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Francia, ¡tenemos que hablar!

21 de noviembre de 2019

Cuando ya no sé qué hacer, organizo un grupo de trabajo: esa es la floja respuesta de la OTAN ante la afilada crítica desde el Palacio del Elíseo. Los estadounidenses lo han entendido mejor, opina Bernd Riegert.

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NATO Soldaten in Polen
Imagen: picture-alliance/dpa/M. Kulczynski

En los 70 años de su existencia, la OTAN se encuentra nuevamente en una crisis política significativa. La Alianza ha salido, una y otra vez, indemne de las disputas sobre su papel y sus tareas a través de la solidaridad y la financiación, y -como después del final de la Guerra Fría- se ha reinventado a sí misma. Al final, siempre se llega a la conclusión de que la Alianza de defensa debe continuar existiendo, en el interés de todos los miembros.

En ese sentido, la Alianza es un "modelo exitoso”, -en eso el ministro de Asuntos Exteriores alemán tiene razón- y este debe ser preservado, de lo contrario, sin la OTAN, ni la seguridad de Europa ni de EE. UU. pueden imaginarse a largo plazo. Hace 50 años, la disputa entre Francia y Estados Unidos sobre la distribución del poder en la OTAN pesaba sobre la Alianza. Hace 25 años, se cuestionaba virulentamente si la Alianza seguía siendo necesaria tras la disolución del tratado del Pacto de Varsovia. Hace 15 años, la guerra de Irak con el estadounidense George W. Bush dividió a la Alianza. La lista puede continuar.

Bernd Riegert, de DW
Bernd Riegert, de DW

Actualmente, la OTAN atraviesa una profunda desconfianza entre el presidente de EE. UU., Donald Trump, y la mayoría de los países europeos. Trump consideró que la Alianza era superflua, porque, según él, era muy cara. Mientras tanto, él parece entender que las promesas de ayuda son útiles para Estados Unidos, porque vincula a los europeos con Washington. La crítica del presidente francés, Emmanuel Macron, al decir que la OTAN tiene "muerte cerebral" es una expresión de profunda frustración. Macron siente que los europeos se mantienen por debajo de sus posibilidades y que son hostigados innecesariamente por el presidente estadounidense.

¿El diálogo como salida?

Los diplomáticos de la sede central de la OTAN se muestran molestos por las duras críticas, pero los estadounidenses lo han entendido bien: "A veces es necesario el alboroto. Ahora debemos hablar”, dijo el embajador estadounidense de la OTAN, Kay Bailey Hutchison, sobre la reacción de Macron. El diálogo sobre mejores políticas de coordinación en la OTAN puede comenzar, una vez más.

La relación entre los socios transatlánticos siempre ha sido objeto de debate y reforma. En ese sentido, con su avance, Emmanuel Macron lo ha hecho todo bien. A un provocador destructivo como Donald Trump, hay que provocarlo también para desencadenar la reacción deseada. De todas maneras, sigue no estando claro cuál será el enfoque del presidente Macron. Donald Trump puede cambiar de nuevo abruptamente de opinión mañana, o pasado mañana. Un ejemplo: al principio quería destruir económicamente a Turquía, miembro de la OTAN, tras su invasión del norte de Siria, en violación del Derecho Internacional. Después de unos días, Trump y el presidente turco, Erdogan, volvieron a ser los mejores amigos, que ahora trabajan en conjunto con Rusia, en el norte de Siria.

El presidente francés tiene al menos parte de razón en su análisis de que los europeos tienen que hacer más por su propia seguridad, ya que la confianza en los EE. UU. bajo Trump es limitada.

Los diplomáticos de la OTAN también le dan la razón a Macron. Pero, ¿qué consecuencia tendrá esto? ¿Una alianza militar europea?¿Armamento de las naciones europeas? Eso sería un largo camino. Los europeos tendrán que apoyarse durante más tiempo en el poder militar superior de los Estados Unidos. El escudo de protección nuclear ofrecido por los Estados Unidos probablemente nunca será reemplazable.

Así que lo único que nos ayudará es volver a estar juntos y esperar que Donald Trump no decida apagar por completo a la OTAN. Eso no se puede descartar en absoluto. Con su próximo ataque a las estructuras de la OTAN, es decir, a los EE. UU., el presidente francés debería intentar encontrar aliados a tiempo. Por lo menos, admitamos que el reticentes y letárgico Gobierno alemán debería estar involucrados. Esto daría más peso a la cuestión y ayudaría a evitar irritaciones entre los miembros europeos de la OTAN.

(ju/cp)

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