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Sociedad

¿Bilingüismo? ¡Sí, gracias!

Maricel Drazer
23 de abril de 2018

Hablar más de una lengua desde el nacimiento conlleva beneficios de tipo social, de comunicación, cognitivos, pragmáticos e incluso de salud.

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Imagen: Imago/Westend61

- "Hola, Emi, ¿cómo estás?", pregunta la madre a su hija al llegar de la escuela.

- Gut! ("¡Bien!"), responde Emilia.

- ¿Qué te gustaría hacer ahora?

- Wir könnten einen Kuchen backen! (¡Podríamos hacer una torta!)

Y así continúa el diálogo: la mamá en español, la hija en alemán. Típica escena en una familia bilingüe.

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Hoy se sabe que los beneficios de ser bilingüe son muchos y están comprobados.

Julia López Blanco, coordinadora del Centro internacional de investigación sobre plurilingüismo de la Universidad de Múnich.
Julia López Blanco, coordinadora del Centro internacional de investigación sobre plurilingüismo de la Universidad de Múnich.Imagen: S. Jakobs

"Por un lado están las ventajas sociales, como la posibilidad de cambiar de perspectiva y comprender diferentes puntos de vista", sostiene Julia Blanco López, coordinadora del Centro de investigación sobre plurilingüismo de la Universidad de Múnich.

"Y también existen ventajas cognitivas, como una mayor capacidad de atención, y una temprana conciencia metalinguística" (conciencia sobre el idioma), agrega la lingüista.

Y por si fuera poco: "Los bilingües son más elocuentes, les cuesta menos aprender nuevos idiomas y son más creativos en la búsqueda de soluciones", completa Blanco López.

Ciertos estudios postulan incluso que el multilingüismo retarda los efectos del mal de Alzheimer. "Los procesos de demencia en adultos multilingües se ven ralentizados", según Blanco López. Y esto es atribuido a que la mayor presencia de materia gris en los multilingües compensaría los efectos de la enfermedad.

Voces críticas

Sin embargo, siguen existiendo voces críticas. Que un niño bilingüe no puede dominar tan bien el idioma como un monolingüe, que el bilingüismo supone un esfuerzo extra para el niño, que los niños bilingües pasan por un período de confusión: son algunos de los argumentos contra el bilingüismo.

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"Son prejuicios, sin investigación empírica", sostiene al respecto Jürgen Meisel, profesor emérito de la Universidad de Hamburgo.

"Esta discusión no tiene que ver con cuestiones lingüísticas, sino más bien, ideológicas y políticas", aclara. "En Alemania, había hasta los años 60, 70 una tendencia anti-bilingüe que era casi fascista", sostiene el investigador.

Capacidad innata

Así, no aprender más de un idioma sería desaprovechar las capacidades de por sí presentes en todos los seres humanos: "La facultad humana de aprender un lenguaje es, en realidad, una facultad para el multilingüismo", asegura Meisel, quien lleva más de 3 décadas investigando el tema.

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"El niño tiene esta capacidad innata y lo que necesita es interacción, nada más, no tenemos que enseñarle nada y aprende un idioma", afirma Meisel, también profesor adjunto de la Universidad de Calgary.

Recomendaciones para padres

El Dr. Jürgen Meisel, profesor emérito del Instituto de Romanística de la Universidad de Hamburgo, y profesor adjunto del Departamento de Lingüística de la Universidad de Calgary.
El Dr. Jürgen Meisel, profesor emérito del Instituto de Romanística de la Universidad de Hamburgo, y profesor adjunto del Departamento de Lingüística de la Universidad de Calgary.Imagen: Christian Fürst

Cuanto antes, mejor. Ya a los 3 o 4 años de edad habría algunas capacidades que disminuyen para adquirir un idioma como primera lengua o lengua materna. Y luego de los 12 años, los idiomas que se aprendan ya serán idiomas extranjeros para la persona.

Y en términos de cantidad: "El 30 por ciento de la comunicación diaria de un niño es más o menos el mínimo necesario" para adquirir un idioma como primera lengua, comparte Meisel, autor de "Niños bilingües. Guía para padres" de próxima aparición en inglés editado por la Universidad de Cambridge.

Y perseverar. Aun cuando los niños no quieran hablar fuera de la casa el idioma de la familia. "Porque si un niño entiende, aunque no hable la lengua, quiere decir que la ha adquirido. Y si entiende, la está usando", asegura el experto.

Y entonces la comunicación sigue fluyendo así de manera natural:

- ¡A comer! ¡La torta está lista!

- Mmmmm Lecker! ("¡Rica!"), sonríe Emilia.

Maricel Drazer (VT)

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