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CDU: de socialista-cristiano a conservador

Volker Wagener (ER/EL)26 de junio de 2015

La Unión Cristianodemócrata, el partido de la canciller Angela Merkel, cumple 70 años. Damos un vistazo a su evolución y sus principales figuras, que han marcado la historia alemana.

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Imagen: Sean Gallup/Getty Images

Qué no se le ha reprochado a la Unión Cristianodemócrata (CDU): que no gusta del debate, que es demasiado católica, que es un club de señores mayores. Pero muchas cosas han cambiado en este partido, sobre todo desde la caída del Muro de Berlín. Gracias a los germanos orientales, tiene más protestantes. Pero el hecho de que cuente con más rostros femeninos no es atribuible solo a la canciller Angela Merkel, sino a los tiempos que corren. La CDU favorece a la clase media, pero también a los trabajadores. ¿Cuál es su esencia profunda? Por lo pronto, está libre de ideologías. No es una colectividad revolucionaria. Quiere conservar, no cambiar, indica el politólogo Jürgen Falter. Sin embargo, en sus inicios corrían aires más radicales.

Los orígenes

“Representamos un socialismo cristiano, que no tiene nada en común con las falsas metas colectivistas”. La frase data de 1945 y está incluida en lo que podría considerarse el primer programa del partido. Todavía en 1947 se hablaba de la “nacionalización de las minas”. Pecados de juventud, podría decirse hoy. Lo del socialismo fue un pequeño lapso, que desde 1949 quedó atrás. El orden económico capitalista, con un fuerte correctivo social, fue a partir de entonces su ideal: había nacido la economía social de mercado, la receta del éxito de la República Federal de Alemania después de la II Guerra Mundial. Sus padres fueron Konrad Adenauer, el primer canciller federal, y su ministro de Economía, Ludwig Erhard.

La CDU, que en un comienzo era preeminentemente católica, se abrió con relativa rapidez a otras confesiones. Konrad Adenauer fue la figura señera del partido, que orientó firmemente la mirada hacia Occidente, propiciando la alianza con Estadios Unidos y la entrada del país a la OTAN (1955). Desechó la propuesta de Moscú de una Alemania unida pero neutral, por considerar que era una mera estratagema y que tarde o temprano el país caería en las garras del comunismo. De ese modo, selló la división de Alemania por décadas.

Konrad Adenauer
Konrad Adenauer: el patriarca.Imagen: picture-alliance/dpa

En el aspecto económico, la República Federal de Alemania experimentó un auge en los años 50. La economía social de mercado conjugaba el éxito económico con la paz social. Un distintivo y un triunfo de la CDU.

De Kohl a Merkel

Décadas más tarde, otro político de la Unión Cristianodemócrata ganó gran fama. Helmut Kohl, jefe del partido y canciller germano federal, supo aprovechar la oportunidad histórica que se presentó en 1989. También sus adversarios reconocen sus méritos en la reunificación de Alemania, que se consumó sin un disparo, en corto tiempo y con el beneplácito de las potencias vencedoras de la II Guerra Mundial. Fue para los alemanes el hito más relevante desde 1945, orquestado por Helmut Kohl, un hombre de gran astucia política que supo conquistar mayorías.

Helmut Kohl: el canciller de la reunificación.
Helmut Kohl: el canciller de la reunificación.Imagen: picture-alliance/dpa

También su sucesora en la jefatura de la CDU lo ha conseguido, aunque Angela Merkel es en muchos aspectos la antítesis de Kohl. Pero están cortados por la misma tijera en lo que respecta a la capacidad de detentar el poder. Merkel ha sabido mantener en calma al partido y al gobierno, condenando a sus adversarios políticos a la insignificancia. La canciller lidera indiscutidamente, como en su día Adenauer y Kohl. Algunos dicen que esa forma de gobernar es una virtud de la CDU; otros echan de menos una cultura más abierta al debate y menos autocrática.

En Alemania, a la Unión Cristianodemócrata le ha bastado unos pocos líderes en varias décadas. El partido aprecia la continuidad. También en este aspecto prefiere conservar que hacer cambios.