El cine europeo rinde honores a Costa-Gavras

La obra de Costa-Gavras se distingue por dos características: por una parte, suele abordar temas políticos candentes. Por otra, no deja de lado al público. Costa-Gavras es un maestro del 'thriller' político, que conjuga el compromiso con la intención de entretener al espectador. También la Academia de Cine Europeo destacó este aspecto al otorgarle su permio honorífico.

Costa-Gavras saltó a la fama con su tercera película: "Z" (1969). En ella relata la historia de un país en el que se aplican métodos represivos contra la oposición, la justicia y la prensa. La trama discurre en un Estado que no se nombra explícitamente. Sin embargo, queda claro que alude a la dictadura militar en Grecia.

Konstantinos Gavras nació en 1933 en Grecia. Con 21 años emigró a Francia. Desde entonces, pasó a llamarse Costa-Gavras. En 1965 debutó con "Crimen en el coche cama" (escena con Simone Signoret e Yves Montand), que solo a primera vista es una película policial. Al final, un policía de alto rango resulta ser el autor del crimen.

Tras el éxito internacional de "Z", el cineasta logró consagrar el género de la película de suspenso político en el mundo cinematográfico. Los relatos apasionantes con temas actuales o históricos se convierten en su especialidad. Su quinta película, "Estado de Sitio", trata nuevamente de la represión. Esta vez, la mira está en Uruguay.

De vez en cuando, el cineasta se permitió también una incursión en géneros más ligeros. Con elegancia y sensibilidad relata en "Una mujer singular" el casual encuentro de una mujer y un hombre que han perdido a sus respectivas parejas y buscan consuelo. Protagonizan la cinta Romy Schneider e Yves Montand.

Su siguiente cinta vuelve a tratar un tema típico de Costa-Gavras. "Missing" (Desaparecido) cuenta el caso de un estadounidense que desaparece tras el golpe militar que instauró la dictadura de Augusto Pinochet en Chile. Su padre (Jack Lemmon) intenta dar con su paradero. "Missing" ganó un Oscar.

Tras su paso por Hollywood, Costa-Gavras volvió a filmar en Francia. "Hanna K." vuelve la mirada hacia otro foco de crisis de la política mundial: el Cercano Oriente y el conflicto palestino-israelí. En esta cinta, una abogada judío-estadounidense (Jill Clayburgh), se ve envuelta en el turbulento acontecer social de la región.

Cinco años más tarde, el director lleva a la pantalla otro tema candente. En "El sendero de la traición", se ocupa de las tendencias de ultraderecha en la sociedad estadounidense. Racismo, antisemitismo, cristianismo fundamentanlista y negación del Holocausto son fenómenos abordados en esta película.

El Holocausto y el nacionalsocialismo están presentes también en la siguiente cinta de Costa-Gavras: "La caja de música". Es la historia de una abogada (Jessica Lange), confrontada con la acusación de que su padre (Armin Mueller-Stahl) perteneció a una unidad especial fascista húngara durante la II Guerra Mundial. El director liga hábilmente el presente, la historia, la política y la vida privada.

En 2002, Costa-Gavras adaptó al cine la obra teatral "El vicario", de Rolf Hochhuth. Esta película aborda una vez más un capítulo de la historia alemana y trata la supuesta complicidad de El Vaticano y otros Estados que guardaron silencio ante las fechorías nazis.

En los últimos tiempos, los filmes de Costa-Gavras aparecen con cada vez menos frecuencia. Pero el director sigue siendo un observador atento del acontecer político y social. En el drama "La corporación" (2005) se ocupa del mundo laboral y los excesos de la globalización.

En 2009, cuando el tema de los refugiados aún no se discutía con tanta intensidad en Europa, Costa-Gavras ya apuntó su cámara hacia quienes huyen de su terruño. En "Edén al oeste", una película altamente política, el cineasta cuenta la odisea de Elias (Riccardo Scamarcio), quien llega en un bote a la costa griega.

Costa-Gavras filmó en 2012 "El Capital", en que alude a los excesos del mercado financiero. Marc Tourneuil (Gad Elmaleh) asume la dirección de un banco privado francés después de que su jefe muriera mientras jugaba al golf. Costa-Gavras se mantiene fiel a sí mismo: aborda en su filme hechos actuales, con una mirada crítica, y los relata magistralmente con las herramientas del cine popular.