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Hanjin y la crisis de las navieras

Insa Wrede (ERC/ERS)13 de septiembre de 2016

Entre las empresas más grandes de la navegación comercial, la sudcoreana Hanjin es la primera en sucumbir bajo los efectos de la crisis internacional de ese sector. Su quiebra golpeará a varias firmas alemanas.

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Imagen: Imago/Hoch Zwei Stock/Angerer

Según un estudio de Euler Hermes, la aseguradora de créditos más importante del mundo, el número de empresas navieras que anunciaron su insolvencia entre enero y mayo de 2016 es diez por ciento mayor que el de aquellas que lo hicieron en el mismo período un año antes. Y esta tendencia al alza amenaza con prolongarse indefinidamente. Entre las diez compañías más grandes de la navegación comercial, la sudcoreana Hanjin es la primera en sucumbir bajo los efectos de la crisis internacional de ese sector.

Hanjin venía reportando un saldo rojo en los últimos cinco años. En agosto hizo público que había quebrado. Hasta ahora, sus deudas ascienden a 4.500 millones de euros. “Aproximadamente tres cuartos de las navieras se encuentran en una situación difícil”, sostiene Thomas Rehder, miembro de la junta directiva de la Federación de Navieros Alemanes, aludiendo tanto a los barcos contenedores como a los buques que transportan petróleo, gas y mercancías. Una de las causas es la crisis financiera de hace ocho años.

Exceso de capacidad

Otro factor que afecta negativamente a las navieras es la cantidad de barcos que hoy circulan por los mares. A escala global, las transacciones comerciales se redujeron considerablemente hace siete años, pero los inmensos transportes de contenedores, encargados en tiempos mejores, siguen levando anclas sin parar. De cara a ese exceso de capacidad, las compañías navieras intentan llenar sus barcos bajando las tarifas de los fletes. El problema es que, de esa manera, difícilmente puede cubrirse el costo verdadero del transporte.

A pesar de las alianzas, las fusiones y otros esfuerzos emprendidos para mantener los costos bajos, algunas empresas navieras siguen registrando grandes pérdidas. Rolf Langhammer, del Instituto para la Economía Mundial (IFW), con sede en Kiel, no cree que la quiebra de Hanjin afecte tanto al comercio global de contenedores –del cual sólo un tres por ciento era efectuado por la empresa sudcoreana– como al comercio en el océano Pacífico: Hanjin cubría el ocho por ciento en ese ámbito.

Esperando un milagro

Además, a juicio de Langhammer, el vacío dejado por Hanjin se verá compensado por el exceso de capacidad mencionado anteriormente. No obstante, la quiebra de Hanjin sí puede causar traumas entre las compañías que le alquilaban buques: la empresa asiática tenía 132 barcos a su disposición, pero sólo era propietaria de 59; los otros 73 regresarán a manos de sus arrendadores. Entre ellos hay varias navieras alemanas. Los más golpeados por la bancarrota de Hanjin serán los arrendadores más pequeños. El exceso de capacidad que prevalece en la navegación comercial les hará difícil alquilarle sus barcos a otros.

De ahí que muchos estén cruzando los dedos para que Hanjin se recupere como por obra de un milagro. La semana pasada, un tribunal de Seúl le dio el visto bueno a la gerencia de insolvencia solicitada por la compañía. Ahora, los directores de Hanjin tienen hasta el 25 de noviembre para presentar un plan de rescate.