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100 días de Joe Biden: reinicio para EE. UU. y Alemania

William Glucroft
27 de abril de 2021

El presidente de EE. UU., Joe Biden, no tuvo tiempo que perder para abordar temas urgentes para su país y el extranjero. Una de sus prioridades ha sido recuperar la confianza en la relación transatlántica.

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Joe Biden y Angela Merkel, en foto de archivo de 2013.
Joe Biden y Angela Merkel, en foto de archivo de 2013.Imagen: Maurizio Gambarini/dpa/picture alliance

Los primeros 100 días en el cargo han sido un criterio para medir a todos los presidentes estadounidenses desde Franklin D. Roosevelt. La Gran Depresión exigió una acción rápida del nuevo presidente en 1933. Él enfrentó el momento con una agenda, el New Deal, que esencialmente transformó al país en lo que es hoy.

Casi un siglo después, Joe Biden, el 46° presidente de Estados Unidos, tiene buenas razones para identificarse con ese sentido de urgencia.

Biden ha dejado claro que su principal prioridad es la política doméstica. La pandemia ha matado a más de 570.000 estadounidenses y ha dejado sin trabajo a varios millones. Eso ayuda a explicar los planes de infraestructura y socorro multimillonarios de Biden, a un costo que eclipsa el New Deal de Roosevelt.

Hacia un nuevo equilibrio

No obstante, en sus primeros 100 días como presidente, que se cumplen esta semana, Biden ha hecho todo lo posible por demostrar que su administración puede "soplar y sorber" al mismo tiempo. Ha formado equipos de seguridad nacional y política exterior que han sido ampliamente aplaudidos por su experiencia y, en particular, por sus profundas conexiones a través del Atlántico.

El propio Biden se ha unido a varios eventos virtuales importantes con aliados occidentales tradicionales y otros líderes mundiales. Se ha planteado una extensión del Nuevo Tratado START como el primer paso para volver a comprometerse con el control de armas nucleares con Rusia y, posiblemente, extender dichos acuerdos para incluir a China. Al mismo tiempo, la administración ha mantenido los aranceles vigentes contra China y ha aumentado las sanciones contra Rusia, mientras se ha acercado a ambos para cooperar en el tema climático.

En cuanto a Europa, Biden acordó un alto el fuego parcial en una fea batalla arancelaria transatlántica que comenzó en 2018. Los problemas comerciales están lejos de terminar, pero para la directora ejecutiva del Instituto Aspen, de Alemania, Stormy-Annika Mildner, el gesto es una rama de olivo tendida a los aliados europeos.

"Se puede resolver si hay voluntad política para hacerlo. Pero será necesario un poco de esfuerzo a ambos lados del Atlántico", dice Mildner a DW. "La congelación de los aranceles de represalia es una señal positiva", afirma.

En ese sentido, en un discurso de política exterior en febrero, Biden recordó que la diplomacia era un modo de defender el "puro interés propio" de Estados Unidos. Y, más que administraciones anteriores, insistió en que espera vincular sus agendas domésticas y globales.

"Pérdida de impulso"

Donald Trump puede ser historia, y Biden ha pasado sus primeros 100 días deshaciendo o renombrando muchas de las políticas de su predecesor, pero el trumpismo sigue siendo fuerte.

"Un desconocimiento generalizado entre las élites de ambos lados del Atlántico del descontento de gran parte de la población y una crisis fundamental en la representación política" han llevado a una "pérdida de impulso" en la relación transatlántica, advierte por su parte a DW el director ejecutivo de la ONG Atlantik-Brücke (Puente Atlántico), David Deissner.

Biden se ha esforzado por reconocer esos recelos populares. La cumbre climática de la Casa Blanca involucró la semana pasada a unos 40 líderes mundiales, pero la audiencia real de Biden fue doméstica. En su discurso de siete minutos, se refirió a los trabajos estadounidenses y a la prosperidad económica al menos seis veces.

