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Posconflicto en Colombia: "No nos pueden dejar solos"

Mirra Banchón
23 de noviembre de 2017

La crisis humanitaria y social que se vive en ciertas zonas de Colombia, a pesar del acuerdo de paz, hace que, en Bruselas, organizaciones pidan a la comunidad internacional no dejar de acompañar y apoyar el proceso.

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Kolumbien Quibdo
Quibdó, capital del Chocó colombianoImagen: Getty Images/AFP/L. Robayo

Se sabía que no iba a llegar inmediatamente la paz con la firma del acuerdo entre el gobierno de Colombia y las FARC. También se temía, como ha sucedido, que recrudeciera la violencia.

Según el Centro Internacional de Monitoreo del Desplazamiento Interno, se han registrado 56.000 nuevos desplazamientos en el primer semestre de 2017. Por su parte la Oficina de Naciones Unidas para la Coordinación de Asuntos Humanitarios, OCHA,  prevé que antes de que acabe 2017 la cifra se habrá redoblado.  

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A pesar de la situación,  las entidades de ayuda humanitaria de Naciones Unidas planean dejar el país en breve, pues aún cuando las cifras evidencían la violenta situación del país, Colombia cataloga en base a su producto interior bruto y crecimiento económico, entre aquellos países que no necesitan ayuda ni cooperación internacional.

"Hemos firmado la paz y estamos oficialmente en época de posconflicto”, explica a DW Julia Elsa Solano, directora general de Corporación Infancia y Desarrollo. "El coordinador de la asistencia humanitaria sale del país este año; la financiación ha disminuido. Pero, me temo, que la imagen que estamos dando hacia el exterior no es real”, añade Solano.

Los datos son elocuentes: la comparación de los asesinatos a líderes comunitarios entre el primer trimestre de 2016 y el del 2017 es de 5 a 19.El problema afecta especialmente a la población indígena y afrocolombiana (77% de las víctimas totales).

Vienne Moya, Dozent Universidad Claretiana, Kolumbien
Vienne Moya, jurista de la Universidad Claretiana de Quibdó Imagen: DW/M. Banchón

"Los desplazamientos están a la orden del día. Los confinamientos están a la orden del día. En el Chocó, especialmente en las comunidades del Alto Atrato, hay comunidades que están cercadas en su propio territorio. No pueden realizar la pesca, ni agricultura, ni recolección de sus productos porque el actor armado está allí. Y si no está, hay munición y aparatos sin explotar. Ni las FARC ni el gobierno han hecho el desminado acordado”, explica a DW, Vienne Moya, jurista de la Universidad Claretiana de Quibdó y asesor de comunidades desplazadas en el Chocó.

La presencia de otros actores armados  y el pausado avance en la implementación del acuerdo de La Habana no dan respiro a los territorios. "El pueblo colombiano sigue viviendo su Vía Crucis. La comunidad internacional no nos puede dejar solos”, exige Moya. Su visita a las instituciones europeas es apoyada por Oidhaco (Oficina Internacional para Derechos Humanos Acción Colombia) y por la Federación Luterana Mundial.

Primeros balances

A un año de la firma del acuerdo, sacar balance de los logros es agenda para Bruselas que ha apoyado el proceso de paz abiertamente con su Fondo Fiduciario para la Paz: 95 millones de euros aportados por la Comisión Europea y los Estados miembros.

Según información de ECHO (European Civil Protection and Humanitarian Aid Operations), los proyectos europeos también incluyen ayuda humanitaria enfocada en los territorios que siguen en conflicto.

Lejos de implementarse completamente

Según un reciente estudio del Kroc Institute for Peace Studies, de las 558 disposiciones que contiene el acuerdo, un 55% no ha sido completada para nada, un 22% mínimamente, un 6% en estado intermedio y un 17% completamente.

"El 80% de este acuerdo tiene que ver con el desarrollo social del país; sólo un 20% tiene que ver directamente con las FARC”, explica Solano que no se declara muy optimista de que Colombia logre sola su implementación.

La cercanía de las elecciones –donde ciertos componentes de los acuerdos de paz son el caballo de batalla- agrega una mayor dificultad a este complejo proceso. "Estamos muy polarizados, en general, pero en las zonas rurales, en la vida cotidiana de las veredas, de los municipios es peor la polarización”, dice Solano.

Importancia de organizaciones internacionales

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Firma del Fondo Fiduciario para la Paz, Bruselas, diciembre de 2016Imagen: picture-alliance/AA/D. Aydemir

Aunque los fondos europeos no se ponen a discusión, la buena y transparente canalización de ellos preocupa a organizaciones internacionales como la alemana Diakonie que apoya la visita de Solano a Bruselas. De no estar OCHA en Colombia, "¿quién va a hacer el seguimiento de las emergencias? Sin la presencia de la oficina de la ONU se entiende que no estamos en crisis, no habrá documentación de la situación ni cifras neutrales. La arquitectura humanitaria se resquebrajaría”, teme Solano. 

El acompañamiento del posconflicto que pueda hacer la comunidad internacional y la presión por que se cumpla con lo acordado –en cuanto a justicia, a reparación, a nuevas salidas económicas para la población- lo ven ambos especialistas como vital: "Para que no se pierda lo que hemos logrado hasta el momento”, dice Moya, "y para prevenir que se repita la historia funesta de otras desmovilizaciones”, concluye Solano.

Autora: Mirra Banchón