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Terrorismo

¿Sigue siendo un peligro el Estado Islámico?

Kersten Knipp
25 de diciembre de 2020

Hasta hace unos años, era la organización terrorista más poderosa del planeta. Hoy, en cambio, es una sombra de lo que fue. Pese a ello, sus miembros se esmeran por seguir lanzando ataques.

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Imagen: Reuters/E. Lopez

Ya están en Alemania las dos mujeres y los 12 niños que el Ministerio de Relaciones Exteriores rescató de un campo de prisioneros en Al-Hol, al norte de Siria. Un gesto humanitario, desde el punto de vista del autogobierno kurdo local, pero también un alivio para sus fuerzas de seguridad.

En el lugar hay alrededor de 64.000 personas, en su mayoría provenientes de territorios que alguna vez fueron ocupados por la organización terrorista Estado Islámico. La mayor parte de los prisioneros son ciudadanos sirios e iraquíes, según un reporte de Naciones Unidas. Pero casi 9.500 proceden de otros lugares, muchos de Europa.

Por ello, cada persona que sale del lugar facilita un poco los trabajos de las autoridades locales, que durante meses han estado presionando por este alivio. Además, el hecho de que muchos prisioneros sigan cultivando ideas extremistas en el campo los convierte una amenaza potencial. Si estas personas se alzaran y escaparan, advertían los kurdos, se reincorporarían de inmediato a las fuerzas del Estado Islámico o de otros grupos yihadistas.

Una organización debilitada

Si los potenciales terroristas pudieran volver a integrarse a las filas del EI, se encontrarían con una organización que es una sombra de sí misma. El brillo de sus primeros años está perdido y ni simbólica ni organizativamente tiene el dinamismo del que ISIS gozó en sus mejores momentos.

Abu Bakr al-Baghdadi, líder del Estado Islámico abatido en 2019.
Abu Bakr al-Baghdadi, líder del Estado Islámico abatido en 2019.Imagen: picture-alliance/AP Photo/Al-Furqan

En comparación con lo que era hace cinco años, EI está claramente debilitado, dice a DW Peter Neumann, profesor de Estudios de Seguridad del King's College de Londres. La idea del califato proclamado en 2014 ya no ejerce fascinación alguna. Además, EI es vigilado de cerca, especialmente en Irak. "Allí hay una enorme presión que les dificulta la organización, obtener nuevas armas y reclutar nuevos miembros. Todo eso debilita enormemente al movimiento".

Pérdida de recursos financieros

A una conclusión similar llega también el experto en terrorismo Jassim Mohamad, administrador del sitio web 'europarabtc.com'. "Según estimaciones del gobierno iraquí, actualmente hay unos 3.500 combatientes en Irak y quizás unos 4.000 en Siria", dice el especialista a DW. "Tanto en Irak como en Siria el grupo está retrocediendo. Ya no está en condiciones de desplegar operaciones complejas".

El grupo sigue intentando conseguir armas, dice Mohamad. Pero las informaciones de las que dispone el gobierno de Irak aseguran que el EI tiene solo de armas ligeras. "Además, se puede asumir que también han perdido su red de contactos y las fuentes financieras en todo el mundo".

"Grupos móviles pequeños"

Si el EI decide tomar acciones, estas suelen ser limitadas. "La mayoría son llevadas a cabo por grupos móviles pequeños, que en general no están compuestos por más de diez personas", explica Mohamad. Además, estos ataques tienen lugar en regiones remotas, lejos de las ciudades. "Se trata de realizar operaciones rápidas, como bloquear carreteras o atacar instalaciones militares fronterizas".

Campo de prisioneros en Siria, donde solo hay miembros de Estado Islámico.
Campo de prisioneros en Siria, donde solo hay miembros de Estado Islámico.Imagen: picture-alliance/ZUMAPRESS/C. Huby

Debido a que las transacciones financieras del EI están siendo vigiladas de cerca, también sus capacidades económicas están muy limitadas. "Como resultado de ello, sus operaciones en todo el mundo han disminuido", sostiene el experto.

Nuevas técnicas de movilización

Pese a ello, no hay razones para pasar por alto las advertencias, porque en otras regiones, como Europa, el Estado Islámico sigue activo, aunque ha cambiado de táctica, dice Peter Neumann. Si bien no puede llevar a cabo acciones de gran envergadura ni recurrir a milicianos con entrenamiento militar ni experiencia concreta en combate, sí puede lanzar pequeños ataques con "lobos solitarios", como ha ocurrido ya en París, Niza, Viena y Dresde. "Así quiere demostrar que sigue presente y que puede perpetrar ataques. También busca nuevos motivos para movilizar milicianos, como por ejemplo las caricaturas de Mahoma".

Para reclutar no se requiere ningún esfuerzo especial. Para conseguir seguidores a veces bastan videos con secuencias de imágenes sugerentes acompañados con música cargada de patetismo. Este "cíber-reclutamiento" es incluso más simple y a menudo más eficaz que el trabajo en las escuelas coránicas o grupos radicales encabezados por predicadores en algunas mezquitas.

Presencia en África

El EI también marca presencia en África, dice Jassim Mohamad. "En especial está reforzando su presencia en el norte y el occidente del continente", explica. El caos en Libia le ha servido bastante al grupo. Además de la movilización ideológica, EI está interesado en expandir las rutas de contrabando hacia el África subsahariana. Los motivos ideológicos y los criminales hallan allí una vía común.

Actualmente, Al Qaeda tiene mayor influencia en la región, dice Mohamad. Puede decirse que, a nivel general, la actividad terrorista va a aumentar en África occidental pese a todos los esfuerzos que se han realizado para evitarlo. (dzc/lgc)