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Un mundo sin pobreza: ¿Misión imposible?

José Ospina-Valencia
16 de enero de 2017

El crecimiento económico solo está beneficiando a los que más tienen. La concentración de riqueza se agudiza, amenazando la estabilidad mundial. América Latina ha avanzado, pero no lo suficiente.

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Venezuela: ¿Qué hacer con billetes que han perdido su valor?
Imagen: Getty Images/AFP/F. Parra

Guardadas las proporciones, para hablar hoy de desigual reparto de la riqueza no hay que salir de Alemania. El caso de Martin Winterkorn, exgerente de Volkswagen, que recibe una pensión diaria de 3.100 euros, generó un debate nacional sobre la justificación de tales prebendas, en tiempos en que, también en Alemania,  aumentan  la desigualad y la pobreza, y la misma VW anuncia miles de despidos.

Según el Instituto de Economía Alemana (IW), en Alemania, quien reciba menos del 60% de la renta media, 917€ al mes, es considerado pobre. Así, por ejemplo, el 26,2% del millón de habitantes de Colonia cuenta solo con unos 500 euros mensuales para vivir. Eso significa pobreza en Alemania en donde un almuerzo simple puede costar unos 10 y el alquiler 500 euros o mucho más.

Toda comparación entre riqueza y pobreza puede parecer odiosa, pero es necesaria. "Solo 8 hombres tienen tantos bienes como 3.600 millones de personas, la mitad más pobre de la humanidad”, revela la ONG británica Oxfam en su informe 2017 sobre la extrema concentración de riqueza  titulado "Una economía para el 99%”. Esto se traduce en que desde 2015, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el resto del planeta.

Voz de alerta en tiempos de consorcios, "brexit” y Trump

Oxfam lanza con ello una voz de alerta sobre la aceleración de las desigualdades económicas en todos los países del mundo e insta a "construir una economía más humana y justa al servicio de las personas”. ¿No ha sido acaso ésta la meta de todo sistema político, sea capitalista o comunista? "Así es, aunque todos los modelos han fracasado, también en América Latina”, dice a DW, Ricardo Bonilla, economista profesor de la Universidad Nacional de Colombia.

"En América Latina se ha logrado, en cierta medida, reducir la pobreza, más no la desigualdad”, apunta Bonilla, exsecretario de Hacienda de Bogotá. En este contexto, el experto destaca la desorbitante desigualdad en países como Honduras y Colombia. Un ejemplo: el economista estadounidense Thomas Piketty, concluyó que "el 1% de los colombianos posee el 20% de la riqueza del país”.

¿Salida "temporal” de la pobreza?

Pero la reducción de la pobreza en países como Venezuela y Argentina, según Ricardo Bonilla, ha sido solo "monetaria”. Eso quiere decir que los Gobiernos, en vez de apoyar el acceso a la educación y crear verdaderas oportunidades de trabajo, han "maquillado” el problema ofreciendo subsidios, que cuando tienen que ser retirados por falta de recursos estatales, generan un mayor impacto negativo.

Brasil, según Bonilla, puede ser el próximo país en donde la pobreza vuelva a crecer rápidamente, si son canceladas todas las ayudas creadas por Lula y Dilma. "Los subsidios solo pueden ser una parte de la solución, algo así como un salvavidas para salir del mar de la pobreza”, dice el economista colombiano y reitera que la educación, las oportunidades de trabajo y un mejor entorno social siguen siendo la fórmula.

A juicio de Ricardo Bonilla, "es innegable que en América Latina se ha reducido la pobreza, así como también han mejorado la educación y la salud, pero estos logros son insuficientes frente a los nuevos requisitos del mercado de trabajo”.En América Latina, según la CEPAL, desde 2002, la pobreza ha sido reducida de un 43,9% a un 28,2% en 2014. 

Mercados "exclusivos” y "excluyentes”

La extrema concentración de riqueza surge también del fortalecimiento de los monopolios del trabajo y los productos, como las computadoras, las telecomunicaciones y los textiles, por ejemplo. "Los más ricos han transformado los mercados en exclusivos y excluyentes, no solo gracias a su influencia sobre parlamentos y gobiernos sino que han creado condiciones para llegar a manejar ellos mismos el poder, véase Donald Trump y su gabinete de multimillonarios”, indica Bonilla, quien teme que dicha  administración "revertirá logros sociales que harán aumentar la desigualdad en Estados Unidos, en donde la concentración de la riqueza también aumentará”.

"Es hora de plantear una alternativa”, casi que clama Oxfam. ¿Pero cuál?, si hasta en países con una economía social de mercado como Alemania crece la brecha entre ricos y pobres. ¿Es posible un modelo económico y social más allá de ideologías capitalistas o socialistas?

"Es posible”, dice Ricardo Bonilla, pero "se requieren grandes acuerdos políticos para vetar el canibalismo tributario para atraer consorcios que no pagan impuestos y se llevan todas las ganancias, solo porque crean un par de empleos temporales; sí es posible en un mundo en donde las prácticas de Odebrecht sean cosa del pasado, en donde la acumulación de bienes tengan cierto límite y en donde el matoneo a la Trump contra la economía de otros países no sea respaldada”. ¿Misión imposible?

Conciencia Sur: De la riqueza y la tierra (12.12.2016)