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Fiscalía imputa a exSS de 92 años, cómplice de 5.230 muertes

18 de abril de 2019

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Polen KZ Stutthof
Imagen: picture-alliance/empics/J. Barlow

La Fiscalía de Hamburgo presentó este jueves (18.04.2019) una acusación formal contra un exmiembro de las SS hitlerianas de 92 años por complicidad en la muerte de 5.230 prisioneros del campo de concentración nazi de Stutthof, en territorio de la Polonia ocupada.

Al procesado se le acusa de haber posibilitado la muerte de esos confinados durante el periodo en que prestó servicio en ese lugar, junto a la ciudad polaca de Gdansk, donde su cometido era impedir la huida o la rebelión de los presos. Fue partícipe de la "maquinaria de asesinato masivo” del campo de concentración desde su condición de guardia de las SS, de acuerdo con la acusación. El ahora imputado sirvió en el cuerpo hitleriano cuando tenía entre 17 y 18 años.

La acusación formulada por la Fiscalía de Hamburgo se inscribe en la serie de juicios tardíos celebrados en los últimos años en Alemania por crímenes del nazismo. Los procesos se han apuntalado en el precedente que supuso el juicio contra el exguardia ucraniano John Demjanjuk, quien fue condenado en 2011 a cinco años de cárcel por complicidad en las muertes del campo de Sobibor, en territorio de la Polonia ocupada.

Demjanjuk, quien tras la Segunda Guerra Mundial vivió durante décadas en Estados Unidos hasta que fue extraditado a Alemania, asistió a su proceso en una camilla, no llegó a pronunciarse nunca sobre los casos que se le imputaban y murió unos meses después de escuchar la sentencia en un asilo de ancianos.

Pero su procesamiento y condena abrieron la puerta a otros juicios por complicidad en el genocidio, generalmente contra nonagenarios y marcados por frecuentes interrupciones por razones de salud de los acusados.

En marzo del año pasado murió, sin haber llegado a ingresar en prisión, el llamado "contable de Auschwitz", Oskar Gröning, quien en 2015 fue condenado a cuatro años de cárcel por complicidad en el asesinato de unos 300.000 judíos muertos mientras sirvió en el que fue el mayor campo de exterminio nazi.

Pese a las dificultades que acompañan cada uno de esos procesos, incluido para encontrar a supervivientes que puedan testificar, la Justicia alemana se ciñe al principio de que el asesinato no prescribe para llevarlos adelante, independientemente de si los procesados estarán en disposición de cumplir condena. (EFE)