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Alemania y Polonia, unidas por un puente

Mabel Gundlach / ERS24 de agosto de 2014

Desde hace diez años, el puente del río Neisse conecta de nuevo la ciudad alemana de Görlitz con Zgorzelec, en Polonia. Cuando los turistas visitan Görlitz, a menudo pasan por alto su vecina polaca. ¿Por qué?

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Imagen: DW/M. Gundlach

“La otra orilla tiene un aspecto muy diferente”, comenta un matrimonio de Görlitz mientras contemplan desde un banco el margen opuesto del río Neisse. Para ellos, este ha sido siempre el lado polaco: allí se encuentra la ciudad Zgorzelec, en Polonia. Los alemanes se sorprenden ante las coloridas casas renovadas que se alinean a orillas del río. “Antes, esa zona era mucho más fea”, comenta el hombre.

En el puente que conecta ambas ciudades se encuentran habitantes de Görlitz, de Zgorzelec y turistas varios. Siempre hay una corriente constante de transeúntes sobre esta obra arquitectónica que cruza los 60 metros de anchura del Neisse. Muchos apenas se enteran de que están cruzando una frontera nacional; no hay carteles que indiquen el fin de un país y el comienzo del otro, ni control aduanero alguno.

Una ciudad dividida

Durante siglos, el Puente del Casco Viejo o Altstadtbrücke conectaba el centro urbano de Görlitz con su distrito Ostvorstadt, lo que hoy ha pasado a ser Zgorzelec. En 1945, el puente fue destruido, y con ello se dividió la ciudad en dos partes. Desde entonces, el río marca la frontera germano-polaca. Las ciudades hermanas, no obstante, mantienen una conexión: en 1998 se declararon ciudad europea, al igual que una docena de otras ciudades alemanas. No se trata de un título oficial, pero denota un compromiso con la idea de una Europa unida.

Stadtrundgang Görlitz Zgorzelec
La casa de cultura de Zgorzelec tiene un aspecto muy parecido al del Parlamento alemán.Imagen: DW/M. Gundlach

Con la inauguración del nuevo puente en 2004 se dio un paso más en la ampliación hacia el este de la UE, y desde entonces se considera un símbolo de una Europa en crecimiento. “La construcción del puente ha significado mucho para nosotros”, cuenta Barbara Szutenbach. “Ahora, los habitantes de Zgorzelec nos conocemos cada rincón de Görlitz”. La polaca de 52 años trabaja en Dom Kultury, la casa de cultura de Zgorzelec, que definitivamente merece una visita. El edificio se parece al del Parlamento de Berlín, aunque más pequeño y sin cúpula de cristal. En esta casa se organizan conciertos y exposiciones, y es uno de las pocas construcciones que se pueden ver desde más allá de la frontera.

Si hablamos de encanto y belleza en las calles, la ciudad alemana cuenta con ventaja. La ciudad se publicita con éxito como ciudad de película y joya de la arquitectura. El casco viejo de Görlizt es un reflejo de siglos de historia con sus impresionantes pilares, sus ornamentales fachadas y sus curiosos arcos que siempre ofrecen perspectivas inesperadas.

La imagen de la modernidad

La belleza de esta zona urbana no deja a nadie indiferente. Pero en cuanto se cruza el puente, los edificios se tornan grises, con la forma característica de los panelák construidos en la era del comunismo. “Cuando los habitantes de Görlitz atraviesan el puente, normalmente es para ir a la peluquería por menos dinero, o para comprar tabaco; no lo hacen porque la ciudad les resulte atractiva”, cuenta Barbara Szutenbach.

Hallenhäuser in Görlitz
La belleza de las calles de Görlitz no deja a nadie indiferente.Imagen: picture-alliance/dpa

Zgorzelec es la imagen de la era moderna, opina desde la otra orilla del río Lorez Kallenbach, de la asociación “Second Attempt”, que organiza proyectos germano-polacos para niños y jóvenes. Al joven de 26 años no le cabe duda de que Zgorzelec no es el ideal del turismo clásico que se centra siempre en las cosas bonitas. Pero en Zgorzelec, según Kallenbach, se puede encontrar “la dura realidad del siglo XX, las sombras de la modernidad. ¿Qué son los panelák? ¿Qué huellas deja la minería tras de sí?” añade el experto, haciendo un guiño a la gran tradición minera de la ciudad.

Para Kallenbach está claro que el futuro de ambas ciudades requiere una planificación urbana conjunta y mayor bilingüismo. Si alguien busca en los archivos del ayuntamiento de Görlitz información publicada en el siglo XIV, solo encontrará documentos en alemán; del mismo modo que si alguien pasea por el parque del Neiße, en Zgorzelec, solo podrá leer en polaco la información que se da en los carteles sobre los animales que aquí habitan.

Las dos ciudades hermanas se dirigen de la mano hacia un futuro más europeo.