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Ariel Sharon: el hombre, el político

11 de enero de 2014

Amado y odiado, respetado y despreciado, el ex primer ministro israelí marcó la historia de su país como militar y como dirigente político. Pocos han tenido tanta incidencia en Medio Oriente como el ex premier.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Nació el 26 de febrero de 1928 como Ariel Scheinerman en Kfar Malal, cerca de Tel Aviv. Vivió como un luchador por su patria, lo que le granjeó el afecto de los suyos y el odio profundo de sus enemigos. Entró a las fuerzas armadas, combatió en la guerra del Yom Kippur y fue ministro de Defensa. Fue primer ministro de Israel y cuando realizaba campaña para su reelección sufrió un derrame cerebral que lo mantuvo en coma hasta este 11 de enero.

La vida de Ariel Sharon está plagada de hitos y su permanencia en la historia de Israel y de Medio Oriente está asegurada. El político fue de esos personajes que están en el momento indicado y su oronda figura está en los registros de prensa desde mediados de siglo. Su carrera estuvo marcada por el atrevimiento y la desgracia, así como por reapariciones memorables y por una increíble capacidad para rehacerse aun después de situaciones que habrían destruido la imagen de un político normal.

Sharon, que falleció a la edad de 85 años tras permanecer ocho años en estado de coma, fue uno de los ideológicos de Likud, una agrupación política derechista con la que llegó al poder. También dio sonados triunfos al Ejército de Israel, propició la construcción de asentamientos en las zonas ocupadas de los territorios palestinos y realizó un inesperado giro al ordenar el retiro de las tropas y colonos que se habían instalado en la Franja de Gaza, en 2005.

Vida y tragedias

Aparentemente contradictorio, profundamente político, Sharon tuvo una vida personal marcada por las tragedias. Su primera esposa, Margalit, murió en 1962 en un accidente de automóvil. El hijo de ambos, Gur, perdió la vida en 1967, cuando apenas tenía diez años, al recibir por error un disparo en el ojo a manos de un amigo. Sharon lo tenía en sus brazos cuando el pequeño falleció. En 1963, el entonces oficial del Ejército se casó con la hermana de su primera esposa, Lily. Ésta perdió la vida en 2000 a consecuencia de un cáncer.

Sharon, que ocupó casi todos los altos cargos de Gobierno durante su vida, ordenó en 1982 la invasión de Líbano, donde presenció sin intervenir la masacre cometida contra los campos de refugiados palestinos, uno de los episodios más horrendos de la historia reciente de Medio Oriente. A pesar de la polémica que provocó esa inacción, que terminó con él fuera del cargo de ministro de Defensa, Sharon supo rehacerse y consiguió ser elegido primer ministro en 2001, con el apoyo de Likud. Antes, en todo caso, ya había forjado su propia leyenda como militar.

En 1967, como teniente general, comandó una división en la Guerra de los Seis Días, con la que avanzó hasta el Canal de Suez. En 1973 abandonó el Ejército para desarrollar su carrera política, pero casi de inmediato volvió a tomar las armas para combatir en la guerra de Yom Kippur, donde quebró con sus ataques las líneas egipcias en el Sinaí, cruzó el Canal de Suez desoyendo órdenes y aseguró la victoria para Israel. Una foto de él con la cabeza vendada se convirtió en un ícono de ese conflicto.

El comandante "invencible"

Como comandante, era considerado “invencible” por sus compatriotas, aunque su carrera política no concitaba tanta unanimidad como su desempeño como oficial del Ejército israelí. De hecho, una visita que realizó en 2000 a la Explanada de las Mezquitas en Jerusalén fue calificada como “provocación” por los palestinos, generando la segunda Intifada. Esto fue criticado incluso en Israel.

Su relación con sus vecinos siempre fue mala, a pesar de su decisión de abandonar la Franja de Gaza, la que justificó señalando que “como alguien que peleó en todas las guerras de Israel y aprendió por experiencia personal que sin la fuerza apropiada no tenemos posibilidades de sobrevivir en esta región (...) también aprendí que la espada sola no puede poner fin a este amargo enfrentamiento”. Otros creen que esa decisión la tomó para desviar la atención por unas denuncias en contra de sus hijos.

Mantuvo hasta marzo de 2002 sitiado a Yasser Arafat con tanques y en 1998, como ministro de Exteriores, llamó a los colonos de Cisjordania a “tomar cuantas cumbres puedan para extender los asentamientos, porque todo lo que tomemos ahora seguirá siendo nuestro”. Bajo su Gobierno, además, comenzó la construcción de una enorme barrera para supuestamente proteger a Israel de los ataques palestinos.

Su carácter controvertido queda en evidencia por el apodo de “el carnicero de Beirut”, como se le conoce en el mundo árabe. Y aún más con las palabras que le dedicó este 11 de enero el movimiento Hamas, que lo tachó de “criminal”. Sharon “provocó desastres al pueblo palestino. Cuando el pueblo palestino lo recuerda, sólo recuerda dolor, sangre, tortura, desplazamiento y crímenes. Nunca sentiremos pena por su muerte”, dijo Salah el Bardaweel, un portavoz del movimiento islámico palestino que gobierna la Franja de Gaza.

Diego Zúñiga (dpa, Reuters)

Arafat y Sharon. Éste se vanagloriaba de jamás haberse dado la mano con el líder palestino.
Arafat y Sharon. Éste se vanagloriaba de jamás haberse dado la mano con el líder palestino.Imagen: AP
La famosa foto de Sharon durante la guerra de Yom Kippur.
La famosa foto de Sharon durante la guerra de Yom Kippur.Imagen: picture-alliance/dpa