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Organillos, desde Alemania a Chile

Diego Zúñiga14 de octubre de 2011

El documental "Tres chinchineros", del director Roberto Riveros, muestra cómo una humilde familia de Santiago mantiene vivo el espíritu del organillo alemán en otro continente, en otro contexto y con otros ingredientes.

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Los "chinchineros" causaron sensación en Waldkirch (Copyright: Roberto Riveros).
Los "chinchineros" causaron sensación en Waldkirch.Imagen: Roberto Riveros

Un hombre se mueve agitadamente, girando sobre su eje en redondo como si fuera a salir disparado. "No sé cómo no sale volando", dice un alemán ante las cámaras. Es un chinchinero, un singular personaje de Chile que recorre las calles del país junto al organillero. Lo curioso: organilleros hay en otros lugares del mundo, pero chinchineros no. Y cuando dos organilleros y tres chinchineros chilenos llegaron al Festival Internacional de Organillos en Waldkirch, en Alemania, fueron la sensación.

Esas aventuras quedaron plasmadas en el documental "Tres chinchineros", del realizador Roberto Riveros. La obra ha ganado numerosos premios en Chile y fue exhibida con éxito en el Festival de Cine de Guadalajara, en México. "La noticia de que en Chile se mantiene vivo el oficio de organillero, el que todavía exista un fabricante y la existencia de una figura desconocida en Alemania, la del chinchinero, llamaron mucho la atención", explica Riveros, quien también es periodista.

Los chinchineros acompañan al organillo con percusión y espectáculo. Golpean, tocan platillos, giran y al final piden dinero. El documental muestra cómo el público presente en el Festival se deleita tanto que al final del día los chinchineros contaban hasta 1.000 euros en ganancias. "Cuando empezaban con el show, los europeos y estadounidenses explotaban. Literalmente, durante los días del Festival, había una multitud que los seguía para verlos. Ellos eran el número fuerte del evento", afirma Riveros.

Una imagen del documental "Tres chinchineros" (Copyright Roberto Riveros).
Una imagen del documental "Tres chinchineros".Imagen: Roberto Riveros

-¿Cómo llegan estos cinco chilenos de una comuna humilde de Santiago a ser la sensación en Alemania?

-Manuel Lizana repara y manufactura organillos en un modesto taller en San Ramón, en Santiago. Aproximadamente en 2005 los dueños de la fábrica de organillos Jäger und Brommer, en Waldkirch, se enteraron de que no sólo en las calles de Chile aún existen los organilleros, sino que además había un fabricante artesanal. Impactados, Heinz Jäger y Wolfgang Brommer se contactaron con Lizana y lo invitaron al Festival.

-¿Es tan importante el hallazgo?

-Claro, algunos dicen que es un hito mundial, algo casi único en Latinoamérica. Además, los alemanes no sabían de la existencia del chinchinero, personaje 100% chileno que realmente fue un impacto para ellos. Nosotros empezamos a grabar el documental cuando Manuel viaja a la feria, acompañado del patriarca de la familia, Héctor Lizana, dos hijos y un sobrino. Para eso compraron ropa nueva, arreglaron sus instrumentos… En fin, fue un momento de gloria para ellos, sin duda.

-¿Cómo fueron recibidos por el público alemán, más allá del impacto visual que generan los chinchineros?

El periodista Roberto Riveros viajó a Alemania para documentar esta tradición (Copyright: Roberto Riveros).
El periodista Roberto Riveros viajó a Alemania para documentar esta tradición.Imagen: Roberto Riveros

-En Alemania este oficio y su show es muy valorado, tanto por los entendidos como por los aficionados, desde una perspectiva totalmente distinta a la chilena. Para los entendidos, ellos son algo así como el eslabón perdido de una tradición que tiene siglos de vida en Alemania, la “patria de los organillos”, donde fueron fabricados la mayoría de los instrumentos que llegaron hace cien años a Chile. Para los aficionados, el show constituyó un evento irrepetible, pues la figura del chinchinero en su rol de acompañamiento coreográfico y musical, no existe en otros lugares del mundo.

-Y personalmente, ¿cómo se siente tras haber terminado este documental?

-La crítica me trató mucho mejor de lo que esperaba y eso me tiene muy contento. Es mi primera experiencia personal en el área audiovisual y no tenía más aspiraciones que terminar bien el trabajo. En Chile se ha destacado mucho el aporte de una perspectiva fresca y distinta respecto de este oficio tradicional del organillero, que muchas veces es mirado en menos. A nivel internacional se ha destacado algo que yo no tenía considerado. Me refiero a romper con el eurocentrismo en esta particular expresión artística.

El trailer del documental se puede ver en el siguiente enlace:

http://www.youtube.com/watch?v=pCI9NmoLTdY

Autor: Diego Zúñiga
Editor: Pablo Kummetz