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Cuando los robots vigilan a sus dueños

Fabian Schmidt (JAG/PK)2 de septiembre de 2016

Allí donde se utilizan los robots y las máquinas, casi siempre hay personas que vigilan para que no haya errores. Pero un proyecto alemán muestra que también se puede hacer al revés.

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Imagen: DW/F. Schmidt

Aunque el ser humano deje cada vez más tareas en manos de las máquinas, todavía no estamos seguros como para confiar al 100% en ellas. Por ejemplo, pensando en los coches de conducción autónoma, muchos dudarían de que la máquina tome siempre una decisión correcta. Y por seguridad, es preferible que haya una persona para que, en caso de urgencia, sea capaz de pisar el freno. ¿Pero qué sucedería en caso contrario? ¿Por qué deberían confiar más las máquinas en los seres humanos que los seres hmanos en las máquinas, cuando una de las explicaciones más recurrentes para los accidentes es “fallo humano"?

En torno a este tema, un grupo de científicos del Instituto Fraunhofer de Comunicación, Tecnologías de la Información y Ergonomía de Wachtberg quiso dale la vuelta a la tortilla desarrollando un sistema en el que los robots vigilan a las personas. Como escenario, el proyecto escogió una simulación de controladores aéreos. Y como conejillo de indias, el informático Andreas Werger se ofreció para resolver las tareas reales de un puesto de control, mientras la psicóloga Jessica Schwarz lo vigilaba. “En este espacio virtual aparecen contactos aéreos arbitrarios”, explica la psicóloga, “y el usuario tiene que asegurarse de que no colisionen ni queden dentro de la zona marcada con color”.

Un ordenador que detecta cómo está el usuario

En una segunda pantalla, un monitor indica el rendimiento y el estado del usuario. “Se pueden reconocer los bajones de rendimiento”, explica Schwarz. A través de un sistema llamado Eye Tracker, que detecta en todo momento a dónde dirige el usuario su mirada, la computadora vigila exactamente qué hace y cómo se comporta.

Estos sistemas de seguimiento de la mirada se utilizan, por ejemplo, como ratones de ordenador para personas que sufren parálisis. Los datos recogidos se usarán para comprobar el comportamiento del controlador y así se podrá detectar si está atento al espacio aéreo o si está distraído por un mensaje de móvil o por un café. El sistema indica también si el controlador está cansado tras una larga y monótona jornada de trabajo. “Se puede reconocer el cansancio por los parpadeos”, explica Schwarz. Si hay peligro de que se duerma, los párpados comienzan a cerrarse a intervalos más largos y el Eye Tracker podría detectarlo haciendo saltar la alarma.

Eye Tracker para detectar los movimientos de los ojos.
Imagen: DW/F. Schmidt

Además de esta tecnología, otros sensores ofrecen también información sobre el estado del controlador. Por ejemplo, un cinturón desarrollado para soldados y bomberos que ofrece información sobre funciones corporales y mide datos como respiración, frecuencia cardiaca, temperatura y posición, continúa Schwarz. Con el análisis de todos estos datos, el ordenador reconoce si el controlador sufre de estrés al respirar rápidamente o porque se inclina demasiado hacia el monitor, algo que muchas personas hacen cuando están estresadas, explica Sven Fuchs, jefe del proyecto.

Al cuidado de las máquinas

Este sistema no está destinado únicamente a los controladores, sino que también sirve para cualquier situación donde la falta de atención puede generar situaciones peligrosas. Por ejemplo, conductores de coche o camión, o controladores de centrales de energía o instalaciones químicas. En todos estos puestos de trabajo cada vez se ceden más tareas a las máquinas con un efecto secundario inesperado: la falta de atención y la monotonía que pueden conducir al aburrimiento, al cansancio y provocar fallos. Con estos sensores, los científicos pretenden medir con más exactitud los seis estados de los usuarios: “Atención, conciencia de la situación, estrés, cansancio, estado emocional y motivación”, explica la psicóloga Schwarz: “son estados que influyen en el rendimiento y podrían influir negativamente cuando entran en estado crítico”.

Para los investigadores del proyecto, el objetivo es que la tendencia de la tecnología del futuro se oriente hacia la observación del estado del usuario. A Fuchs le gusta decir que es como “trabajar en equipo”. Los colegas se conocen y saben cuándo bromear o cuándo alguien está aburrido para delegar tareas en él. “Estos sistemas van en esa dirección”, explica Fuchs convencido. En un futuro, la máquina conocerá mejor al usuario y sabrá qué hacer cuando tiene el pulso acelerado y la mirada concentrada en el monitor. Entonces sabrá esperar hasta que esté más relajado para darle la siguiente tarea.