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Gris, cuadrado, funcional: el nuevo Museo Bauhaus en Weimar

Gaby Reucher
5 de abril de 2019

Las piezas originales de los clásicos más famosos de la Bauhaus se pueden ver en el nuevo museo. El edificio y la ubicación son controvertidos, pero el contenido es más que convincente.

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Weimar Eröffnung Neues Bauhaus-Museum
Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Meyer

¿Cómo queremos vivir en este mundo? ¿Como personas en armonía con la naturaleza o como máquinas? ¿Queremos mantenernos físicamente en forma y ser vegetarianos o dejamos todo en manos del destino? Los estudiantes trataban estas cuestiones en el "Staatliches Bauhaus", la universidad de arte y diseño que Walter Gropius fundó el 6 de abril de 1919 en Weimar.

Dicha ciudad fue la "cuna" de la Bauhaus, el lugar donde se forjaron las ideas experimentales y modernas que los ciudadanos del lugar, a principios de los años veinte, veían con escepticismo. Después de todo, allí presumían de ser la ciudad de Goethe y del Clasicismo de Weimar. Durante mucho tiempo, sobre la escuela de arquitectura Bauhaus pesó una sombría cultura del recuerdo, pero eso ha cambiado ahora con el nuevo Museo Bauhaus.

Construcción controvertida desde fuera

Desde el exterior, el Museo Bauhaus es un bloque de hormigón gris. Ha habido campañas contra esta obra arquitectónica, donde la gente ha puesto carteles preguntado: "¿Dónde están las ventanas", dice Wolfgang Holler, director general de los Museos de Weimar, de la Fundación Clásica de Weimar. De hecho, la fachada tiene pocas ventanas. Mayor es la sorpresa aún cuando se percibe el concepto de espacio abierto en el interior. "Esto no es un búnker, reina cierta ligereza por los techos altos y, al mismo tiempo, irradia sublimidad", explica la arquitecta Heike Hanada.

En dicho centro hay tres plantas con los famosos clásicos del diseño, como la cuna de Keler, la lámpara de mesa de Wilhelm Wagenfeld o las silla de tubo de acero de Ludwig Mies van der Rohe. 

La cuna de Peter Keler, una de las piezas centrales de la exposición.
La cuna de Peter Keler, una de las piezas centrales de la exposición.Imagen: picture-alliance/AP Photo/J. Meyer


La expulsión de la Bauhaus de Weimar

La Bauhaus fue expulsada de la ciudad en 1925 por razones políticas y finalmente se disolvió en 1933 con la llagada al poder de los nacionalsocialistas.

Sin embargo, ahora el museo se encuentra ubicado a propósito en un lugar históricamente delicado y, en la ciudad, muy controvertido. Por un lado, se halla el idílico parque de lmenau y, por el otro, la construcción masiva de los nacionalsocialistas, el antiguo "Gauforum". "Desde este lugar se coordinó el movimiento de trabajo forzado", explica Wolfgang Holler. Para la construcción de dicho edificio, trabajaron además los prisioneros del cercano campo de concentración de Buchenwald. Pronto habrá una exposición sobre el trabajo forzado en Weimar.

Se decidió exactamente esta ubicación con el fin de tematizar el modernismo y el nacionalsocialismo, dice Holler. Sin embargo, esto no se ha comunicado lo suficiente hasta ahora a la opinión pública. "En términos de planificación urbana, un monolito está muy bien ubicado aquí, porque en esta situación heterogénea, irradia cierto poder ", dice Heike Hanada. Alrededor del Museo Bauhaus y el "Gauforum”, la ciudad quiere crear un distrito moderno en el futuro. La idea de Weimar, como ciudad del clasicismo, es definitivamente tema del pasado.

La Bauhaus fue fundada en un momento de gran cambio político y social: la derrota del Imperio alemán y la industrialización. Las mujeres obtuvieron el derecho a votar y fueron a trabajar. Un entorno simple, práctico y funcional, asequible para todos: estos eran los objetivos perseguidos por los miembros de la Bauhaus. El lastre del Imperio alemán en las artes y la artesanía había quedado también en el pasado. La gente demandaba en esa época diseño moderno y funcional.

Colección Gropius: objetos de cerámica.
Colección Gropius: objetos de cerámica.Imagen: Getty Images/S. Gallup

Bauhaus como campo de experimentación

De hecho, la Bauhaus fue, desde el principio, un campo experimental. "Aquí uno podía desarrollar ideas y también fracasar", dice la directora del museo, Ulrike Bestgen.

En un piso más arriba se muestran espacios habitacionales. La llamada "Frankfurter Küche" o "la cocina Frankfurt” no se originó en la Bauhaus, pero es un ejemplo de la primera cocina modular equipada con muchos pequeños cajones y compartimentos, en los que los contenidos estaban claramente dispuestos y fácilmente accesibles. Las coloridas cajas de madera multifuncionales en el dormitorio infantil, diseñadas por Alma Siedhoff-Buscher, muestran el alivio que suponía para la vida cotidiana contar con muebles prácticos y funcionales.

Clásicos de la Bauhaus reinterpretados

Cuando uno mira todas esas cosas, uno siente un profundo respeto, porque aunque todo debería haber sido fabricado en serie y de manera rentable, fue hecho a mano. En la piezas de metal se pueden ver incluso los puntos de soldadura.

"Durante la construcción del museo, muchas familias se nos acercaron y nos dejaron cosas que no podíamos exponer aquí", dice Ulrike Bestgen. Con los años, la colección ha crecido a 13.000 objetos, de los cuales 1.000 se pueden ver en el nuevo Museo Bauhaus.
En el futuro, se podrán apreciar las numerosas exposiciones temporales que consolidarán aún más la cultura del recuerdo de la Bauhaus en Weimar.

(rmr/er)

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