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Bolsonaro, ¿un reformador neoliberal?

Alexander Busch
25 de octubre de 2018

El empresariado apuesta a la victoria del populista de derecha Jair Bolsonaro en la segunda ronda de elecciones presidenciales de Brasil, este 28 de octubre. Pero las agencias de rating se muestran escépticas.

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Brasilien Präsidentschaftskandidat Jair Bolsonaro
Imagen: Getty Images/AFP/M. Pimentel

Desde el triunfo de Bolsonaro en primera ronda, el dólar ha perdido un 13% frente al real. El índice bursátil ha ganado un 14% durante el mismo período. Las tasas de interés a largo plazo de Brasil han caído. Y la facturación del mercado de valores ha alcanzado altos históricos.

El hasta ahora insignificante partido de Bolsonaro, el PSL, es ahora la segunda fuerza política más fuerte en el Congreso. "Esto ha aumentado las posibilidades de que Bolsonaro pueda lanzar una agenda de reforma liberal con menos resistencia en la legislatura", dice Marcelo Giufrida de Garde Asset Management.

La confianza en Bolsonaro asombra: no está nada claro cómo este militar retirado quiere resolver los graves problemas económicos de Brasil. En sus 30 años de parlamentario de tercer rango, Bolsonaro solo se destacó por sus insultos contra las mujeres y las minorías. Pero en la campaña electoral, se ha presentado como un reformador neoliberal. Tomó al banquero Paulo Guedes, un multimillonario de 69 años, como asesor económico y le prometió el ministerio de Economía, aunque este nunca ha dirigido un ministerio ni ha negociado con un Congreso.

¿Colapso del presupuesto para pagar pensiones?

El plan es hacer reformas integrales: quiere vender todas las empresas estatales, y así pagar las deudas del Estado. El actual seguro de pensiones, que funciona según un sistema de reparto, será reemplazado por uno de cobertura de capital. El sistema de pensiones de Brasil es impagable. Se teme que en cinco años colapse el presupuesto estatal para pagos de pensiones.

Entre tanto, Bolsonaro se ha retractado: quiere excluir de la privatización a las empresas estatales más importantes, como Petrobras o el Banco do Brasil. Pero no quiere recortar los privilegios de los militares. Las sobredimensionadas prebendas de que gozan militares y funcionarios en Brasil son pagadas a expensas de la población. Por otra parte, se está formando un frente de rechazo a la apertura total de los mercados brasileños.

"Las posibilidades de que todas estas propuestas se implementen tienden a cero", pronostica Pérsio Arida, un banquero de inversiones con muchos años de experiencia como ministro. El hecho de que Bolsonaro como senador haya votado siempre a favor de los intereses de los consorcios estatales, los funcionarios públicos y los militares en sus seis mandatos genera desconfianza en las intenciones reformistas de Bolsonaro entre los inversionistas extranjeros.

¿Qué tanto se atreverá a hacer Bolsonaro?

Standard & Poor's clasifica una presidencia de Bolsonaro como un "mayor riesgo” para la economía que una presidencia de Haddad. Bolsonaro es un advenedizo como líder político y tendrá más problemas para implementar su programa económico. Moody's teme, por su parte, que la creciente polarización en el Congreso dificultará que el próximo presidente implemente reformas que son la base para un crecimiento sostenible.

La pregunta clave ahora es: "¿Estará dispuesto el próximo presidente a pagar los costos políticos de una limpieza fiscal?" Así lo plantea Arthur Carvalho, del banco de inversiones Morgan Stanley, quien asegura que Brasil se encamina a una crisis financiera. Brasil tiene uno de los déficits presupuestarios más grandes del mundo, advierten expertos en el banco de inversiones JP Morgan. La deuda pública es del 80% del PIB. "O el próximo gobierno sanea las finanzas del Estado, voluntariamente, o una crisis lo obliga a hacerlo", advierte Carvalho, de Morgan Stanley. Brasil tiene trece millones de desempleados y 26 millones de subempleados.

La octava economía más grande del mundo está perdiendo cada vez más puestos en la economía global. Según el Foro Económico Mundial, desde 2014, Brasil ha caído del puesto 57 al puesto 81, entre 137 países, 

Brasil no es un caso perdido

Si el presidente elegido toma rápidamente las medidas adecuadas, podría poner en marcha un desarrollo positivo, y cosechar pronto los beneficios de una política de reforma. A diferencia de Argentina, Brasil es bastante sólido desde la perspectiva exterior: la agricultura y la minería equilibran ampliamente la balanza de pagos con sus ingresos en dólares y llenan las arcas de divisas.

Brasil está solo ligeramente endeudado en el exterior. Es por eso que el Banco Central puede mantener las tasas de interés históricamente bajas y aún mantener la inflación bajo control, a pesar del estancamiento económico. La economía de Brasil podría recuperarse rápidamente, si el estado de ánimo general en la economía es positivo.

(jov)