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Sorprendente hallazgo: paciente inmune a la ricina

Brigitte Osterath
13 de enero de 2018

La ricina es un veneno letal. Tanto, que está en la lista de armas de guerra. No existe antídoto contra la ricina, pero el gen defectuoso de un paciente inmune a este veneno podría conducir a desarrollarlo.

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Patient immun gegen Ricin
Imagen: UKM/Graffe

Una cantidad ínfima de ricina es capaz de matar a una persona. Ya sea inyectada, inhalada o tragada, la ricina impide al cuerpo sintetizar proteínas imprescindibles para la vida. Tras consumirla, el sistema nervioso colapsa, así como los riñones, el hígado y otros órganos. La muerte por fallo multiorgánico o shock circulatorio y cardíaco tiene lugar en pocos días. No existe antídoto alguno contra este veneno y lo peor de todo es que es relativamente accesible, por lo que entra en la lista de armas de guerra. La ricina puede extraerse de las semillas del arbusto conocido como ricino.

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El escritor búlgaro Georgi Markov es una conocida víctima de sus efectos. Un agente del servicio secreto comunista búlgaro lo envenenó en el puente Waterloo de Londres en 1978. Con la punta de un paraguas preparado para la ocasión, le inyectó una cápsula de ricina en la pierna. Hay muy pocas personas en el mundo que sean capaces de sobrevivir a los efectos de la ricina. Una de ellas es paciente del Hospital Clínico Universitario de Münster.

Un paciente muy especial

La institución médica lo llama Jakob porque quiere ocultar su verdadera identidad. Jakob tiene 20 años y recibe tratamiento en este hospital desde que nació de forma prematura. "Siempre le sucedía algo”, explica la madre de Jakob. El joven ha sufrido varias operaciones y muy a menudo tenía fiebre.  Thorsten Marquardt, médico de Jakob, recuerda que no podía explicarse "por qué el paciente siempre estaba con fiebre”. Marquardt, que dirige el departamento de enfermedades metabólicas congénitas en el Hospital Clínico de Münster, recuerda que, finalmente, llegaron a la conclusión de que Jakob padecía un gen defectuoso que le impedía sintetizar un tipo de sacárido llamado fucosa. "Solo se conoce el caso de dos personas más en el mundo que padecen el mismo trastorno genético”, dice Marquardt. Ambas personas viven en Israel y este fallo las hace inmunes a la ricina.

Georgi Markov
Georgi Markov, escritor búlgaro asesinado en Londres con ricina. Imagen: picture-alliance/dpa

 Inmune gracias a la ausencia de fucosa

Una vez dentro del organismo, la ricina se une a las moléculas del azúcar que están dispuestas sobre las superficies de las células corporales. Mientras el veneno permanezca fuera de las células, no pasa nada. "El problema se produce cuando la ricina se une a moléculas que saltan del interior al exterior de las células”, dice a Deutsche Welle Johannes Stadlmann, investigador del Instituto de Biotecnología Molecular de la Academia Austríaca de Ciencias, con sede en Viena. "Ahí es cuando esas moléculas transportan la ricina dentro de las células”.  

Cuando el veneno accede a la maquinaria celular, comienza a bloquear la síntesis necesaria dentro de órganos vitales. Stadlmann y sus colegas han descubierto que la fucosa transforma la apariencia de los receptores de tal forma que la ricina se adhiere especialmente bien a ellos. Cuanta más fucosa en el cuerpo, más venenosa resulta la ricina. 

Inmunización sí… antídoto no

Los investigadores austríacos supieron de la existencia de Jakob y pidieron a Thorsten Marquardt un par de muestras epidérmicas del paciente. Y su sospecha se confirmó: todo cuadraba. "Sus células no contenían fucosa”, relata Stadlmann, "y, por lo tanto, Jakob es inmune a la ricina”. Este fallo metabólico congénito ha provocado en el paciente daños irreparables. Apenas puede caminar y hablar. El tratamiento que se le aplica consiste en aplicarle fucosa de forma artificial. Según sus médicos, esto ha hecho que la calidad de vida de Jakob mejore sustancialmente. Pero la terapia tiene un efecto secundario, como resalta Stadlmann: "La ricina es venenosa para él mientras se lo trata con suplementos de fucosa”.

Rizinusstaude Rizinusöl und Samen
Tanto el aceite de ricino como el veneno ricina se extraen de las semillas del arbusto conocido como ricino. Imagen: picture-alliance/blickwinkel/McPhoto

Inmunidad temporal

En experimentos con ratones, el equipo de Stadlmann ya demostró que se puede conferir inmunidad contra la ricina de forma externa. Inyectaron a los animales un inhibidor de la glucosa y se volvieron inmunes contra el veneno. Stadlmann señala que no fue sencillo obtener el permiso de las autoridades para este tipo de experimento. "Solo pudimos administrarles una dosis mínima de ricina”, comenta el investigador. "La dosis justa para observar sus efectos sin llegar a matar al animal”.

Los resultados ponen de manifiesto que, con una sencilla inyección, se puede inmunizar tanto a seres humanos como a animales contra la ricina. "Pero solo funciona de forma preventiva. Si alguien ya ha ingerido el veneno, es demasiado tarde para él”. Sin embargo, los investigadores esperan que sus experimentos supongan un primer paso para hallar el antídoto adecuado.

Del laboratorio a la vida real

Stadlmann no ha llegado a conocer a Jakob personalmente, pero aún recuerda el día en que vio por primera vez una foto de él que le había enviado Marquardt. "Me resultó extremadamente conmovedor”, relata. Ver al paciente que se veía obligado a convivir con la enfermedad que investigaba fue un momento especial. "Y fue hermoso constatar que todo lo que se relaciona con la investigación de los sacáridos puede ayudar a los pacientes en la vida real”.

Autora: Brigitte Osterath (MS/RRR)

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