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Despiden a expresidente alemán en medio de gritos de “¡Vergüenza!”

8 de marzo de 2012
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Debía ser un homenaje, pero la despedida al ex presidente alemán Christian Wulff, investigado por corrupción, terminó convirtiéndose hoy en un boicot público a su figura. La ceremonia "con honores militares" celebrada en el Palacio Bellevue de Berlín, sede de la presidencia, quedó ridiculizada por las críticas previas, el boicot de buena parte de los invitados y los gritos de "¡vergüenza!" que llegaban desde la calle. El presidente y su mujer, Bettina, siguieron con gesto adusto la ceremonia militar ante unos 200 invitados, entre ellos la canciller Angela Merkel y numerosos empleados de la Presidencia.

"Me voy lleno de curiosidad e ilusión por lo que está por venir", dijo el ex mandatario. Ni una palabra sobre la investigación por tráfico de influencias que lo forzó a renunciar hace tres semanas ni sobre los 199.000 euros anuales que cobrará el resto de su vida. "¡No a la pensión vitalicia para vividores!", le gritaban desde fuera varios ciudadanos congregados para boicotear el acto. "¡Señor Wulff, necesitamos su dinero!" o "¡Eres una vergüenza para nuestro país!" se colaron también en la ceremonia.

La convulsa renuncia de Wulff, acosado por un escándalo de corrupción tras sólo 20 meses en el cargo, hacía por lo menos curiosa la idea de una despedida con banda militar, desfile de antorchas y personalidades de primer orden. La oposición socialdemócrata calificó el acto de "vergonzoso" e incluso políticos del Partido Liberal, socio en la coalición de Angela Merkel, pidieron que se postergara "por respeto al cargo". Lejos de cancelar el acto, Wulff tuvo un último gesto de orgullo y pidió incluso que la banda militar interpretara en su honor cuatro temas y no tres, como suele ser habitual. El hecho de que eligiera incluir en su "banda sonora" la canción "Over the Rainbow", de la película "El mago de Oz", sólo sirvió para aumentar las burlas en torno a su figura. Un grupo de críticos optó por la risa y a través de Internet invitó a acudir con una vuvuzela para acompañar la ceremonia haciendo sonar la ruidosa corneta popularizada durante el Mundial de fútbol de Sudáfrica.

Pero el enfado con Wulff también tuvo señales más graves: según un recuento del diario "Bild", más de 160 invitados decidieron no ir al acto. Entre los ausentes estaban los cuatro ex presidentes alemanes vivos: Walter Scheel, Roman Herzog, Richard von Weizsäcker y Horst Köhler. También su más que probable sucesor: Joachim Gauck. Al acto no acudieron tampoco ministros como Wolfgang Schäuble (Finanzas), Sabine Leutheusser-Schnarrenberger (Justicia), Hans-Peter Friedrich (Interior), Dirk Niebel (Desarrollo) y Ursula von der Leyen (Trabajo). Muchos de ellos, cristianodemócratas como Wulff.

Entre tanto, una encuesta de la televisión pública reveló que un 84 por ciento de los alemanes se opone a la pensión vitalicia que cobrará Wulff. Casi un 80 por ciento cree que el presidente alemán debería ser elegido por voto directo, según otro sondeo del grupo YouGov. dpa