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Una apuesta arriesgada para Dilma Rousseff

Jean-Philip Struck (VT/ERS)16 de octubre de 2015

Inmerso en denuncias de corrupción, el presidente de la Cámara de Diputados es cortejado por el Gobierno para frenar el proceso de destitución. Analistas advierten de los riesgos de comprometerse con el diputado Cunha.

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Dilma Rousseff
Dilma RousseffImagen: Belousov/Host Photo Agency/Ria Novosti/Getty Images

Denuncias por soborno, millones de dólares en cuentas secretas en Suiza y el uso de su cargo para intentar obstruir las investigaciones por corrupción en la petrolera estatal Petrobras. La lista de acusaciones que surgieron a lo largo del año en contra del presidente de la Cámara de Diputados de Brasil, Eduardo Cunha, pareciera ser interminable. Sin embargo, su fama de corrupto está siendo convenientemente dejada de lado por los principales actores de la crisis política brasileña: la oposición y la presidenta, Dilma Rousseff, que intentan ganar su apoyo.

Cunha, del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), es clave tanto para forzar la apertura de un proceso de destitución contra Rousseff –lo que desea la oposición– como para archivarlo –lo que pretende el Gobierno. De momento, Cunha se ve amenazado por la inminente apertura de un proceso de revisión, que le podría costar su cargo de presidente de la Cámara de Diputados y su mandato de diputado. Sin este, podría acabar tras las rejas.

Un juez del Supremo Tribunal Federal (STF) de Brasil dictó el martes pasado (13.10.2015) una medida cautelar según la cual únicamente el presidente de la Cámara de Diputados puede decidir sobre la apertura de un juicio de destitución contra la jefa de Estado.

Eduardo Cunha enfrenta acusaciones por corrupción.
Eduardo Cunha enfrenta acusaciones por corrupción.Imagen: reuters

Negociaciones con el Gobierno

Al parecer, Cunha estaría negociando con interlocutores de la presidenta brasileña para que el Gobierno interfiera en el Consejo de Ética de la Cámara de Diputados a fin de impedir que pierda su mandato. Fuentes aseguran que quiere que el Gobierno influya en las investigaciones que pesan sobre él, por ejemplo, mediante la destitución del ministro de Justicia, José Eduardo Cardozo.

Diputados del gobernante Partido de los Trabajadores afirman que Rousseff podría acabar “manchando su biografía” si cediera en ese punto. “Cunha tiene el poder para chantajear al Ejecutivo, y el Ejecutivo se deja chantajear. Si Dilma cede, quedará claro que el único plan del Gobierno es mantenerse en el poder a cualquier precio. El fondo del pozo siempre puede ser más profundo”, dice el sociólogo Rodrigo Prando, de la Universidad Presbiteriana Mackenzie.

Según el analista político Gaspard Estrada, del Observatorio Político de América Latina y del Caribe del Instituto de Ciencias Políticas de París (Sciences Po), tanto la oposición como el Gobierno van a sufrir todavía más desgaste si se empeñan en salvar a Cunha.

“Un momento lamentable para el país”

“Una cosa es distribuir cargos para los aliados de Cunha y guardar silencio sobre las acusaciones, pero es algo mucho más grave actuar de manera proactiva para salvar el cargo de alguien con tantas acusaciones de corrupción. En el caso del Gobierno, hacer un acuerdo tan obvio con Cunha podría finalmente provocar el descontento de la población con el sistema político en general. La oposición ya está resintiendo el desgaste por haberse comprometido con un personaje que cada semana está más sumergido en escándalos”, señala Estrada.

De acuerdo con el sociólogo Rodrigo Prando, “la falta de rumbo del Gobierno y el hecho de que los acontecimientos se centren en una figura como Cunha muestran cuánto se ha debilitado la democracia brasileña. Este es, sin duda, un momento lamentable para el sistema político del país”.