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El forcejeo por Xinjiang

16 de octubre de 2009

La activista uigur Rebiya Kadeer estuvo en la Deutsche Welle para informar a la prensa sobre la lucha de su pueblo por la autonomía de la provincia de Xinjiang y la intransigente política del mazo ejercida desde Pekín.

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La activista uigur, Rabiya Kadeer, y el redactor en jefe de Deutsche Welle, Marc Koch.Imagen: DW/M. Müller

Acusada de promover una agenda separatista en nombre de la región autónoma de Xinjiang, la presidenta del Congreso Mundial Uigur (CMU), Rebiya Kadeer, fue condenada por el Gobierno chino a ocho años de prisión en 1999. En 2005 fue liberada anticipadamente debido a la presión política ejercida internacionalmente, tras lo cual se exilió en los Estados Unidos. Este viernes (16.10.2009), la activista visitó la sede de la Deutsche Welle en Bonn, en donde informó a los representantes de la prensa sobre las condiciones en que vive la población uigur después de los sucesos de julio.

Ürümqi, capital de Xinjiang, en el noroeste del país asiático, fue escenario de las protestas del pueblo uigur hace tres meses; allí murió por lo menos un centenar y medio de personas. Las manifestaciones de la minoría musulmana fueron la respuesta al asesinato de dos uigures en Guangdong, una provincia al sur de China.

El círculo vicioso chino

China US Gespräche
Protestetantes uigures.Imagen: dpa

Los uigures acusan al Gobierno central de Pekín de oprimirlos, el estamento chino señala a Kadeer como responsable de las protestas de Ürümqi y Kadeer se defiende asegurando que las manifestaciones siempre fueron pacíficas. “En las demostraciones participaron estudiantes que llevaban la bandera china en la mano. Con eso querían expresar que eran ciudadanos de ese país y que querían protestar pacíficamente. Los acontecimientos de Guangdong deben ser aclarados”, sostiene la presidenta del CMU.

Numerosos protestantes fueron arrestados después de los incidentes de julio; esta semana, seis uigures fueron condenados a muerte. Kadeer insiste en que los enjuiciados son inocentes y en que firmaron sus confesiones en contra de su voluntad. Además, la activista exige que a los protestantes se les aplique un proceso judicial en concordancia con las leyes y respetando los derechos humanos fundamentales.

Luchando por la autonomía


Xinjiang parece encaminada hacia un destino similar al del Tíbet. Pekín ha estimulado el establecimiento de chinos del grupo étnico de los han en la región autónoma de Xinjiang, razón por la cual los uigures ahora temen convertirse en una minoría dentro de su propio territorio. Según Kadeer, quien está comprometida con la lucha por los derechos de los uigures desde principios de los años noventa, sólo los han sacarán provecho del desarrollo económico que se está incentivando en Xinjiang.

Rabiya Kadeer DW Besuch
Rabiya Kadeer.Imagen: DW/M. Müller

“Después de habernos invadido, China nos dio autonomía. Y de acuerdo a la ley de autonomía, a nosotros nos corresponde el derecho a administrarnos y a proteger nuestra identidad y nuestras tradiciones. Pero ahora China quiere perpetrar un genocidio cultural en nuestra contra y cualquiera que se oponga a ello será tildado de terrorista o separatista”, acusa Kadeer.

Kadeer y la resistencia pacífica


No obstante, Kadeer insiste en que sólo luchará con recursos pacíficos a favor de los intereses de los uigures. En varias ocasiones ha tratado de iniciar el diálogo con el Gobierno chino, pero todos sus esfuerzos han sido en vano. De ahí que Kadeer haya decidido ahora buscar el apoyo de la comunidad internacional para reforzar la autonomía de los uigures.

China US Gespräche
Imagen: dpa

Kadeer insta a los países de Occidente a convencer a China a establecer un diálogo con su población uigur; China debe verse persuadida a permitir que una comisión independiente de la Organización de las Naciones Unidas viaje a Xinjiang para que sus miembros vean con sus propios ojos lo que allí se está desarrollando. Según Kadeer, esa comisión debería supervisar la situación de los uigures que están encarcelados. “Se debería iniciar una acción internacional para que la pena de muerte sea abolida en China”, agrega la presidenta del CMU.

El precio del activismo


El compromiso de Kadeer con el activismo político a favor de los uigures tiene un precio muy alto. Cinco de sus hijos todavía están en China; además, la empresaria perdió todas sus posesiones en China. “Dos de mis hijos están en la cárcel. Los otros tres y el resto de mi familia están bajo vigilancia del Estado. Después de las protestas, mis hijos se vieron presionados a insultarme frente a las cámaras de televisión. Ellos nunca habrían hecho eso, si no hubieran sido obligados a ello”.

Autor: Christoph Ricking / Evan Romero-Castillo

Editor: Claudia Herrera Pahl