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Educación

Educación: el desafío de innovar para mejorar la equidad

Victoria Dannemann
22 de enero de 2021

En un año de escuelas cerradas, las carencias en educación se hicieron patentes en América Latina. ¿Qué desafíos enfrenta la región para cumplir en forma equitativa con la formación de todos sus niños?

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Una maestra jardinera enseña a un niño a tomar fotos con una "Ceibalita tablet" en Montevideo, Uruguay.
Una maestra jardinera enseña a un niño a tomar fotos con una "Ceibalita tablet" en Montevideo, Uruguay.Imagen: Getty Images/AFP/P. Porciuncula

El esfuerzo de construir escuelas y contratar más profesores ha permitido una cobertura de educación primaria prácticamente total en América Latina. Pero el desafío de la calidad sigue pendiente. Sobre todo en este año de pandemia, en que los niños debieron aprender desde casa, se evidenciaron carencias y desigualdades.

"Un estudio del Banco Interamericano de Desarrollo llama la atención en que el esfuerzo por aumentar la cobertura se hizo sacrificando calidad. Se habilitó como profesores a personas no bien preparadas y se bajaron los estándares de construcción de escuelas. Lo importante era asegurar que la mayor cantidad de niños estuviera dentro del sistema”, dice a DW Eugenio Severin, director ejecutivo de Tu Clase, una organización chilena que desarrolla programas y asesorías en educación para la región.

Si bien se cumplió el objetivo de guardería, que permitió que los padres pudieran trabajar, en materia de aprendizajes no hubo mejorías. "En los últimos años los presupuestos se han multiplicado, pero los resultados de los test son malos. En la prueba PISA, los estudiantes con mejor rendimiento en América Latina son comparables con los peores de Finlandia. El desafío es de calidad”, agrega Severin.

El mexicano Santiago Rincón-Gallardo, experto en liderazgo para la mejora educacional y académico de la Universidad de Toronto, considera que muchos países de América Latina han hecho grandes esfuerzos de reforma educacional para mejorar la calidad, pero la mayoría con nulos resultados.

Su diagnóstico es compartido por otros pensadores contemporáneos de la educación: "Después de declarar que la clave es cambiar la experiencia de aprendizaje, las reformas siempre terminan enredadas en todo lo que está alrededor de eso, lo organizacional, y nunca modificando lo que ocurre en la sala de clases. Hoy en la mayoría de las escuelas de América Latina sigue estando un profesor parado al frente de la clase”, observa el director de Tu Clase.

El modelo de clase frontal, que buscaba entregar ciertos conocimientos básicos, ya no sirve, dice Severin: "Se necesita un cambio de paradigma para formar habilidades cognitivas superiores”.

Alerta por la deserción

Otro desafío tiene que ver con el aumento en la deserción escolar en la secundaria, que hoy llega a un 10%. "No solo se aburren, sino que no le encuentran sentido a estar sentados en el colegio. Es una crisis muy profunda del paradigma sobre el cual está construida la educación, que la hace muy poco interesante para los alumnos y jóvenes y también para los profesores. Uno de cada tres se retira”, agrega Severin.

Aunque los sueldos han mejorado, es poco motivante tener que dictar siempre la misma materia a un grupo de estudiantes que tampoco están interesados en tomar nota y memorizar. Por eso, cada vez más escuelas se salen de las lógicas habituales y cambian las metodologías, por ejemplo, a una basada en proyectos.

Alejandro Vera, especialista de la oficina regional de la UNESCO para América Latina y el Caribe, dice a DW que la pandemia mostró claramente las carencias: "Ya antes de iniciar esta crisis, aproximadamente 10,5 millones de alumnos estaban fuera de la escuela en la región y de esos la mayor parte corresponde a la educación secundaria. Y los que estaban dentro tampoco lograban los resultados esperados”.

El experto indica que "las evaluaciones PISA y de la UNESCO nos vienen diciendo repetidamente que hay un porcentaje importante de esos niños y adolescentes que aun estando en la escuela no alcanzan las competencias básicas. Es decir, esto tampoco es suficiente para asegurar los aprendizajes”. Uno de cada tres adolescentes no alcanza las competencias básicas de lectura y uno de cada cuatro las de matemáticas.

"La combinación de los que están fuera de la escuela con los que están dentro y no alcanzan los resultados es una situación preocupante”, reconoce.

Plan Ceibal, modelo en América Latina

Una experiencia emblemática en la región es el Plan Ceibal, de Uruguay. El Plan de Conectividad Educativa de Informática Básica para el Aprendizaje en Línea, creado en 2007 durante la primera presidencia de Tabaré Vázquez, entrega computadores portátiles a cada niño en edad escolar y cada maestro de escuela pública, además de conexión gratuita a internet.

Una maestra con barbijo enseña con una tablet a una niña en el jardín de infantes en Uruguay.
Imagen: AFP/P. Porciuncula

Pero, como reconoce Miguel Brechner, quien fuera su director durante 12 años, la inclusión y la igualdad no se cumple simplemente entregando laptops. El gran logro del Plan Ceibal ha sido aprovechar las nuevas tecnologías en una propuesta educativa integral.

"Hay que promover competencias como la creatividad, el pensamiento crítico, el trabajo colaborativo, nuevas formas de encarar el aula y trabajar en proyectos”, destaca Miguel Brechner en entrevista con DW. El sistema permite el uso de variadas plataformas digitales: de lectura, contenidos, matemáticas, inglés, pensamiento computacional o robótica, que atraviesan el currículo.

Para Vera, "esta es una experiencia muy importante en lo que respecta al uso de las tecnologías en educación y sobre todo una plataforma de recursos tecnológicos volcados hacia el sistema. Uruguay estaba preparado, la emergencia los encontró muy bien posicionados”

Cuando las escuelas cerraron por la pandemia, los niños uruguayos ya tenían un sistema en marcha para seguir aprendiendo. En toda la región, en tanto, los docentes se las ingeniaron para seguir en contacto con los estudiantes, a veces con grandes dificultades.

Un aula vacía en una escuela de Ciudad de México.
La pandemia del coronavirus dejó las aulas vacías.Imagen: Getty Images/AFP/P. Pardo

"La pandemia nos enseñó que la escuela es un lugar fundamental y que los niños que tienen menos soporte se alejan del aprendizaje. También demostró que se pueden hacer cambios. No hay que volver a tener una escuela igual que antes, sino una más moderna”, dice Brechner.

En su opinión, hay una responsabilidad de los gobiernos de asegurar acceso igualitario para todos los alumnos y profesores, para evitar diferencias entre los que pueden o no pagar. "La conectividad es un derecho básico”, subraya. Ante las desigualdades que se observan entre el sector público y privado, es necesario reforzar políticas de distribución y democratización del acceso a las tecnologías de apoyo a la educación, indica Vera.

No se trata de transformar las mismas horas de clases en una larga jornada de videoconferencia. Hay que aprovechar los recursos de diferentes formas, por ejemplo, para investigación personal, lectura, trabajo en grupo, proyectos y tutorías entre alumnos o con el profesor.

Un informe de la UNESCO y el BID ha alertado que la pandemia podría agudizar las brechas en los sistemas educativos en la región. "Apesar de las dificultades, los ministerios de educación, docentes y colegios han sido muy resilientes e innovadores para mantener algún tipo continuidad educativa”, destaca Vera. Fue necesario priorizar contenidos y es muy probable que, junto con el retorno a cierta normalidad, se deba revisar qué materias retomar y, sobre todo, de qué manera.

(ers).