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Una guerra en 140 caracteres

Claudia Herrera Pahl31 de julio de 2014

Gaza, Ucrania, Siria, Irak… No pasa un día sin que lleguen tweets sobre los conflictos armados en el mundo. El número de zonas en guerra parece aumentar de forma más rápida que nunca. ¿O es que antes no nos enterábamos?

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Imagen: picture alliance/dpa

En raras ocasiones se informaba y se discutía en Alemania sobre conflictos armados tan abiertamente como en estos días. Con la última escalada de la violencia entre Israel y Gaza se disparó la cantidad de mensajes a través de medios sociales, y no se trata de la primera vez. Según Sam Perlo-Freeman, director de proyectos en el renombrado instituto de investigación SIPRI, en Estocolmo, y experto en acciones militares, tras el período de paz que siguió a la Guerra Fría hasta mitades de la década del 2000, ahora llega otro período de la misma duración marcado por los conflictos armados.

“El Programa de Datos de Conflicto Uppscala (UCDP, por sus siglas en inglés), fuente fidedigna de datos sobre conflictos armamos, muestra una ligera tendencia ascendente en conflictos intraestatales, pero sobre todo muestra un claro incremento del número de víctimas”, dice Perlo-Freeman en entrevista con Deutsche Welle. “Esto se nota especialmente en la guerra civil que se vive en Siria”.

¿Ojos que no ven, corazón que no siente?

Sam Perlo-Freeman
Sam Perlo-Freeman, director de proyectos en SIPRI.Imagen: SIPRI

Los datos no dejan de horrorizarnos cada día, y nos afectan mucho más que hace unos años, cuando apenas recibíamos una mínima parte de la información que nos llega hoy a todas horas. La clave de ello son las redes sociales. Las imágenes de oleadas de refugiados en Siria o en las calles de la Franja de Gaza son espeluznantes, y muchas de ellas llegan a nosotros a través de Twitter y Facebook. El periodista estadounidense David Carr escribió hace poco lo siguiente en el New York Times: “La geopolítica y la ubicuidad de los medios sociales han convertido el mundo en un lugar más pequeño y aparentemente mucho más sangriento que antes”.

Perlo-Freeman ve el desarrollo de las redes sociales en lo referente a los conflictos bélicos como una democratización: “Significa que ahora podemos recibir mucha más información de gente que vive el conflicto en primera persona, y con ello conseguimos un abanico mucho más amplio de perspectivas y voces que en los tiempos en los que las noticias solo venían de los grandes medios de comunicación. En el caso de Gaza, Israel tiene una posición mucho peor en la opinión social que durante el conflicto de la Franja de Gaza de hace seis años, porque las imágenes de las víctimas mortales se twittean desde Gaza en tiempo real”.

Palästinenser Israel Gaza Mädchen nach Luftangriff in Gaza City
Una niña palestina en la Franja de Gaza.Imagen: Reuters

Distorsión de la realidad

Claro que no todo son consecuencias positivas. La naturaleza libre de la información en las redes sociales es su mayor virtud pero también su peor defecto, ya que tan pronto como se intercambian las imágenes en internet, son objeto de manipulación. Un caso claro de ello fue el de las soldadas israelíes que usaron maquillaje para aparentar heridas durante un ejercicio militar. Las fotos no tardaron en circular por la red, y en Twitter fueron acompañadas del mensaje “así engaña Israel a sus ciudadanos”. El diario alemán Süddeutsche Zeitung declaró al respecto: “Toda información se da por cierta siempre que se corresponda con la postura propia”.

Los medios sociales en sí son cada vez más un campo de batalla, y en este caso, cabe preguntarse si el vencedor es aquel que más twittea: otra consecuencia de la marea de imágenes que abunda en las redes sociales es la pérdida del equilibrio en el protagonismo de las noticias. Por ejemplo, la enorme cantidad de tweets y postings sobre los conflictos de Oriente Medio y Ucrania amenazan la cobertura de otros conflictos como los que se dan en Mali, Nigeria, el Congo o Sudán, que apenas se tocan en comparación.

Para Sam Perlo-Freeman queda clara una cosa: “Los mismos lectores deben analizar con precaución la información que reciben a través de los medios sociales, y buscar formas de comprobar la fiabilidad de sus fuentes”. Porque, a menudo, la principal víctima en este nuevo conflicto virtual acaba siendo la verdad.

Autor: Philipp Jedicke / lab
Editora: Claudia Herrera