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"Aquelarre antieuropeo"

27 de abril de 2011

La prensa europea opina sobre la polémica reunión que tuvieron ayer Nicolás Sarkozy y Silvio Berlusconi y sus intenciones de reformar el tratado de Schengen, y sobre el gobierno de la familia Assad en Siria.

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Imagen: picture-alliance/dpa

Gazeta Wyborcza, de Varsovia: “Los viajes sin controles fronterizos en la zona de la UE-Schengen son uno de los mayores logros de Europa. (…) Es una pena que Francia e Italia, ambos países fundadores de la Unión Europea, hayan iniciado un proceso que la UE puede posponer varios años. Se debe discutir sobre la inmigración, solucionar el problema de forma solidaria, buscar nuevas alternativas, todo ello sin traspasar los problemas a otros países. Pero no se debe comenzar con las restricciones en la libertad para viajar de los ciudadanos europeos. Una UE así se convertiría en un monstruo burocrático, totalmente incomprensible para el ciudadano medio.”

“La reunión de Sarkozy y Berlusconi suena a mofa”

Süddeutsche Zeitung, de Berlín: “El hecho de que ahora Sarkozy y Berlusconi quieran reformar el tratado de Schengen para restringir la libertad de viajar dentro de la UE suena a mofa. En lugar de cerrarse, los europeos deberían ayudar mejor a la gente necesitada en sus respectivos países, para que tengan la oportunidad de vivir una vida decente. La forma de conseguir esto se puede observar al otro lado del Atlántico: los Estados Unidos no sólo han asegurado su frontera con México, sino que han invertido en el país vecino. Y las exportaciones de textiles a los EE. UU. demuestran que el sistema funciona.”

“Europa no ha aprendido su lección”

El País, de Madrid: “Nicolas Sarkozy y Silvio Berlusconi decidieron ayer repercutir a la totalidad de la Unión Europea el coste de los platos que ellos solos rompieron estas semanas. Si Berlusconi quiso valerse de una intolerable estratagema para que los tunecinos llegados a la isla de Lampedusa pudieran trasladarse a Francia, Sarkozy respondió según su costumbre de actuar primero y pensar después, cerrando durante unas horas el paso fronterizo de Ventimiglia.

El inicial encontronazo de gestos populistas a cuenta de los efectos de la revuelta de Túnez se transformó ayer en no menos populistas protestas de amistad, impregnando la totalidad de la cumbre italo-francesa de un vago aroma de aquelarre antieuropeo. La incapacidad de la Unión para resolver la situación de los tunecinos hacinados en Lampedusa no es resultado de ninguna deficiencia del Tratado de Schengen, sino que tiene que ver con la cortedad de la UE para estar a la altura de sus responsabilidades ante las revueltas en el Magreb. Se suponía que la Unión Europea había aprendido algunas lecciones. En Roma, ayer, quedó claro que no lo ha hecho.”

Siria: “Terror, arbitrariedad y corrupción”

Le Monde, de París: “La familia Assad (…) ha establecido relaciones cercanas con Irán, es aliado de los chiítas de Hizbollá en Líbano y un importante socio económico de Turquía. Gobierna el país con mano de hierro y presiona a la mayoría sunita mediante el terror, la arbitrariedad y la corrupción. Pero es la garantía de un status quo en la región en la que el mundo entero está involucrado, desde Ankara hasta Washington, desde Riad hasta Jerusalén. La caída de los Assad significaría una apertura para el camino de la activa hermandad musulmana sunita. En Damasco se toleraría lo que en el Cairo y en Túnez se ha condenado.”

“La lucha en una Siria dividida parece inevitable”

La Stampa, de Turín: “Prevalece la impresión de que el Gobierno en Damasco no tiene la intención de doblegarse, pero tampoco los rebeldes. Es un infierno, pero con un rayo de esperanza: Durante los últimos días se han expandido los rumores de que algunos soldados se habían amotinado y habían sido ejecutados. (…) Por otro lado, Siria no es Egipto, y el Ejército, en gran parte alauita, igual que la familia Assad, es una parte esencial del régimen. Tampoco en esto se cuenta con el silencioso apoyo de las minorías religiosas, que tienen terror ante los cambios. La lucha en una Siria dividida parece inevitable.”

Autora: Lydia Aranda Barandiain / dpa

Editor: José Ospina Valencia