Cuestión de fe - Un convento entre bares - Dominicos en el casco antiguo de Düsseldorf
Düsseldorf es la ciudad que nunca duerme. Sobre todo en su casco antiguo durante los fines de semana. Pero los ocho frailes que viven aquí necesitan descansar por la noche: seis días a la semana rezan el laudes a las siete y media de la mañana en la iglesia de San Andrés. Desde 1972 los religiosos se encargan del cuidado de las almas en la antigua iglesia de los jesuitas. Ya entonces el recién construido convento y la iglesia barroca estaban rodeados de bares y locales, así que sabían dónde se metían. Aun así, el prior, el Padre Elias, aprecia la parte positiva de la ubicación de su convento: "Jesús se acercó a la gente y la gente se acercó a Jesús. En principio, nosotros hacemos lo mismo: estamos allí donde hay personas. Es maravilloso.” El particular vecindario no hace las cosas fáciles a los dominicos: el Padre Manfred explica que una vez tuvo que intervenir cuando un toxicómano intentó inyectarse una dosis en la iglesia. El Padre Wolfgang se ocupa del comedor y la ayuda para los necesitados. Un convento en plena zona de bares es algo no del todo ajeno a la historia de los dominicos, una orden que nunca cultivó la espiritualidad en la soledad de una celda, sino que siempre intentó acercarse a la gente.