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Alemania carece de anticuerpos contra el crimen organizado

6 de diciembre de 2019

El crimen organizado es global, no conoce fronteras. Es absurdo que los países del mundo, al menos de manera continental, no se unan de igual manera para hacerle frente.

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Deutschland Drogen - Marihuana Fund
Imagen: picture alliance/dpa/P. Steffen

Alemania, como otros países de Europa, se encuentra bajo el ataque constante de diversos grupos del crimen organizado transnacional que se dedican principalmente al tráfico de drogas. Introducen toneladas de drogas ilegales a su territorio, así como grandes cantidades de capital de procedencia ilícita para lavarlo en la economía legal alemana. 

A diferencia de países como México en Centroamérica y Sudamérica, en Europa el crimen organizado habitualmente no es violento, no masacra personas, no quema a mujeres, bebés y niños en sus vehículos, no hace explotar autobombas. No se hacen notar; como no son visibles hay poca consciencia de su peligrosidad. España y Holanda, por dar un ejemplo, viven las consecuencias. También Alemania.

Una de las regiones en donde ha crecido de manera preocupante la presencia de este tipo de organizaciones criminales es Renania del Norte Westfalia, uno de los 16 estados federados que componen esa nación. Al igual que España y Holanda, uno de los factores que la hacen ‘atractiva' es su ubicación geográfica y su desarrollo económico. Su colindancia con Holanda, uno de los principales productores de metanfetaminas del mundo, y Bélgica. Su conexión directa con el puerto comercial de Amberes a través del río Rin. Su fuerte economía produce más de la quinta parte de todo el producto interno bruto de Alemania, y concentra a más de 17 millones de habitantes lo cual significa para los traficantes de droga un potencial mercado de consumidores. De acuerdo a fuentes consultadas relacionadas con justicia y seguridad pública, es por esa zona donde entra la mayor parte de droga a Alemania.

En 2013, Europol había identificado 3.600 grupos de delincuencia organizada en Europa; en 2018 detectó al menos 5.000. El reporte Mundial sobre la Droga publicado en 2019 por Naciones Unidas, informa sobre un estudio practicado a aguas residuales en 73 ciudades de Europa, centrado en el análisis de orina buscando indicios de anfetaminas, cocaína, éxtasis y metanfetaminas. De acuerdo a los resultados de ese estudio fue en Alemania en donde se detectó un mayor consumo de metanfetaminas, junto con Holanda y Bélgica. Las tres ciudades donde se detectó un mayor consumo fueron: Erfurt, Chemnitz y Dresde.

Al igual que otras naciones de la Unión Europea, Alemania no cuenta con anticuerpos para contrarrestar a las organizaciones criminales que trafican y distribuyen droga en ese país, y hacen operaciones de lavado de dinero.

Cuando en 2007 la Ndrangheta, de Calabria, Italia, asesinó a seis personas en Duisburgo, en Renania del Norte Westfalia, se encendió una señal de alerta que con los años se ha convertido en una luz roja.

Era un ajuste de cuenta entre clanes, clanes que operan en Alemania. En ese entonces las autoridades aseguraron que no habían detectado "ninguna actividad mafiosa”. Hoy el ministro de Justicia de esa región, Peter Biesenbach, junto con fiscales y policías, tienen el objetivo de enfrentar a las organizaciones criminales que operan en su territorio: italianas, mexicanas y turcas, entre otras. A los investigadores les llama la atención que cuando logran detener un "testigo colaborador”, estos están abiertos para hablar de las operaciones de la Ndrangheta, pero casi nunca de los carteles mexicanos, porque incluso entre criminales estos son considerados los más violentos. A través de esta difusión del terror los carteles mexicanos crecen con más velocidad. Principalmente el Cartel de Sinaloa, que es el más antiguo y con mayor experiencia en este negocio criminal.  

A inicios de noviembre de este año, Biesenbach y un equipo de colaboradores participó en Palermo en un grupo de trabajo de expertos antimafia encabezado por el Procurador General Roberto Scarpinato, miembro del primer pool del mundo creado en Italia en la década de los ochenta ex profeso para luchar de forma especializada contra una forma de crimen organizado al que denominaron "Mafia” que se estaba expandiendo en Sicilia confrontando al Estado, tomando control de la vida cotidiana de sus ciudadanos, distorsionando los valores sociales.

De acuerdo a mis conversaciones informales con integrantes del grupo alemán, son tres las desventajas que ese país tiene hasta ahora para hacer frente a este tipo de crimen organizado: desde un punto de vista cultural les es difícil entender cómo son y cómo operan estas organizaciones. Apenas en 2017 se introdujo en la ley el delito de asociación criminal pero faltan otras reformas legales que faciliten la investigación de esas organizaciones, mayores instrumentos legales para la investigación de sus operaciones y patrimonios: interceptación, infiltración. Otro factor en contra para luchar a través de la fuerza de la ley contra estas organizaciones criminales es que el derecho penal alemán está hecho para sancionar delitos cometidos por individuos, no por la delincuencia organizada.

Crimen organizado invierte en países con menores riesgos legales

Desde los años ochenta, el Estado italiano creó una ley de "prevención patrimonial” que permite la confiscación de bienes bajo sospecha de tener origen ilegal sin necesidad de demostrar el origen del capital ni un crimen específico. La ley permite confiscar los bienes con cuando se muestra una desproporción entre el patrimonio y las ganancias declaradas al fisco.

A partir de esta ley, de acuerdo a las investigaciones de la magistratura de Italia, las organizaciones criminales como Ndrangheta, Cosanostra y la Camorra ya no dejan sus capitales ilegales en Italia porque existe una alta probabilidad de que sean confiscados. Por eso emigran sus capitales  a otros países como Alemania, donde falta conciencia del problema y se carece de una legislación relacionada y entrenamiento específico de las fuerzas del orden. Son capitales sangrientos cuya generación ha costado miles de vidas humanas en México, pero además son capitales perversos que solo conocen las reglas de sus propios beneficios sin ninguna ética o conciencia y responsabilidad social.

DW Kolumne Anabel Hernández

En la experiencia en la que estoy sumergida desde hace dos años, estudiando el modelo italiano de lucha contra el crimen organizado, y comparándolo con otros esfuerzos incluyendo el estadounidense, el italian style de enfrentar la mafia aparece sin duda como un modelo que ha mostrado su eficacia: han arrestado y condenado a centenares de integrantes de grupos mafiosos, pero también a políticos, administradores públicos, comerciantes, empresarios, y profesionales que se han coludido con esos grupos de delincuencia organizada.

Pero el modelo se topa con un límite, el mismo límite al que se enfrentan México, España y Holanda: el crimen organizado es global, no conoce fronteras, interactúa rompiendo las barreras.

El crimen organizado transnacional sabe ponerse de acuerdo con sus símiles en diversas partes del mundo. Comparte sus bienes, infraestructura y capital para crecer, para burlar las fronteras terrestres, y las que limitan las aguas internacionales. Es absurdo que los países del mundo, al menos de manera continental, no se unan de igual manera para hacerle frente compartiendo información de inteligencia, infraestructura e incluso recursos para combatirlos en una sola dirección, con una sola política pública y las mismas armas legales.

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