Comentario: El cártel de los estafadores

-¿Cuántos puestos de trabajo dependen del motor de combustión?

Justus Haucap, economista de la Universidad de Düsseldorf, cree que, de comprobarse las acusaciones, se podría tratar del "mayor caso de formación de cárteles al que se hayan enfrentado las autoridades alemanas". En ese caso, las empresas podrían recibir multas millonarias. "Además, los fabricantes de automóviles tendrían que hacer frente a una ola de demandas por parte de clientes y proveedores", explica el experto.

¿Dónde estaba el ministro de Transporte alemán?

Las dimensiones del presunto escándalo alimentan las especulaciones sobre si el gobierno alemán sabía de la existencia del llamado cártel del diésel. Los portavoces de la Cancillería, así como del Ministerio de Economía y Finanzas, aseguran haberse enterado del escándalo a través de los medios.

Anton Hofreiter, líder del grupo parlamentario de Los Verdes.
Anton Hofreiter, líder del grupo parlamentario de Los Verdes.Imagen: picture-alliance/dpa

Anton Hofreiter, líder del grupo parlamentario de Los Verdes, tiene dudas al respecto: "Hace meses solicitamos información al Gobierno, cuando surgieron los primeros rumores", dice el político en entrevista con DW. Hofreiter no se puede imaginar que las autoridades no hayan sospechado nada, "sobre todo teniendo en cuenta la cercanía entre la Oficina Federal de Vehículos Motorizados (KBA) y los fabricantes de automóviles".

El escándalo podría dañar al ministro de Transporte alemán, el cristianodemócrata Alexander Dobrindt. Ya en el caso de las emisiones de Volkswagen, el llamado diéselgate, el político se contentó con la retirada de los vehículos manipulados, en lugar de castigar a los fabricantes.

"El ministro de Transporte prefirió ocuparse de absurdidades como el peaje para camiones, en lugar del escándalo en la industria automovilística", dijo el político de Los Verdes, quien aboga por que Alexander Dobrindt sea apartado del caso. Hofreiter exige que la canciller alemana, Angela Merkel, se encargue de la investigación.

A expensas de los clientes

Las acusaciones no solo plantean preguntas acerca de la relación entre las autoridades y la industria automotriz, sino también acerca de una probablemente dudosa cultura empresarial de los fabricantes acusados.

De comprobarse la existencia de un cártel automovilístico que opera desde hace años, las personas involucradas en el escándalo tendrían que haber sabido que dañaban los intereses económicos de los proveedores, los intereses de los clientes y también  la salud de la población, opina Haucap. "Sin embargo, tendría que preguntarle a un psicólogo cómo una persona justifica ese comportamiento a nivel individual", agregó.

El hecho de que las acusaciones se hayan hecho públicas, al parecer, no tiene nada que ver con que alguien haya querido confesar su culpa porque tuviese remordimientos. Según las informaciones de algunos medios, los fabricantes de automóviles temían que se descubriera el cártel por lo que decidieron autodenunciarse, con la esperanza de no ser condenados.               

Autor: Heiner Kiesel (VT/ERS)