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Acoso sexual: víctima cuenta su experiencia en #YoTambién

Konstantin Klein
17 de octubre de 2017

Bajo los numerales #metoo y #YoTambién muchas mujeres han revelado acoso y violencia sexual, mostrando que no se trata de casos aislados. La primera en hacerlo fue Alyssa Milano, con motivo del último caso en Hollywood.

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Harvey Weinstein y señora con "Oscar" por su película "Shakespeare in Love", en 1999.
Harvey Weinstein y señora con "Oscar" por su película "Shakespeare in Love", en 1999. Imagen: picture-alliance/dpa/H. Boesl

Decenas de miles de mujeres en todo el mundo han denunciado haber sido víctimas de acoso o violencia sexual. Todo comenzó con la denuncia de la actriz estadounidense Alyssa Milano, a propósito del escándalo de abuso en torno a Harvey Weinstein, quien, entretanto, fue despedido de su empresa y expulsado de la academia cinematográfica de Estados Unidos.

Antes de #metoo hubo la queja

DW entrevistó por mail a la autora Jana Petersen, quien dice que "a medida que la campaña #metoo avanza, se ha visto que hay increíbles porcentajes de personas que han sufrido abuso o violencia sexual. La vergüenza afecta a toda la persona y, por eso es que es tan peligrosa, porque paraliza e impide reaccionar".

#metoo no es el primer hashtag bajo el cual las mujeres denuncian la violencia sexual. En 2013, #queja fue el primer numeral a través de Twitter y luego a través de toda la red. En alemán "#aufschrei” se convirtió en el primer hashtag galardonado con el Premio Grimme para redes sociales.

Después de años viene el dolor

Para la autora y feminista Anne Wizorek, la primera en trinar bajo este hashtag, "es frustrante que, a menudo, no se llegue a hablar de los casos de acoso en sí, porque las mujeres que los denuncian o informan son atacadas”

Jana Petersen también le pide a sus seguidores en Twitter que difundan #metoo en su perfil, y denuncia en su página de Facebook que un vecino de unos 40 ó 50 años la besó contra su voluntad en la calle cuando apenas tenía 12 años de edad. Petersen escribe sobre su vergüenza y sus sentimientos de culpa que la hicieron callar, hasta ahora.

"Twitter, con su limitación técnica a 140 caracteres”, concluye Anne Wizorek, "no es el medio apto para discutir a fondo el problema del sexismo cotidiano: "Twitter solo es una herramienta para impulsar debates profundos, que, en última instancia,  deben darse en otras plataformas, en otros medios".

Konstantin Klein (jov/er)