Sultanato de Omán: ¿el fin de las 1.001 noches?

Soltero y sin hijos: Qabus bin Said al-Said es una excepción entre los monarcas árabes. Desde hace más de cuatro décadas está a la cabeza del Sultanato de Omán, más tiempo que cualquier otro gobernante en el Medio Oriente. Este 18 de noviembre cumple 75 años de edad y celebra su cuadragésimo quinto año en el poder.

Hace 45 años, el Sultanato aún pertenecía a los países más subdesarrollados del mundo árabe. Desde entonces, Omán ha experimentado el más rápido desarrollo del mundo, según Naciones Unidas. Todo gracias a la buena utilización de los ingresos de la producción de petróleo, que Omán inició en la década de 1960.

En la antigüedad, Omán era famoso por su incienso, y más tarde por el comercio de cobre. En los siglos XVII y XVIII, el Sultanato floreció: dominó gran parte de la costa este de África y temporalmente Zanzíbar. Pero el país perdió luego su importancia política y económica.

El gobierno omaní promueve especialmente a las mujeres. Las mujeres allí no tienen limitaciones de movimiento y pueden trabajar de acuerdo con sus estudios. En la Universidad de Qabus hay incluso una especie de "cuota para hombres", porque las mujeres jóvenes, por lo general, logran mejores calificaciones que sus compañeros varones.

En los últimos años, Omán ha se convertido en un popular destino de vacaciones. Al puerto de Muscat llegan ahora cruceros, con cierta regularidad. La combinación de tradición y lujo exclusivo asegura el aumento del número de turistas. Actualmente se está ampliando el aeropuerto de Muscat.

Cada año, decenas de miles de jóvenes omanís, muchos de ellos con un título universitario, buscan un puesto de trabajo, pero no todos lo encuentran. El desempleo es alto, especialmente entre los jóvenes. La mayoría quiere trabajar en el sector estatal, debido a que las condiciones son mejores que en el privado.

A raíz de la Primavera Árabe, también hubo disturbios en Omán. Miles de personas protestaron contra la corrupción y por mejores condiciones de vida. Después de amplias concesiones de parte del gobierno, la ola de protestas se acabó.

Por lo que no se cuentan ni entre los sunitas ni los chiítas, una de las razones de por qué el sultán se ha mantenido, sistemáticamente, fuera de los conflictos religiosos y políticos de la región. Gracias a ello, el monarca ha asumido el papel de mediador.

El sultán Qabus es un monarca absolutamente popular, pero muchos se preguntan qué va a pasar una vez muera. Los desafíos crecen.