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Terrorismo

"Se han cumplido los peores presagios"

Christoph Hasselbach
20 de diciembre de 2016

Tras los graves atentados en otras capitales europeas, el terrorismo también ha azotado ahora a la capital alemana, Berlín. ¿Se podía haber evitado? Rolf Tophoven, experto en terrorismo, opina sobre lo sucedido.

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Deutschland Anschlag mit LKW auf Weihnachtsmarkt in Berlin
Imagen: Reuters/F. Bensch

DW: Señor Tophoven, un atentado como este solo era cuestión de tiempo, ¿no?

Tophoven: Las fuerzas de seguridad alemanas ya contaban desde hace tiempo con la posibilidad de que sucediese un atentado de esta dimensión, con muertos y heridos. Tras los atentados de Bruselas y París en 2015, ya se partía de la idea de que Alemania no era un objetivo terrorista abstracto, como se aseguró durante muchos años, sino que aquí y de forma muy concreta podría pasar algo así. Es decir, se han cumplido los peores presagios de las fuerzas de seguridad alemanas.

¿Se podría haber evitado?

No. Si hay un delincuente fanático y  que usa un camión como arma, no hay ninguna posibilidad. A no ser que se sepa de antemano quién es, lo que quiere hacer y se le puede detener en el lugar antes de cometer el atentado. Pero no podemos controlar todos los vehículos, ni tampoco proteger todos los mercadillos navideños de tal manera que nadie pueda hacer algo así. Entonces tendríamos que cerrarlos. Es decir, no puede evitarse de ninguna manera un atentado de estas dimensiones y con un camión.

¿Qué sucede con la fase previa al atentado? El agresor procede supuestamente de Pakistán y, como otros muchos refugiados, entró a Alemania a través de la ruta de los Balcanes. Vivió en un centro de acogida y usó diversas identidades. Esto no debería suceder tras tantos atentados e intentos fracasados. (La entrevista fue realizada antes de que la Policía alemana pusiera en duda la autoría del atentado del joven paquistaní.)

Rolf Tophoven, experto en terrorismo.
Rolf Tophoven, experto en terrorismo.Imagen: picture-alliance/Eventpress/Rekdal

El problema fue que debido a los cientos de miles de refugiados que llegaron a Alemania y a la inmensa afluencia de gente, no todos pudieron ser registrados.

Además hay que separar claramente lo siguiente. Hubo gente que vivió una situación horrible en una zona de guerra y hubo gente militante en grupos terroristas, como EI, que se infiltró en Europa a través de las rutas de los refugiados.

Desconocemos los motivos del terrorista en Berlín. No sabemos si es odio hacia la sociedad o frustración. Si pertenece a una organización, como EI. Sabemos por el modo de proceder que el atentado de Niza le sirvió de "modelo”. Desde septiembre de 2014, se halla en la red la llamada del entretanto asesinado exjefe de propaganda de EI, Wa'il Adil Hasan Salman al Fayad: "¡Maten a los infieles con todos los medios que tengan, con cuchillos, con camiones, empújenlos desde los acantilados!”. Es decir, hay suficientes instrucciones en la escena terrorista dirigidas a sus seguidores.

¿Significa esto entonces que las autoridades, ante miles, quizá cientos de miles de inmigrantes, no saben de quién se trata la persona con la que están hablando, pero tampoco saben si tiene trasfondo radical?

Las autoridades saben mucho. Pero ante la masa de refugiados es sencillamente imposible analizar a cada persona en profundidad, aunque con frecuencia el proceso de radicalización tiene primero lugar en Europa. Mucha gente vino a Europa y a Alemania con la intención de encontrar aquí seguridad, pero también ingresos, bienestar y una existencia asegurada. Si la sociedad no cumple con sus expectativas, puede aumentar el peligro de que esta gente caiga en el radicalismo.

La discusión política en torno a la seguridad oscila, tras estos sucesos, entre la exageración y el estar de brazos cruzados. ¿Qué pueden hacer realmente las autoridades y cómo deben comportarse los ciudadanos?

Está claro que el objetivo de los terroristas se logró. Es decir, generar en muchas personas, no en todas, miedo y pánico. Con toda la prudencia necesaria en las aglomeraciones de gente, es importante para todos conservar la serenidad, para no complacer con nuestras reacciones a los que maquinan el terrorismo.

Es absolutamente desaconsejable reaccionar de manera irreflexiva y sin tranquilidad, exigiendo nuevas leyes y restricciones. El Estado no puede garantizar la seguridad total. El ministro del Interior, Thomas de Maizière, ya dijo tras los atentados de Ansbach y Wuerzburg, que una sociedad abierta y libre debe acostumbrarse a lidiar con situaciones tan extremas como estas. Tenemos que acostumbrarnos a estas situaciones si deseamos conservar nuestra forma de sociedad, nuestro espíritu abierto.

Rolf Tophoven es director del Instituto de Prevención de Crisis (IFTUS) en Essen.