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Los pro y contras de la reforma de pensiones en Francia

Lisa Louis París
29 de enero de 2023

El gobierno de Emmanuel Macron quiere reformar el sistema de pensiones y, entre otras cosas, aumentar la edad mínima de jubilación a 64 años. El 70 por ciento de la población se opone al proyecto.

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En medio de las manifestaciones del 19 de enero, en París, un hombre levanta una pancarta que dice "trabajar es malo para la salud después de los 60 años".
En medio de las manifestaciones del 19 de enero, en París, un hombre levanta una pancarta que dice "trabajar es malo para la salud después de los 60 años".Imagen: Benoit Tessier/REUTERS

El primer día de protestas contra la reforma de pensiones en Francia logró congregar a unas 80.000 personas en París y entre uno y dos millones en todo el país. Ese jueves 19 de enero se registró el mayor número de manifestantes en más de diez años. 

El Gobierno insiste en que la reforma es absolutamente necesaria, pero sacarla adelante no será fácil. Según sondeos, casi el 70 por ciento de los franceses se opone al proyecto.

"Más trabajadores para estimular el crecimiento económico”

El plan propuesto por el gobierno de Emmanuel Macron pretende aumentar la edad mínima de jubilación de 62 a 64 años para 2030. Además, a partir de 2027 se exigirá haber trabajado al menos 43 años -y ya no 42- para tener derecho a una pensión completa. En cualquier caso, a partir de los 67 años se tendría derecho a la pensión íntegra, como hasta ahora. La reforma garantizaría una pensión más temprana a quienes empezaron a trabajar antes y mantendría algunos fondos especiales, suprimiendo otros. El plan también incluye aumentar la pensión mínima en unos 100 euros, que llegaría hasta unos 1.200 euros al mes.

La reforma se sustenta en un informe de una comisión de expertos, según el cual el gasto en pensiones en 2032 equivaldría al 14,7 por ciento del producto interno bruto y ya no al 13,8 por ciento, como ocurre actualmente. Para muchos economistas, por tanto, es acertado aumentar la edad mínima de jubilación.

"En 1950, cuatro trabajadores financiaban a un pensionado, en el 2000 eran sólo dos y en el 2040 serán 1,3. Eso ya no será sostenible", afirma Jean-Marc Daniel, profesor emérito de Economía en la Escuela de Negocios ESCP de París.

El economista Philippe Crevel, director del think-tank Cercle de l'Epargne, está de acuerdo. "Esta reforma es necesaria también porque necesitamos más trabajadores para estimular el crecimiento económico", explica a DW. "En Francia, la tasa de empleo de los mayores es relativamente baja en comparación con otros países. Aumentar la edad mínima de jubilación la incrementaría automáticamente", dice.

Miles de manifestantes congregados en la Plaza de la República, en París, durante las manifestaciones del 19 de enero del 2023.
Más de 80.000 personas se congregaron en París (19.01.2023) para protestar contra la reforma pensional propuesta por el gobierno de Emmanuel Macron. En la foto, una vista general de la Plaza de la República.Imagen: Bart Biesemans/REUTERS

Argumentos en contra

Pero no todos los economistas apoyan la reforma. Para Michael Zemmour, economista de la Universidad de la Sorbona de París, el Gobierno está impulsando la reforma por otras razones. "Nuestro sistema de pensiones va bien, en parte porque la edad de jubilación ya se ha elevado con medidas anteriores", dice. Y agrega: "El Gobierno sólo quiere equilibrar su presupuesto porque ha dado ventajas fiscales a las empresas; quieren desmontar nuestro sistema social pieza a pieza".

"El informe de los expertos prevé un déficit en unos años, pero eso también podría compensarse con un aumento de las cotizaciones de trabajadores y empresarios, que muchos franceses preferirían sobre esta reforma", concluye Zemmour.

Un tema de identidad

Danièle Linhart, socióloga especializada en temas laborales, afirma que, con tanta información, los franceses apenas entienden los pros y contras de la reforma. "La gente ve que la conclusión de un análisis depende de la ideología del experto. Se trata de en qué tipo de sociedad queremos vivir: una orientada al mercado, donde impera la ley del más fuerte, o una que amortigua las desigualdades", puntualiza.

Linhart opina que en Franciala gente reacciona con especial sensibilidad ante temas laborales y de pensiones, en parte porque desde la Revolución Francesa se estableció que sólo se puede vender la fuerza de trabajo si se es un ciudadano libre. "El trabajo se convirtió así en un símbolo de la lucha de clases. La gente luchó durante mucho tiempo por el derecho a jubilarse a cierta edad", precisa. Por eso, los franceses no están dispuestos, según la experta, a renunciar a ese derecho así como así, por lo que seguirán protestando ante la reforma.

(vo/dz)