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EE. UU.: estudiantes versus la NRA

Michael Knigge
21 de febrero de 2018

A una semana de la matanza que tuvo lugar en una escuela de Florida es demasiado temprano para saber si la protesta de los estudiantes que sobrevivieron alcanzará sus objetivos y tendrá un impacto duradero. Un análisis.

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USA Weißes Haus Flagge auf Halbmast nach Schießerei an der Marjory Stoneman Douglas High School
Imagen: picture-alliance/abaca/S. Corum

En Estados Unidos, el ciclo de sucesos habitual tras un tiroteo con numerosas víctimas mortales se desarrolla de la siguiente manera: los republicanos en el Congreso dicen acompañar a los dolientes con sus oraciones y reprenden a quienes demandan un control de armas más estricto, alegando que es de mal gusto discutir asuntos legales cuando la tragedia acaba de tener lugar; la Asociación Nacional del Rifle (NRA), el lobby de los tenedores de armas de fuego, calla a la espera de que el debate público se enfríe; varios días o semanas más tarde, la discusión se diluye sin que se hayan implementado medidas concretas para prevenir una nueva masacre; al final, la atención del país se enfoca en otros tópicos hasta que ocurre otra matanza.     

No obstante, el tiroteo del 14 de febrero de 2018, que puso fin a la vida de diecisiete estudiantes y docentes en la escuela secundaria Marjory Stoneman Douglas de Parkland, Florida, ha sido percibido como la gota que rebasó el vaso y las reacciones de los sobrevivientes, como el elemento que puede romper el círculo vicioso. Lo que este acontecimiento tiene de diferente es que quienes salieron ilesos del ataque le dieron un rostro humano –a la cara del asesino, Nikolas Cruz, se contrapuso la de Emma González–; que sus críticas a la inacción y a la complicidad del Estado están cargadas con la claridad moral y la energía propia de los adolescentes; y que la simplicidad de sus argumentos claves facilita la transmisión del mensaje (que, por cierto, se ha hecho viral).

Energía juvenil

“Además, después de la masacre de Newton, las organizaciones de apoyo a las víctimas de tiroteos están mejor preparadas para intervenir; ellas están respaldando a los jóvenes de Parkland”, explica David Meyer, experto en movimientos sociales de la Universidad de California, recordando la matanza de veinte niños y seis maestros en la escuela primaria Sandy Hook en 2012. “Después de cada masacre, mucha gente se une a los grupos de presión creados para detener la violencia perpetrada con armas de fuego; pero nunca habíamos visto a tantos jóvenes exigir un cambio como ahora”, dice Kathleen Roming, miembro de las asociaciones civiles Madres Demandan Acción (Moms Demand Action) y Sentido para las Armas en América (Gun Sense America).

“El mensaje de los estudiantes es potente y claro: si los legisladores no toman cartas en el asunto, estos jóvenes van a votar para sacarlos de sus cargos”, agrega Katy Klein, portavoz del grupo Alianza para el Uso Responsable de las Armas, con sede en Washington. Ciertamente, a una semana del drama de Parkland, los pronunciamientos de los estudiantes parecen haber tenido impacto en la Casa Blanca. El Gobierno publicó un comunicado en el que, pese a su vaguedad, se anuncian esfuerzos para mejorar la verificación federal del trasfondo de las personas interesadas en adquirir armas de fuego y una orden para que el fiscal general proponga la prohibición de los dispositivos que convierten un arma legal en una ametralladora.

Una táctica inteligente

Por otro lado, cabe recordar que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, y el establishment republicano defienden sin ambages el derecho a poseer armas y que cualquier iniciativa para endurecer las normativas correspondientes representaría un giro de 180 grados para la élite conservadora. Por fortuna, sostiene Meyer, los voceros estudiantiles de Parkland no se han distraído condenando agendas legislativas estrechas ni enfrascándose en los detalles técnicos de las armas. Lo que los jóvenes están haciendo es poner a la NRA en la mira de la nación y demandando que los políticos rechacen el apoyo financiero de ese lobby. Esto no hará que la NRA desaparezca, pero obligará a los republicanos a reconsiderar su cercanía con ese lobby.

Meyer acota que el movimiento estudiantil contra la laxitud de las leyes que regulan el porte y uso de armas de fuego puede verse fortalecido por la gran cantidad de grupos nuevos que han surgido al calor de la resistencia política contra el Partido Republicano y el presidente Trump. Quizás sea demasiado temprano para saber si la protesta de los supervivientes de Parkland alcanzará sus objetivos y dejará una huella duradera, pero los jóvenes en cuestión parecen ir por buen camino.

Michael Knigge (ERC/ER)