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“COVID persistente”: pacientes luchan contra la ignorancia

Beatrice Christofaro
12 de agosto de 2021

Millones de pacientes de COVID-19 experimentan síntomas meses después de haber sufrido la enfermedad. Muchos de ellos tienen que luchar adicionalmente para que se los tome en serio.

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 Marta Esperti
Marta EspertiImagen: privat

La respuesta que con más frecuencia escuchó Marta Esperti de los médicos en los pasados 18 meses fue: "Tendrá que esperar a que se le pase”. Pero ella sentía que esperar no era una opción, en vista de que los episodios de fiebre, vómitos, fatiga, taquicardia, pérdida de memoria y baja saturación de oxígeno persistían más de un año después de haber padecido COVID-19.

Después de consultar a innumerables especialistas en Francia y en su Italia natal, finalmente recibió un diagnóstico: secuelas prolongadas de COVID-19  (Long COVID). Los exámenes revelaron significativos daños en su corazón y sus pulmones.

"Sentí furia. Durante un año, no lo tomaron en serio”, dice a DW. "Tal vez, si alguien hubiera escuchado, habría tenido oportunidad de recuperarme”.

Los efectos de largo plazo del COVID

Marta Esperti es una de millones de personas que han sufrido los efectos de larga duración tras una infección con el coronavirus. Los síntomas pueden abarcar desde fatiga hasta falta de aire.

Cerca del 15 por ciento de los pacientes de COVID siguen teniendo diversos síntomas después de 12 semanas, de acuerdo con un estudio realizado en el Reino Unido. Las mujeres y personas mayores son más propensas a sufrirlos, pero también los experimentan hombres y niños.

Los científicos aún están investigando las posibles causas, de modo que todavía resulta difícil el diagnóstico y el tratamiento. Y muchos afectados luchan para que los médicos les crean.

Paciente de COVID persistente en una clínica de rehabilitación de Alemania.
Paciente de COVID persistente en una clínica de rehabilitación de Alemania.Imagen: Armin Weigel/dpa/picture-alliance

"Me sentí derrotada”

Ese es el caso de Alexandra Farrington, a quien le dijeron que los síntomas estaban en su mente. La estadounidense, que trabaja como consultora de negocios en Portugal, aún siente dolor en el pecho y fatiga mucho después de haber tenido COVID, en marzo de 2020. "Me sentí derrotada. A veces me parecía que tenia más información que el médico” cuenta.

En Inglaterra, la artista estadounidense Tiffany McGinnis dice que tampoco ella se sintió respaldada cuando sufrió episodios de neumonía y dolor de pecho tras haberse infectado. Sus síntomas persisten en parte tras 14 meses. "La mayoría de los médicos nos trataba al comienzo como si fuéramos hipocondríacos histéricos”, explica.

Síntomas descuidados

Akiko Iwasaki, inmunólogo de la Universidad de Yale, es uno de los científicos que investigan los efectos de largo plazo del COVID.

Los tipos de síntomas que sufren estas personas -fatiga extrema, dolores, problemas de concentración- son comparables con los de la encefalomielitis miálgica/síndrome de fatiga crónica (EM/SFC), causada por diversas infecciones y patógenos, explica Iwasaki. "Históricamente se han descuidado esos síntomas”, acota. Uno de los motivos por los que han sido poco estudiados los tratamientos para males como estos es que no son muchos los pacientes a los que se los han diagnosticado.

Un hombre enfermo de COVID-19 en una cama de hospital.
Imagen: Lennart Preiss/AFP/Getty Images

Ahora, con la pandemia de COVID-19, de pronto hay millones de personas que desarrollan síntomas similares al mismo tiempo. Y el amplio abanico de dolencias, desde cardiológicas hasta neurológicas, ha sorprendido a los médicos. "Al estar comprometidos tantos sistemas, un especialista no sabe cómo manejar el asunto”, explica. "Tenemos que cambiar eso”.

Algunos países están destinando mayores recursos al estudio de estos casos. También hay algunas clínicas especializadas en el tratamiento de estos pacientes. Pero la mayoría aún no tiene acceso a estas terapias.

Grupos de autoayuda

Otro de los problemas que enfrentan los afectados es la falta de comprensión de su círculo cercano. Amy Pelicano, que vive en Estados Unidos, dice que el mayor escepticismo provino de su familia. "Además de sentirme mal físicamente, me sentía peor emocionalmente porque no tuve un respaldo firme de mi familia, con excepción de mi marido”, relata.

Tras meses de luchar por ser tomados en serio, muchos han encontrado apoyo en otros afectados. Por ejemplo, en grupos de internet en los que pueden compartir sus experiencias. Alexandra Farrington cuenta que allí se sintió comprendida "y es una de las principales razones por las que sigo adelante”.

Por su parte, Marta Esperti decidió actuar y fundó "Long COVID Italia”, un grupo que reúne a pacientes, investigadores y médicos que luchan porque se brinde más atención al problema. "Necesitamos que los gobiernos proporcionen cuidados, rehabilitación y apoyo financiero”, dice, porque "yo perdí 18 meses de mi vida”.

(ers/cp)