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Controvertido impuesto

10 de enero de 2012

Alemania y Francia están a favor, Gran Bretaña en contra: la tasa sobre las transacciones financieras genera debate en el Viejo Continente. El impuesto encuentra muchos simpatizantes y un gran número de detractores.

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La bolsa de Fráncfort: uno de los lugares en los que se quiere cobrar por las transacciones.
La bolsa de Fráncfort: uno de los lugares en los que se quiere cobrar por las transacciones.Imagen: dapd

No puede ser que no se proceda contra quienes han provocado esta crisis, y que no se tomen medidas para que nunca más vuelvan sus especulativos negocios a poner en peligro la estabilidad económica de Europa. Si es necesario, Francia implantará la tasa a las transacciones financieras en solitario: así de contundente se manifestaba el presidente galo, Nicolas Sarkozy, el lunes (09.01.2012) tras su encuentro con la canciller alemana en Berlín.

Angela Merkel asumió el rol de la parte prudente del “dúo Merkozy”, aunque su postura sigue sin gustar a muchos. Está de acuerdo con el mandatario francés en la importancia de que se graven las transacciones financieras y “continuará luchando” por que esto se produzca, dijo. Si es necesario, Alemania aceptará introducir el impuesto sólo en los 17 países de la eurozona, dejando fuera a los Estados comunitarios que no utilizan la moneda única.

Salvo que ninguno de los dos pasa por un buen momento político y que ambos necesitan urgentemente recaudar éxitos, la situación de Merkel y Sarkozy es muy diferente. En Francia, el presidente tiene que puntuar de cara a las elecciones de este 2012, y la tasa encuentra amplio apoyo entre la ciudadanía. En Alemania, la canciller ha de mantener fusionado a su Ejecutivo y evitar unos comicios antes de 2013, y la tasa se topa con el rechazo de sus socios de coalición y el de los expertos que se pronuncian.

Los argumentos básicos

Por paradójico que parezca, Angela Merkel, jefa de un partido conservador, aparece de pronto alineada con sindicatos y manifestantes anti-sistema financiero y enfrentada a los banqueros y los políticos liberales que tradicionalmente han sido sus aliados. La canciller quiere la carga impositiva sobre las transacciones financieras en todos los parqués del mundo, pero si ni Barack Obama ni David Cameron se dejan convencer, al menos en las bolsas de la zona euro.

"¡Tasa a las transacciones, ya!", exhibe en este cartel una manifestante en Berlín.
"¡Tasa a las transacciones, ya!", exhibe en este cartel una manifestante en Berlín.Imagen: dapd

“No estamos de acuerdo”, le recordó Rainer Brüderle, jefe del grupo parlamentario del Partido Liberal, el segundo a bordo de la coalición que gobierna Alemania y dirige Merkel. Según Brüderle, y ésa es una opinión extendida en su bancada, la medida “sólo grava al cliente”. “No queremos distorsiones de la competencia en Europa”, añadió.

Estos dos, además del de su inutilidad, son los argumentos que esgrime la mayoría de los detractores de la tasa. “El sistema financiero tiene que pagar”, le decía Guntram Wolff, co-director del think tank belga Bruegel, a la emisora alemana Deutschlandfunk. Sin embargo, la pregunta que se plantea es si el camino elegido por Merkel y Sarkozy para lograr tal cosa es el correcto, “si al final ese impuesto lo va a desembolsar realmente la industria financiera o sus clientes”, continuaba Wolff.

Quien quiera evitar el gravamen hará sus transacciones en Fráncfort en lugar de en París, en caso de que el presidente francés decida proceder solo, cree Wolff. Quien quiera evitar el gravamen hará sus transacciones en Londres en lugar de en Fráncfort, en caso de que la tasa se cobre exclusivamente en la eurozona. No todos podrán trasladar sus negocios tan fácilmente, indica el economista Thomas Straubhaar, otro de los expertos consultados por la cadena de radio, pero móviles serán en primer lugar los grandes, antes que los pequeños inversores privados.

“Regular, no gravar”

Los Verdes y La Izquierda alemana están a favor de la tasa. La idea es obligar a los mercados a responder de algún modo por los errores cometidos y la desmesura que han hecho, y siguen haciendo, tambalear al continente. Se trata de demostrar que la política no es presa de los poderes económicos, aunque así lo parezca.

Como alternativa, Wolff propone que se graven las ganancias o los beneficios y no cada transacción. Straubhaar va más lejos: “si las arcas públicas necesitan dinero, hay que subir los impuestos generales. Si se quiere controlar los mercados financieros, hay que regularlos”, declaró en la entrevista. Eso significa evitar que los institutos puedan llevar a cabo operaciones excesivamente arriesgadas, y que los bancos lleguen a ser “too big to fail”. También con esto podría Merkel ganarse las simpatías de sindicatos, manifestantes, verdes e izquierdistas.

Autor: Luna Bolívar

Editor: Emilia Rojas