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El descontento vuelve a las calles de Argentina

Emilia Rojas Sasse
10 de mayo de 2022

La precariedad social, la inflación nuevamente desatada y las divergencias internas acorralan al gobierno argentino, a las puertas de una marcha federal contra la pobreza y el hambre, convocada por la Unidad Piquetera.

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Manifestación del Día del Trabajo, en Buenos Aires.
Manifestación del Día del Trabajo, en Buenos Aires.Imagen: Pablo Aharonian/AFP/Getty Images

El 12 de mayo se espera con mirada atenta en Argentina. Ese día se dará a conocer la cifra de inflación de abril. No se esperan sorpresas muy positivas, después de que en marzo el índice se disparara a un 6,7 por ciento, acumulándose un 16,1 por ciento en el primer trimestre, según datos del INDEC (Instituto Nacional de Estadísticas y Censos).

Ese mismo día, llegará a la Plaza de Mayo la "Marcha federal por el trabajo, el salario, contra el hambre y la pobreza”, convocada por la Unidad Piquetera. Será el punto culminante de movilizaciones iniciadas este martes (10.05.2022) en diversas localidades del país.

La protesta vuelve a las calles ante el aumento de la pobreza, que se elevó en el tercer trimestre del año pasado a más de un 43 por ciento, según un informe del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina. En 2017, se estimaba una cifra del 28 por ciento.

"Estamos hablando de comida”

"Las organizaciones sociales que convocamos esta marcha, le planteamos al Estado que, como no está dando respuestas estructurales, al menos debe dar respuestas ante la emergencia. Las respuestas que ha dado hasta ahora no alcanzan. Estamos hablando de comida, de herramientas para hacer emprendimientos y poder tener algún nivel de ingresos”, dice a DW Silvia Saravia. La coordinadora nacional del movimiento Barrios de Pie- Libres del Sur, una de las organizaciones de la Unidad Piquetera, cuenta que "entre el último acampe y ahora, el gobierno ha anunciados dos ayudas”. Una se refiere a la actualización de una tarjeta para comprar alimentos y otra, a la entrega de bonos. "Pero, como esos bonos la inflación se los come, nosotros consideramos que toda esa broca que hay en los barrios populares va a mostrarse en las calles, de forma pacífica y organizada”, afirma.

"Se reconoce un gran descontento social y económico de muchos sectores, no solo de los de bajos ingresos”, observa el economista argentino Jorge Neyro. Acota que "quizá durante la pandemia, en 2020 y 2021, las cosas no iban demasiado bien tampoco, pero había menor movilización. Ahora lo que se nota es una sucesión de marchas de distintos sectores, reclamando cosas parecidas, desde sus puntos de vista”.

La espiral inflacionaria

La inflación es el gran problema de fondo, según Neyro. "El empleo, dentro de todo, se ha recuperado razonablemente -para lo que es Argentina- después de la pandemia, pero se da el fenómeno de trabajadores pobres. Inclusive trabajadores formales”. Muchos reciben ingresos por debajo de las canastas alimentarias básicas. Y esto es causado básicamente por la alta inflación. El consultor habla de "una gimnasia inflacionaria que lleva un montón de años, más de una década”. Pero de nuevo se acelera. "Claramente, la coyuntura internacional ha potenciado muchísimo los problemas argentinos”, dice el economista a DW.

El alza del precio de los combustibles, que tiene atribulado prácticamente al mundo entero, también tendrá impacto en Argentina, presionada por el Fondo Monetario Internacional a retirar subsidios a la energía. Ahora comienzan las audiencias públicas sobre las tarifas de gas y electricidad, que no son vinculantes. Tras ellas, se espera que el Ministerio de Economía resuelva fuertes alzas, que afectarán a los sectores más acomodados, pero, por añadidura, repercutirán en la economía general.

Lo que ya ha subido considerablemente es el precio de los alimentos. El INDEC registró un alza del 7,2 por ciento en este rubro en marzo. Algo que, para Silvia Saravia, no está justificado. Argentina "es un país principalmente productor de alimentos. Y sin embargo se están vendiendo como si no los produjéramos acá y los tuviéramos que importar. Se calcula que nuestro país produce alimentos para unos 400 millones de personas. Aquí somos 45 millones. Nosotros planteamos que, además de un observatorio de costos, se separe una cuota necesaria para alimentar a la población, y luego se comercialice todo el resto. Ante una situación crítica mundial respecto del precio de los alimentos, creemos que esos empresarios van a tener buenas ganancias. Pero hay que priorizar a la población de acá”, subraya.

Protesta de los productores agrícolas en Buenos Aires, el 23 de abril de 2022.
Protesta de los productores agrícolas en Buenos Aires, el 23 de abril de 2022.Imagen: Emiliano Lasalvia/AFP

Equilibrismo en un gobierno dividido

Según Neyro, el gobierno de Alberto Fernández está tratando de "hacer equilibrio” entre las diversas demandas, "lo cual no es fácil, ni le sale demasiado bien”. Explica que "la economía está arrinconando al gobierno, que está teniendo cada vez mayores problemas para dar iguales respuestas, no mejores. Imagínese que las proyecciones para este año van a ser de un 67 o hasta un 70 por ciento de inflación anual, cuando hace dos o tres meses estábamos hablando de un 55 o un 60 por ciento, siendo pesimistas”.

El economista recuerda que el año entrante habrá elecciones presidenciales, y que en el Ejecutivo hay conciencia de la necesidad de corregir el rumbo para logar un buen resultado. Pero impera una gran división. "Desde dentro del gobierno, específicamente la vicepresidenta, Cristina Fernández de Kirchner, y sus seguidores, realizan críticas semanales, incluso diría diarias, sobre el rumbo de la política económica, la orientación de la política exterior y otras. Son críticas públicas que van dirigidas a las decisiones que toma el presidente”. A su juicio, eso es grave, porque le resta legitimidad política y le quita previsibilidad a las políticas públicas.

Cristina Fernández y Alberto Fernández.
La vicepresidenta de Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, y el presidente, Alberto Fernández: una dupla disonante.Imagen: Marcos Brindicci/Getty Images

Así, la incertidumbre y el descontento cunden. Y la movilización vuelve a ser una herramienta de presión política. A Silvia Saravia le cuesta calcular cuánta gente acudirá a la marcha federal, pero cree que entre 100 y 200 mil personas se movilizarán hacia Plaza de Mayo. Asegura que también los actos que se están organizando en las provincias son muy masivos. Rechaza, sin embargo, comparaciones con los estallidos sociales que vivieron países como Chile y Colombia. "Por ahora lo vemos como algo diferente. Porque en este caso, quienes nos movilizamos estamos en organizaciones constituidas. Barrios de Pie tiene 20 años de desarrollo en nuestro país”. 

(cp)