Alemania, "haz algo"

"Desde el primer día, un principio básico de la administración Biden-Harris ha sido volver a comprometerse y consultar con amigos y socios como Alemania, temprano y con frecuencia", comenta también a DW Robin Quinville, el principal diplomático estadounidense en Alemania. La cooperación "es la base de nuestra seguridad colectiva y nuestra prosperidad compartida", agrega.

Ahora que Biden ha congelado la decisión de Trump de retirar miles de efectivos de las tropas presentes hace décadas en Alemania y agregar 500 más, Estados Unidos está buscando algo a cambio. Busca -en el país y la economía más grandes de Europa- desde un gasto y una política de Defensa más sólidos, pasando por la reducción de la influencia de China sobre los mercados y la infraestructura técnica europeos, hasta hacer frente a la intimidación rusa en Europa del Este.

La brecha de confianza que Trump abrió ha dejado a países como Alemania reacios a responder a las propuestas de Biden, pero para Jackson Janes, un miembro principal del German Marshall Fund (GMF), es algo que los alemanes tendrán que hacer.

Un cambio generacional

A casi 100 días de la asunción de Biden, Alemania sigue esperando que nomine a su nuevo embajador en este país. Pero eso no es inusual, asegura a DW el exembajador de Estados Unidos JD Bindenagel, ya que los primeros meses de un presidente son un momento para "hacer un balance" de las relaciones con otros países, antes de comprometerse en una dirección.

Diplomático de carrera, Bindenagel sirvió a varios presidentes en ambas partes de la Alemania dividida, y lo hacía en Berlín Oriental cuando cayó el Muro, en 1989. Muchos de los estudiantes a los que ahora enseña en la Universidad de Bonn ni siquiera habían nacido entonces.

El tipo de persona que elija Biden indicará la relación que quiere desarrollar con este lado del Atlántico, recuerda Bidenagel. Puestos importantes como el de Berlín a menudo van a grandes donantes o aliados políticos, pero informes de los medios estadounidenses sugieren que existe una presión cada vez mayor sobre Biden para que opte por la experiencia sobre las conexiones.

También hay un asunto generacional. Los expertos transatlánticos señalan que, si bien los legisladores hablan sobre el futuro de la relación, muchos de ellos todavía están atrapados en el pasado. Los problemas de hoy a menudo se enmarcan en un contexto de décadas, como cuando el presidente alemán Frank-Walter Steinmeier defendió Nord Stream 2 debido al sacrificio de Rusia en la Segunda Guerra Mundial.

"Las actitudes han cambiado ahora. Los puntos de referencia se han perdido", opina Bindenagel. Y, a pesar de ser el presidente de mayor edad en la historia de Estados Unidos, Biden "lo entiende".

La política es siempre local

A medida que los primeros 100 días de Biden llegan a su fin, los próximos 100 también pueden ver un cambio generacional en el panorama político en Alemania y su relación futura con los EE. UU. La carrera para reemplazar a Angela Merkel está en marcha, hasta las elecciones generales de septiembre.

Las encuestas sugieren que el puesto podría ser para los conservadores de Merkel, que representan la continuidad. Pero Los Verdes están subiendo en las encuestas y su candidata a canciller, Annalena Baerbock, de 40 años, promete un cambio audaz para el país. Podrían alinearse con la administración Biden en política climática, pero también podrían diferir en gastos de Defensa o desarme nuclear.

Cualquiera que sea la forma que adopte el próximo Gobierno de Alemania, Jackson Janes, del GMF, considera que las preguntas esenciales para la relación transatlántica serán "cómo, dónde, cuándo y por qué nos necesitamos unos a otros". Las respuestas pueden resultar más difíciles de conseguir en un mundo multipolar en el que Estados Unidos tiene menos autoridad para tomar decisiones, y mientras ambos países se concentran en las preocupaciones internas de sus votantes. (rml/cp)