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Y de repente, la muerte vino del cielo

Matthias von Hein (DZC / MS )24 de mayo de 2015

Los ataques con drones matan a terroristas, sospechosos e inocentes, y siempre sin proceso previo. La base de Ramstein, en Alemania, juega un importante papel en todo esto.

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Imagen: picture-alliance/AP/Air Force/L. Pratt

Faisal bin Ali Jaber nunca olvidará la noche del 29 de agosto de 2012. Ese día, junto a varios familiares, celebraba un matrimonio en la localidad de Kashamir, en el este de Yemen. De repente, todos sintieron el impacto de cinco cohetes disparados por un dron estadounidense. El ingeniero sobrevivió, pero su sobrino Walid y su cuñado Salim perdieron la vida, ambos víctimas inocentes, “daños colaterales” de la llamada “guerra contra el terrorismo”. Estados Unidos nunca asumió su responsabilidad por la muerte de estas dos personas. Ahora el caso se encuentra en manos de la justicia alemana y el 27 de mayo habrá una audiencia en el Tribunal Administrativo de Colonia.

Según el abogado Andreas Schüller, se trata de la primera vez, a nivel mundial, que se escucha a las víctimas del ataque de un avión no tripulado en una corte. Junto al Centro Europeo de Derechos Constitucionales y Humanos (ECCHR por sus siglas en inglés), Schüller ha prestado apoyo a los yemeníes en esta acción legal. El caso se verá en Alemania porque la base aérea estadounidense de Ramstein tiene responsabilidad en lo ocurrido. Allí, EEUU posee una estación satelital, esencial para el control de los drones. “Cada ataque que tiene lugar en Yemen y Pakistán pasa por Ramstein", asegura Schüller.

Alemania como centro de ataques

El centro logístico estadounidense tiene 1.400 hectáreas y se ubica en las cercanías de Kaiserlautern. Funcionarios y políticos alemanes no pueden ingresar en él sin la venia de los comandantes estadounidenses, según un acuerdo alcanzado en 1993. Ramstein es el mayor aeropuerto militar estadounidense fuera de su territorio y también acoge en sus instalaciones al Centro de Operaciones Aeroespaciales. En el ultraseguro recinto trabajan, según reportes de prensa, 650 soldados en 1500 computadores. Allí coordinan la guerra aérea contra objetivos en Yemen, Somalia, Afganistán y Paquistán. Por medio de comunicación satelital, los drones envían datos e imágenes a Ramstein. Desde ahí son retransmitidas a los pilotos de los drones, que se encuentran en Estados Unidos. Schüller cita declaraciones de expilotos de drones, quienes aseguran que, sin Ramstein, los ataques con drones son imposibles.

Jürgen Todenhöfer conoce la base de Ramstein. Como juez y diputado, pudo acceder al recinto. Las muertes selectivas llevadas a cabo por Estados Unidos son consideradas simplemente como asesinatos por este especialista. En conversación con DW, Todenhöfer condenó la participación de Alemania en todo esto. “Con la ayuda de Ramstein se asesina a nivel mundial sin que ningún juez haya dado una autorización”, dice. Todenhöfer ha viajado a varias regiones donde operan los drones. Así mantiene estrecho contacto, entre otras personas, con un abogado de víctimas de esta guerra en Waziristán, en la frontera afgano-paquistaní. Todenhöfer asegura que hace poco ese abogado le confirmó, vía telefónica, que un 90 por ciento de las víctimas de los ataques de drones eran simples transeúntes.

41 objetivos, 1147 muertos

Más dudas sobre la “precisión quirúrgica” de los ataques de los drones surgen tras conocerse un informe de la ONG británica Reprieve, que evaluó documentación pública sobre ataques. Resultados: para alcanzar a 41 personas que figuraban en la lista negra del presidente Barack Obama, fueron asesinadas otras 1.147. La lista de “daños colaterales” la lidera la muerte del líder islamista Baitullah Mehsud en Paquistán. Seis veces los drones dispararon vanamente sus misiles contra objetivos en tierra, antes de finalmente dar con Mehsud, en el verano de 2009. Un total de 164 personas murieron.

Amrith Singh, de la Iniciativa Open Society Justice, publicó un estudio sobre las víctimas civiles de los ataques con aviones no tripulados. Las 128 páginas del reporte se centran en Yemen. En conversación con DW, Singh comenta sus dudas sobre si estos bombardeos se enmarcan dentro de la ley internacional y recuerda que el presidente Obama dijo en 2013 que era casi imposible que civiles se vieran afectados por los ataques, pues se realizarían en zonas remotas. Además, sostuvo que los terroristas solamente serían asesinados cuando no pudieran ser capturados.

El informe de Singh demuestra, sin embargo, que varios de los atacados no se encontraban ni en la clandestinidad ni en regiones remotas. Muchos de ellos pudieron ser arrestados por las autoridades yemeníes. Y otra condición de Obama: solo serán atacados aquellos individuos que supongan un peligro para el pueblo estadounidense. Pues bien, esa premisa también ha sido violada una y otra vez, según Singh. Su estudio contiene declaraciones de las víctimas y sus familias. “Estas personas siguen exigiendo que se reconozcan sus padecimientos. Quieren saber por qué se les atacó. Quieren justicia”, afirma el experto.

Quizás el yemení Faisal bin Ali Jaber consiga algo de eso en Colonia. Resulta irónico que su cuñado, pocos días antes de morir por el ataque del dron, diera una prédica contra Al Qaeda. Fue su primera prédica. Y la última.

Faisal bin Ali Jaber busca justicia en Alemania.
Faisal bin Ali Jaber busca justicia en Alemania.Imagen: ECCHR