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Adivina buen adivinador

30 de diciembre de 2002

Año Nuevo, tiempo de abrazos, brindis... y pronósticos. Miles de adivinos ya han pulido sus bolas de cristal y se aprestan a revelar qué nos deparará el 2003. Y, por lo visto, la credulidad es lo último que se pierde.

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Escudriñando el porvenir, desde que el mundo es mundo.Imagen: presse

La economía vuelve a florecer y los índices bursátiles dejan de reptar por los suelos; Boris Becker celebra la reconciliación con su esposa, Bárbara; y Osama Bin Laden, entre rejas, deja de ser un peligro público, aparte de un bochorno para la superpotencia occidental. Así de hermosa podría ser la realidad, si los adivinos, mentalistas y demás auscultadores de estrellas hubieran sido un poco más eficientes en sus profecías.

Gurús bursátiles

Ciertamente, no hay que ser demasiado severos y desdeñar a todo un gremio. Al fin y al cabo, tampoco la opinión pública condena al ostracismo a los analistas bursátiles, que anduvieron bastante perdidos este año. En cambio, la gente se muestra benevolentemente amnésica, por ejemplo con los expertos del Commerzbank, que vaticinaron que el principal índice accionario alemán terminaría el 2002 alcanzando los 6300 puntos.

Otros, más cautelosos, predijeron que llegaría a los 5.400, superando en 200 puntos la marca del año anterior. La triste realidad es que el citado DAX bordea apenas los 2.900 puntos y sufrió una pérdida del 44% en comparación con el cierre del 2001. La credulidad, en este caso, se pagó cara.

Aciertos y desaciertos

Menos dolorosas en comparación habrán resultado para muchos las decepciones provocadas por otros presagios incumplidos. Por otra parte, también hubo uno que otro acierto astrológico este año que termina. Por ejemplo, muchos videntes alemanes predijeron que el canciller Gerhard Schröder lograría la reelección. Y tuvieron razón, aunque el acierto quede un tanto desmerecido si se piensa que las posibilidades eran de 50:50. Pero al menos dieron en el blanco, digan lo que digan los escépticos.

En otros casos, puede uno agradecer a los astros no haberle dado en el gusto a sus intérpretes. De lo contrario, habríamos tenido que vérnoslas, por ejemplo, con un atentado terrorista contra el cuartel general de la OTAN, en Bruselas, o con un terremoto en la región de Aquisgrán o, peor aún, con el asesinato de Yasser Arafat.

Mala puntería

De acuerdo con el sociólogo alemán Edgar Wunder quien, pese a que su apellido significa "milagro" puede catalogarse de escéptico, la cuota de aciertos en las predicciones se eleva a un humilde 4%. Wunder sabe lo que dice ya que desde 1990 viene ocupándose del tema y ha analizado 1.264 profecías, astrológicas y de otra naturaleza. Tales desastrosos resultados, en todo caso, no hacen mella en los aproximadamente 20 mil videntes, astrólogos y adivinos que ejercen el oficio en Alemania, recaudando unos 500 millones de euros anuales. Eso es al menos lo que ha calculado el matemático Michael Kunkel, miembro de la Sociedad de Investigación Científica de las Ciencias Paranormales.

Está claro que nadie escarmienta. Llega el Año Nuevo y todos quisiéramos vislumbrar qué nos deparará. Pero, quizá, lo mejor sean las sorpresas. ¡Feliz 2003!