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El escándalo austriaco y la ultraderecha europea

21 de mayo de 2019

La coalición austriaca de derecha populista se desintegró. Pero el efecto de esta debacle apenas se sentirá en las elecciones al Parlamento Europeo. En otros lugares de la UE, la ultraderecha gana terreno.

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Italien Mailand Treffen von Europas Rechtspopulisten
La flor y nata de la derecha populista europea, en Milán.Imagen: picture-alliance/AP Photo/L. Bruno

La coalición de gobierno formada por los conservadores y los ultranacionalistas del FPÖ en Austria –ahora desintegrada- era considerada por muchos derechistas europeos como una vía para llegar al poder. Cuando el joven canciller austriaco Sebastian Kurz, considerado el niño prodigio conservador,  selló una alianza con la derecha populista, el primer ministro húngaro, Viktor Orbán, habló encantado de un "modelo para Europa”. El ultraderechista primer ministro del Interior italiano, Matteo Salvini, se había sacado selfies con el ahora caído en desgracia exjefe del FPÖ, Heinz Christian Strache.

Elecciones europeas

¿Qué ha quedado de esa idea? Una mirada a los 28 países de la Unión Europea muestra que hay entre ellos grandes diferencias, pero la tendencia para las elecciones europeas del próximo fin de semana es clara: los populistas de derecha ganarán más escaños de los que tienen hasta ahora en el Parlamento Europeo. De acuerdo con las encuestas, podrían lograr un 20 por ciento de las bancas que, sin embargo, se reparten en tres diferentes facciones. El jefe de la Liga italiana está fraguando una nueva alianza de derecha,  con respaldo del ultraderechista Steve Bannon. Con este propósito se reunieron el fin de semana en Milán 11 partidos, entre ellos el FPÖ y la Alternativa para Alemania (AfD). Se pronostica que obtendrán cerca de 70 bancas en el Parlamento Europeo, lo que equivale aproximadamente a un 10 por ciento. Hasta ahora No pertenecen a esa alianza los populistas polacos del PiS ni los del partido Fidesz, del primer ministro húngaro.

A nivel europeo, parece prácticamente imposible una coalición como la que tuvo Austria, entre cristianodemócratas y populistas de derecha. Las bancadas más grandes hasta la fecha - la cristianodemócrata y la socialdemócrata- han descartado trabajar con la extrema derecha.

Österreichs Vizekanzler Strache vor dem Aus
Kurz y Strache: alianza sin final feliz.Imagen: picture-alliance/dpa/APA/R. Schlager

El analista Janis Emmanoulidis no cuenta con que todos los euroescépticos, nacionalistas y populistas se unan en una gran bancada en la próxima eurocámara. "Antes de los comicios, los derechistas tienen gran interés en dar la impresión de la mayor unidad posible. De ese modo pueden decir que modificarán a Europa desde su interior.  Ese es un argumento fuerte, también en las esferas nacionales. Pero, tras bambalinas, se nota que hay diferencias entre estas fuerzas críticas con la UE”. Incluso en su tema predilecto, la inmigración, los partidos de derecha no están unidos, según Emmanouilidis, director del Centro de Política Europea, con sede en Bruselas. "También hay rivalidades entre los líderes. Hay personalidades muy fuertes, como Salvini, Orbán o Kaczynski, que no quieren subordinarse. Además, todos actúan bajo la consigna de que su país está primero. Y eso, naturalmente, dificulta crear coaliciones estables a nivel europeo”, explica. A su juicio, los populistas de derecha cobrarán más fuerza, pero no conseguirán una mayoría. "No lograrán forjar una coalición permanente entre ellos y no podrán actuar para transformar realmente a Europa”, vaticina.

Limitado "efecto austriaco”

Hay opiniones divergentes en cuanto a si el escándalo del FPÖ en Austria costará votos a la derecha populista en las elecciones europeas. Sus oponentes, por cierto, desearían que eso ocurriera. El experto en demoscopia Davide Ferrari, del think tank  "votewatch”, con sede en Bruselas, cree que habrá un efecto, aunque considera difícil predecir su magnitud. "Los electores de los partidos de derecha no reflexionan tanto sobre el comportamiento ético, sino que lo que les importa es la protesta. En las elecciones europeas como tales, lo ocurrido en Austria tendrá pocas repercusiones. Las campañas electorales deben ser consideradas más bien a nivel nacional que europeo”, señala. Tanto la AfD como los populistas de derecha de Francia han financiado sus partidos con modelos que no se atienen a las reglas, pero eso no parece haberlos perjudicado ante el electorado, opina Ferrari. Y apunta que "la memoria de los votantes es muy corta en estos asuntos”.

El FPÖ, por lo pronto, modificó de inmediato su campaña tras estallar el escándalo. Su candidato cabeza de lista para el Parlamento Europeo, Harald Vilimsky, presenta ahora a su partido como víctima de una campaña y de "medios izquierdistas”.

(ers/cp)

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