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Asesinato tras las rejas

Eva Usi17 de noviembre de 2006

El asesinato de un recluso de 20 años en la cárcel de Siegburg, se convierte en la punta del iceberg que revela irregularidades en las cárceles alemanas.

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La cárcel de Siegburg, lugar del asesinato.Imagen: AP


El brutal asesinato de un joven de 20 años puso al descubierto las graves irregularidades existentes en las cárceles alemanas. La víctima, Hermann H, cumplía una sentencia juvenil por robo de armas. Fue colgado por sus tres compañeros de celda, después de ser torturado durante doce horas.

El joven compartía una celda destinada para tres personas y no cuatro. Dos de sus verdugos habían recibido condenas por violencia. La última vez que se le vio con vida fue el sábado, cuando los custodios llevaron la comida a la celda hacia las 15:30 hrs. El domingo a las 9:00 encontraron el cadáver. No hubo controles nocturnos de rutina pese a que cuatro custodios se encontraban en servicio esa noche.

Quejas por mucho ruido

Gefängnis Wärter schließt eine Tür
Imagen: AP

Un botón de alarma con el que está equipado cada celda, no fue activado por la víctima. A través de un interfono sus verdugos anunciaron a los vigilantes que todo estaba en orden. La única señal que esa noche recibieron fue de la celda contigua, cuyos ocupantes se quejaron de ruido excesivo.

Un guardia revisó entonces la celda en cuestión. La víctima se encontraba en la cama. Sus compañeros dijeron que dormía. Al conocerse los detalles del cruel asesinato las consecuencias no se han hecho esperar. Investigaciones y medidas disciplinarias contra los asesinos fueron expedidas con urgencia, mientras que la fiscalía dijo que también se investigará el papel de los custodios.

Justizvollzugsanstalt in Siegburg
El caso saca a la luz un universo paralelo.Imagen: AP

El caso levanta olas

La víctima era un joven crecido en un orfanatorio, que desde los 17 vivía en la calle, abandonó la escuela en el octavo año de primaria. "Un joven que empezó la vida con pocas posibilidades y acabó sufriendo lo inimaginable", dice la prensa alemana. En el verano dormía a orillas del Wupper, en la localidad de Leverkusen, adonde desembocan las aguas del Rin. El caso ha levantado una ola de indignación que alcanza los más altos niveles. La ministra de Justicia del Estado de Renania del Norte Westfalia, Roswitha Müller -Piepenkötter, ha desoído hasta ahora a quienes piden su renuncia.

El caso arroja luz sobre las irregularidades existentes en las cárceles alemanas, además de hacinamiento se critica la falta de personal calificado. En muchas cárceles se contrata a guardias de seguridad, cuando los custodios deben ser personal motivado y altamente calificado. La opinión pública demanda consecuencias, jurídicas y personales. "El asesinato de Siegburg debe ser motivo de un análisis sin miramientos sobre la situación en los reclusorios pues detrás de las rejas existe un universo paralelo que muy pocos conocen, algo que tiene que cambiar y rápido", comenta el Westdeutsche Zeitung.