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Demócratas: termina la batalla, comienza la guerra

Richard Walker (J.A.G./ER)26 de julio de 2016

Hillary Clinton necesitaba pasar de los enfrentamientos con Bernie Sanders al combate con Donald Trump. Sin embargo, Wikileaks se interpuso. Richard Walker informa desde Filadelfia.

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Imagen: Getty Images/D. McCollester

Oscar Salazar ha venido a Filadelfia de Sleepy Hollow, Nueva York. Acudía a los mítines de Berni Sanders, pero eso ya terminó. El mismo Sanders respaldó a Hillary Clinton, dejando a sus seguidores más devotos, como Oscar, un poco desamparados. “No quiero votar por el mal menor”, dice.

Durante la amarga campaña de las primarias, ella era el Gran Satanás, un enemigo peor incluso que Donald Trump. “Ella es la personificación del 1 por ciento”, dice Carla Reyes. La pancarta que lleva dice “De cualquier manera Wall Street gana”.

Las sospechas de un juego sucio

Muchos dudan que Clinton venciera a Sanders de manera justa. ¿Cómo podría haberlo hecho llevando a cabo una campaña convencional contra el sentir de sus bases? Algunos sospecharon un juego sucio, fraude electoral, y nunca dudaron que la maquinaria del partido Democrático estaba en su contra.

Sin embargo, ahora tienen algunas pruebas. La filtración de Wikileaks de 20.000 correos electrónico de la dirección del partido fue un bombazo la víspera de la Convención. Los correos electrónicos mostraron que los líderes del partido, como Debbie Wasserman Schultz y otros, favorecieron claramente a Clinton por encima de Sanders durante las primarias.

Convención Nacional de los Demócratas en Filadelfia, donde se mezclan los sentimientos entre los delegados.
Convención Nacional de los Demócratas en Filadelfia, donde se mezclan los sentimientos entre los delegados.Imagen: Reuters/R. Wilking

Esto era de esperar ya que Sanders se sentó en el Senado no como Demócrata sino como Independiente. Sanders pidió la renuncia de Wasserman Schultz como jefa del Comité NAcional Demócrata y poco después tuvo que hacerlo.

¿Evidencia de amor fraternal?

A lo largo de la sesión hubo abucheos de la multitud, gritados por los seguidores de Bernie Sanders ante cualquier mención del nombre de Hilary Clinton.

Los momentos culminantes de la noche: discursos de Michelle Obama, Elizabeth Warren y el mismo Bernie Sanders. Los discursos establecerán el tono para el resto de la semana: unión o división, un puente o aguas turbulentas.

A Michelle nadie la inmterrumpe. “Cuando Hilary no ganó hace ocho años, no se enfadó o se desilusionó”, dice, haciendo un guiño a los seguidores de Bernie.

Finalmente es el turno de Sander y por supuesto llega al escenario con la música de Simon & Garfunkel. Esta vez la canción es “América”, y aunque se reproduce con una cinta, algunos en el público deben estar preguntándose por qué Paul Simon no la canta él mismo.

Oscar Salazar, uno de los seguidores devotos de Sanders que se desplazó hasta la Convención.
Oscar Salazar, uno de los seguidores devotos de Sanders que se desplazó hasta la Convención.Imagen: DW/R. Walker

El apoyo de Sanders

Sanders empieza con un recuento de los logros extraordinarios de su campaña. “Quiero agradecer a los 13 millones de personas que votaron por una revolución política, dándonos 1.846 delegados comprometidos esta noche. Y añade: “Estaré esperando vuestros votos cuando se pase la lista mañana por la noche”. Esto provoca una ovación ruidosa y profunda, entre los delegados determinados a lanzar sus votos por él, sin embargo el gesto puede ser inútil.

Finalmente Sanders declara que “cualquier observador objetivo concluirá que en base a sus ideas y liderazgo, Hilary Clinton debe convertirse en la próxima presidenta de los Estados Unidos”.