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¿Rana o príncipe azul?

24 de marzo de 2012

¿Se ha preguntado alguna vez cómo afectan al ecosistema los medicamentos que tomamos? Un estudio científico demuestra que la presencia de estrógenos en el hábitat de las ranas altera su conducta sexual.

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Las ranas machos dejan de sentir deseo ante los estrógenos
Las ranas machos dejan de sentir deseo ante los estrógenosImagen: Malena und Philipp K/Fotolia

Su botiquín casero puede acabar en ríos y mares. Cada día se consumen en el mundo toneladas de medicamentos: anticonceptivos, antiinflamatorios, antibióticos, analgésicos y muchos otros compuestos químicos. Las consecuencias no son pequeñas. Tras ser procesados por el cuerpo humano, sus principios activos son excretados y acaban llegando a las aguas residuales. ¿Qué sucede entonces? Ocurre que las plantas depuradoras no son capaces de tratar en su totalidad los componentes de los medicamentos.

Cada día consumimos toneladas de medicamentos
Cada día consumimos toneladas de medicamentosImagen: picture-alliance/dpa

La cantidad final en el agua lista para el consumo es demasiado pequeña como para que suponga un riesgo para la salud, pero lo suficientemente grande como para que interactúe con otras sustancias y se produzcan alteraciones diversas, tanto en el cuerpo humano como en los animales.

El decaimiento sexual de las ranas

Así lo ha demostrado un reciente estudio presentado por la Sociedad de Investigaciones de Berlín. Dos investigadores del Instituto Leibniz de Ecosistemas Acuáticos y Pesca en Agua Dulce, el profesor Werner Kloas y la doctoranda Frauke Hoffmann realizaron el experimento. Su objetivo era averiguar qué efecto tenía en las ranas la presencia en su hábitat de la hormona de la anticoncepción femenina, el estrógeno etilinestradiol, principal componente de la píldora.

La presencia de estrógenos en el agua podría explicar el descenso de la población mundial de anfibios
La presencia de estrógenos en el agua podría explicar el descenso de la población mundial de anfibiosImagen: picture-alliance/OKAPIA KG, Germany

Los investigadores comprobaron que el típico chasquido que las ranas albinas (Xenopus Iaevis) de Sudáfrica realizan para atraer a la hembra, era apenas audible en aguas que contenían estrógenos. Para llevar a cabo su estudio, Hoffmann grabó los sonidos que emitían estos anfibios por medio de micrófonos sumergibles en aguas con distintas concentraciones de la hormona. Incluso ante una escasa presencia de estrógenos, los machos perdían el apetito sexual y las hembras, al no sentirse deseadas, renunciaban a aparearse.

Anfibios en peligro

Los resultados podrían explicar en parte la progresiva disminución del número de anfibios en todo el mundo. Por otra parte, las conclusiones arrojaron que, en cuanto las ranas dejaron de estar expuestas a los estrógenos, recuperaron tras unas seis semanas su actividad sexual normal.

Se trata de la primera prueba científica sobre el efecto de los estrógenos en el comportamiento de los anfibios. “Con este experimento hemos llegado a conclusiones importantes sobre el asunto, sin tener que matar a los animales”, subrayó el profesor Werner Kloas, que espera que el suyo sirva como precedente de otras investigaciones sobre esta cuestión.

Autora: María Santacecilia
Editor: José Ospina-Valencia