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Economía

21 de febrero de 2012

En círculos políticos alemanes se ha recibido bien la decisión del segundo paquete de rescate a Atenas. Con todo, el escepticismo y las dudas se mezclan con el momentáneo alivio.

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Beneplácito, preocupación, escepticismo por el nuevo paquete de rescate a GreciaImagen: picture-alliance/dpa

La severidad de las condiciones relativas al rescate de 130.000 millones de euros de Grecia evitaría una violenta reacción parlamentaria sobre el salvataje en Berlín, pero los alemanes siguen preocupados acerca de la capacidad de Atenas de cumplir con las exigencias y pago de los préstamos.

Alemania, el mayor contribuyente del rescate heleno de los países de la zona euro, ha adoptado una línea dura en las tortuosas negociaciones con Grecia, convirtiendo a la canciller, Angela Merkel, en una figura odiada por algunos griegos.

Enfrentando el escepticismo público por otro rescate, Alemania, junto con Finlandia y Holanda, ha llegado con un acuerdo por una mayor supervisión de las reformas griegas y una cuenta especial manejada por terceros para los fondos de rescate. Esto hará más fácil para la conservadora Merkel lograr la aprobación del acuerdo en el Parlamento, a pesar de las dudas entre legisladores y votantes, dijeron economistas.

"El acuerdo griego resuena al público en los países del norte de Europa. Las condiciones para Grecia son duras, por lo que ningún otro país querrá estar en esa posición", dijo Christian Schulz, economista de Berenberg Bank. "Pero lo que no ha sido contestado es si Grecia va a ser capaz de repagar el préstamo bajo estas duras condiciones", agregó. Algunos alemanes expresaron su empatía por el sufrimiento de los griegos, mientras que otros cuestionaron la efectividad del acuerdo para ser un remedio a largo plazo para la crisis de Atenas.

Recuerdos malos

El ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schäuble, que la semana pasada describió a Grecia como un "pozo sin fondo", dijo que confía en que la Cámara baja del Parlamento aprobaría el paquete de rescate. La mayoría de los expertos concuerdan con él.

La renuencia de Merkel a firmar el paquete de rescate sin lo que algunos han llamado condiciones draconianas ha dañado severamente las relaciones entre ambos países. Para algunos, la situación ha revivido los recuerdos de la ocupación Nazi de Grecia durante la Segunda Guerra Mundial.

Pero la canciller tiene que mantener a bordo a sus más escépticos socios de la coalición, además de a los votantes. Los contribuyentes resienten tener que poner de su bolsillo para los griegos, quienes, supuestamente, han vivido más allá de sus medios durante años. Un reciente sondeo mostró que dos tercios de los alemanes afirmaron dudar de la determinación griega de ahorrar.

Altos miembros del partido Unión Demócrata Cristiana de Merkel y de la oposición recibieron con beneplácito el acuerdo, pero destacaron que Grecia tiene que implementar las reformas a las que se ha comprometido. (dpa)