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Ucrania: Occidente debe perder la paciencia con Zelenski

Roman Goncharenko
14 de septiembre de 2019

Hasta ahora, Occidente se ha mostrado reacio a criticar al comediante ucraniano convertido en presidente. Pero éste ha instigado aspectos antidemocráticos con algunas reformas, opina Roman Goncharenko.

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Ukraine Kiew | Volodymyr Zelenskiy hält Rede während der "Yalta European Strategy " Treffen (YES)
Imagen: Reuters/Ukrainian Presidential Press Service

"Implementar reformas a una velocidad vertiginosa, sin más demoras". Eso fue lo que Volodimir Zelenski prometió cuando se convirtió en presidente de Ucrania. Hasta ahora, los observadores en el país y en el extranjero han aplaudido su enfoque, pero hay señales de que Occidente ya no acepta benevolentemente todos y cada uno de los movimientos de Zelenski.

Esta semana, por ejemplo, los embajadores de la UE y Canadá criticaron un proyecto de ley en el que Zelenski propuso reducir a la mitad el número de jueces de la Corte Suprema, es decir, del máximo actual de 200 a 100. Dicha propuesta normalmente debería ir precedida de un análisis exhaustivo. Así lo detallaron los embajadores en una carta dirigida a los comités parlamentarios, y tenían razón.

La Corte Suprema es una de las pocas instituciones relativamente independientes de Ucrania, que vio su mejor momento durante la "Revolución naranja "de 2004, cuando dictaminó que las elecciones presidenciales manipuladas tenían que repetirse. El ganador en ese momento era Viktor Yushchenko. Cuando el derrotado candidato, Viktor Yanukovich, se convirtió en presidente más tarde, se vengó de la Corte despojándola de sus poderes. Bajo el mando de su sucesor, Petro Poroshenko, se restableció la Corte y se instalaron jueces adicionales. Zelenski ahora quiere deshacerse de la mitad de ellos, lo que debilitará a la Corte Suprema.

Selección de jueces como herramienta de control.

Los diplomáticos occidentales también han criticado los movimientos del presidente con respecto a una comisión de selección judicial. Zelenski propone aplicar una ley similar a los miembros de esa comisión, así como a varios otros jueces que ocuparon el cargo durante el mandato de su predecesor, Poroshenko. Para algunos jueces, esto significaría despido y una prohibición ocupacional. Zelenski no ha podido proporcionar una justificación satisfactoria para esta medida.

La "Ley de Lustración" de 2014 se dirige a los funcionarios que ocuparon cargos durante el mandato de Yanukovich. Su propósito aparente es la "limpieza de autoridad". Durante el verano, Zelenski propuso aplicar dicha ley a todos los funcionarios de alto rango de la era de Poroshenko, despojándolos también de su poder. Pese a las críticas, el proyecto fue aprobado el jueves (12.09.2019). La nueva regulación se presenta como el intento de Zelenski de implementar gradualmente el controvertido concepto “todos somos iguales”.

El presidente expande su poder

En Ucrania, la serie interminable de proyectos de ley continúa en una tendencia que se disfraza como la voluntad del pueblo pero que, en esencia, es autoritaria. El ejemplo más reciente es el despido prematuro de la comisión electoral, aprobada por el Parlamento el viernes (13.09.2019). Es probable que el nuevo personal esté más dispuesto a acatar los planes de Zelenski, incluidos los referéndums, que fueron anunciados por el nuevo presidente durante su campaña electoral.

Zelenski despierta esperanza de paz en Ucrania

Los cambios a la Constitución son de particular preocupación. El Parlamento se reducirá de 450 a 300 delegados, lo que significa que sería más fácil de controlar; los legisladores serán susceptibles al chantaje, por ejemplo, mediante la abolición de la inmunidad (que ya fue aprobada). Al mismo tiempo, el presidente busca obtener el derecho de nombrar y destituir a los jefes de la Oficina Estatal de Investigación y de la Oficina Nacional Anticorrupción. El proyecto de ley de Zelenski sobre el derrocamiento del presidente lo puso en pie de igualdad con los legisladores solo en un nivel superficial. Aquellos que analicen el tema con detenimiento encontrarán que sucede lo contrario, porque un procedimiento de juicio político que ya era difícil, ahora es prácticamente imposible.

Sin embargo, mirar algo con calma es una tarea ardua en Ucrania. La multitud de proyectos de ley sobre temas complejos dificulta que incluso los expertos se mantengan al tanto de todo. En un grado aún mayor, esto también afecta a los legisladores, la mayoría de los cuales, como el propio presidente, hasta hace poco no tenían ni idea de la actividad política. Esta podría ser una de las razones por las cuales la mayoría presidencial en el Parlamento de Ucrania aprueba la avalancha de leyes a toda velocidad. Y como los políticos de oposición son pocos y distantes entre sí, apenas tienen la oportunidad de cumplir con su función de supervisar.

La situación de Occidente

Como el principal respaldo financiero de Ucrania, Occidente tiene mucha influencia sobre el país, pero se enfrenta a un dilema. Es difícil criticar a alguien como Zelenski, que recibió el 73 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales y cuyos compatriotas confían en él en un grado sin precedentes. Más importante aún, parece haber esperanza en Occidente de que, con Zelenski al mando, se pueda encontrar una solución al conflicto con Rusia. El reciente intercambio de prisioneros entre Moscú y Kiev ha fortalecido esas esperanzas. Es posible que Occidente, en caso de un acercamiento entre Rusia y Ucrania, se vea tentado a hacer la vista gorda ante las aberraciones en la política interna de Ucrania. Esto sería comprensible, pero miope.

Uno se queda con la creciente sospecha de que Zelenski está expandiendo su poder a expensas de la democracia. Si los países occidentales toleran su enfoque, perderán credibilidad. Además, corren el riesgo, en el mediano plazo, de tener que enfrentar las consecuencias de un nuevo levantamiento en sus inmediaciones. Hasta ahora, las críticas silenciadas deberían volverse más vociferantes. Ucrania necesita un mensaje claro, no solo de los diplomáticos occidentales. Los pesos pesados de la política en Europa y América del Norte deben posicionarse anteUcrania. El período de gracia de Zelenski ha terminado.

Autor: Roman Goncharenko (mn/few)

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