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"Tiempos de reconciliación en América Latina"

Amir Valle15 de septiembre de 2015

Según Jorge Edwards, la lección más clara de la nueva era política entre Cuba y Estados Unidos es lo arcaico del enfrentamiento como estrategia y que el diálogo puede resolver incluso férreos conflictos ideológicos.

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Jorge Edwards
Imagen: DW/A. Valle

Internacionalmente conocido por su libro Persona non grata (1973), donde explicó sus experiencias con la naciente Revolución Cubana y con la histórica ruptura que se produjo entre la intelectualidad de izquierda de los años 60 y 70 ante la política cultural impuesta por Fidel Castro en la isla, el escritor chileno Jorge Edwards se encuentra en Berlín, invitado al XV Festival Internacional de Literatura, justamente para conversar sobre el futuro de Cuba, América Latina y el mundo intelectual latinoamericano.

Deutsche Welle: ¿Qué significa para un escritor que su amplia obra narrativa sea comúnmente relegada debido a la resonancia histórica universal de un solo libro, Persona non grata, en su caso­­?

He dicho que Cuba ha sido para mí, más que un simple momento en mi vida, una experiencia de vida. Escribí ese libro para plantear mi visión de algo tan complejo como la Revolución Cubana y las claves de su existencia en aquellos años, pero jamás pensé que esas, mis memorias, hicieran casi invisible al resto de mis veinte libros. Durante un tiempo me molestaba que, donde quiera que fuera, en muchos casos a presentar alguna de mis novelas, siempre me obligaban a regresar a esos años de mi pasado y a ese libro, que nada tenía que ver con la nueva obra. Parecía que yo era el autor de un solo libro. Pero, ¿sabes?, ya eso ha cambiado. En los últimos años poca gente me pregunta y soy yo quien entonces digo: ¿Has leído Persona non grata? Tienes que leerlo.

Se dice que la intelectualidad internacional de izquierda padece de una ceguera nostálgica que le impide valorar la realidad latinoamericana con otro visor que no sea en blanco y negro. ¿Padeció usted esa ceguera alguna vez?

Yo no tuve ni tengo esa ceguera. Mi amigo Hans Magnus Enzensberger me dijo una vez que esa intelectualidad, cuando publiqué el libro, me tiró una andanada de tomates y, a pesar de que muchos ya comprendieron que yo tenía razón y se decepcionaron, jamás me han pedido una disculpa. Han preferido olvidar. En mis memorias guardo grandes recuerdos de figuras como el pintor cubano Mario Carreño, o como el fundador del importante grupo Orígenes, José "Pepe" Rodríguez Feo; fui amigo de un loco exquisito, un ser genial, el escritor Enrique Labrador Ruiz, conocí en Cuba a importantes figuras de la cultura cubana de antes de la Revolución... en fin, que si siento nostalgia es por ese período glorioso de la cultura antes de 1959. No porque me interese Batista, que fue realmente un dictador, sino porque hay grandes personajes y momentos de la cultura en Cuba de ese periodo que la gente ha olvidado.

¿Piensa que América Latina vive una nueva era desde la apertura de relaciones entre Cuba y Estados Unidos o es solo un espejismo, como dicen algunos?

Soy optimista. Después de todo el aventurerismo ideológico de Fidel, la llegada de Raúl Castro, un hombre más práctico, menos aventurero, inició un periodo de cambios pequeños, pero esenciales en la mentalidad del cubano. Y Obama captó esa posibilidad de implementar un cambio real ante una realidad clara: los tiempos de la confrontación entre Estados Unidos y Cuba, entre Estados Unidos y América Latina, no consiguieron nada. Se impone ahora una era de diálogo incluso entre enemigos ideológicos, una era de reconciliación nacional. Y eso es extensivo a todo nuestro continente.