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Grandes desafíos para el Banco Mundial

Rolf Wenkel/ Cristina Papaleo30 de junio de 2012

El domingo asume la presidencia del Banco Mundial el estadounidense Yong Kim, cuya elección fue cuestionada por varios países emergentes. Y será a ellos a quienes tendrá que demostrar que él es el hombre indicado.

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Imagen: picture-alliance/dpa

La tarea que le espera a Jim Yong Kim, de 52 años, no es nada fácil. Su antecesor, Robert Zoellick, dirigió el Banco Mundial, una organización de las Naciones Unidas para el combate de la pobreza, a lo largo de la crisis financiera global. “Zoellick no ha dejado una huella demasiado grande”, dice Rolf Langammer, vicepresidente del Instituto para la Economía Mundial, en Kiel, a Deutsche Welle, "y eso tiene que ver con la conmoción que vivió la economía en esa época”. Los países industrializados tuvieron entonces, y siguen teniendo, sus propios problemas, ya sea en la eurozona, en EE. UU. o en Japón. “Eso hace que al Banco Mundial, lamentablemente, no le quede demasiada capacidad para tratar los problemas de países en desarrollo”, dice el experto.

Peter Wahl, de la ONG Economía Mundial, Ecología y Desarrollo (WEED, por sus siglas en alemán), cree, empero, que estos tiempos de crisis global también tienen su lado positivo. “La crisis financiera demostró que la confianza ciega en el mercado era un callejón sin salida. Y también se tomaron algunas medidas muy sensatas, sin duda. Por ejemplo, ofrecer ayuda financiera a bajo costo a los países más pobres para amortiguar los efectos de la crisis”, señala Peter Wahl.

El Banco Mundial aprendió la lección

Anteriormente, se acusó al Banco Mundial y a su organización hermana, el Fondo Monetario Internacional, de promover, a través de su credo -basado en la liberalización, desregulación y privatización- la estrategia de los países ricos. Se dijo que su objetivo principal no era la ayuda al desarrollo sino a la transformación de los países en desarrollo en mercados para los países industrializados. Pero hoy en día se escuchan cada vez menos esos reproches. “Actualmente, el Banco Mundial está muy ocupado con la investigación del efecto de ciertos programas en la política de distribución de la riqueza con un enfoque, sobre todo, en la situación de los más pobres”, afirma el economista Rolf Langhammer.

Robert Zoellick, antecesor de Jim Yong Kim.
Robert Zoellick, antecesor de Jim Yong Kim.Imagen: AP

La pobreza extrema en el mundo está en retirada: es fue la conclusión del Banco Mundial bajo la presidencia de Robert Zoellick. El número de personas que viven por debajo del nivel de pobreza disminuyó entre 1981 y 2008 de cerca de 2 mil millones a 1,3 mil millones. Y la cantidad de seres humanos que deben vivir con menos de 1,25 dólares por día bajó a alrededor de 700 millones. Sin embargo, eso es solo en parte un logro del grupo del Banco Mundial, explica Rolf Langhammer. “El otro tema es que los éxitos de los países en desarrollo se deben, en primera línea, a sus propios esfuerzos y no tanto al apoyo externo de donantes multilaterales o bilaterales, y eso incluye al Banco Mundial”.

Llega la competencia del Banco Mundial

Ese desarrollo de los acontecimientos representa para el Banco Mundial, como organismo, problemas masivos de identidad. Países como China, India y Brasil son, entretanto, lo suficientemente ricos como para otorgar créditos a los países en desarrollo. En 2010, China incluso superó al Banco Mundial como donante para esas naciones más pobres. “El Banco Mundial debe tomar en cuenta esos hechos y traducirlos en una nueva orientación en lo que respecta a su programática y a sus cargos”, asegura Langhammer.

Peter Wahl, experto de la ONG Economía Mundial, Ecología y Desarrollo (WEED).
Peter Wahl, experto de la ONG Economía Mundial, Ecología y Desarrollo (WEED).Imagen: DW

Los países emergentes ya no son socios comerciales de muchos países en desarrollo, sino también importantes donantes de recursos, y poseen una renovada autoestima. “Si el Banco Mundial y los países industrializados no reconocen eso, se producirá una división. Y también hay peligro de que se margine al Banco Mundial”, alerta el experto.

Pero Peter Wahl, de Weed, ve en esa posible evolución una oportunidad, ya que la competencia revive los negocios. “También los países BRICS, es decir, Brasil, India, China, Rusia y Sudáfrica, han resuelto crear un banco de desarrollo propio. Y el Banco Mundial tendrá que entrar en competencia, algo que es, en definitiva, un nuevo desafío”, dice. Wahl.

Grandes expectativas

Sea como fuere, ¿podrá Jim Yong Kim, como presidente de ayuda al desarrollo de la ONU, convencer a los países en desarrollo de que él es el hombre indicado en el puesto indicado? Peter Wahl espera, al menos, que se inicie una etapa más fructífera, ya que “escoba nueva siempre barre mejor”. Y agrega que “se corre la voz de que no se logrará alcanzar las Metas del Milenio de la ONU en 2015, y por eso se hace necesario llevar a cabo un gran esfuerzo en el que el Banco Mundial, justamente a la luz de la competencia con los BRICS, demuestre que todavía realmente se lo necesita como organismo”.

Rolf J. Langhammer, vicepresidente del Instituto para la Economía Mundial de Kiel.
Rolf J. Langhammer, vicepresidente del Instituto para la Economía Mundial de Kiel.Imagen: picture-alliance/ dpa

El economista Rolf Langhammer apuesta a que Kim busque el contacto con los países emergentes con más ahínco que su antecesor, Robert Zoellick, y que el Banco Mundial se ocupe más de los problemas del medio ambiente y de los recursos no renovables. Y explica que, de cara a las inmensas dificultades que plantean el agotamiento de las reservas y la marginación de suelos, entre otros, “sería muy bueno para la imagen del Banco Mundial poner más énfasis en esos temas”.

Autor: Rolf Wenkel/ Cristina Papaleo
Editor: Enrique López