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Australia

Plaga de ratones aterroriza a ciudades del este de Australia

27 de mayo de 2021

Mientras el resto del mundo sigue haciendo frente a la pandemia mundial, en Australia oleadas de ratones inundan granjas y pueblos. Ahora, científicos debaten cual es la mejor manera de controlar la aguda situación.

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Mäuseplage in Australien
Imagen: picture alliance/dpa

Desde hace meses, millones de ratones han aterrorizado a los habitantes de la región de Nueva Gales del Sur. Esta plaga ha causado estragos en los cultivos, ha dañado los cables eléctricos de los edificios e incluso se han reportado casos de pacientes en hospitales que han sido mordidos.

La plaga de ratones ha costado hasta ahora millones de dólares en daños a propiedades y cultivos, según reportó The Guardian. Esto ha llevado al Gobierno de Nueva Gales del Sur a crear un paquete de rescate de 50 millones de dólares y a acelerar la aprobación del veneno para ratones más mortífero del mundo. 

El jueves por la noche, un mapa alarmantemente llamativo, elaborado por Channel 10 News Sydney, daba a entender que los ratones pronto "marcharían" sobre Sydney.

Las plagas de ratones son un ciclo regular en Australia

Aunque esto pueda parecer extremo, las plagas de ratones son en realidad semirregulares en Australia, gracias a una confluencia de factores. Los ratones domésticos (Mus musculus) son una especie introducida en el continente, pero muy bien adaptada para soportar los duros años de sequías de Australia, prosperando una vez que las condiciones se vuelven favorables.

"Una sola pareja de ratones puede dar lugar a 500 ratones en una temporada de cría", explica Steve Henry, investigador de la agencia nacional de ciencia de Australia, la CSIRO. Sin embargo, los brotes de esta envergadura son más raros, afirma.

Las prácticas agrícolas acrecientan las plagas

El informe más reciente sobre el seguimiento de los ratones elaborado por la CSIRO y la Grains Research and Development Corporation mide la actividad de los ratones a partir de los sitios de seguimiento en toda Australia. Este informe de marzo mostraba "una actividad de ratones entre moderada y alta en muchas regiones del sur de Queensland, el norte, el centro y el sur de Nueva Gales del Sur, el noroeste de Victoria y partes del sur de Australia", según The Guardian.

"Hemos tenido un verano muy húmedo que ha dado lugar a grandes cosechas y al crecimiento de la vegetación, lo que ha provocado una gran cantidad de comida disponible para los ratones", explica la científica medioambiental de la Universidad Charles Sturt, Maggie Watson. "Si a eso le añadimos un otoño muy suave, estos ratones se están reproduciendo en proporciones de plaga".

Uso del rodenticida bromadiolona

Por desgracia, la defensa más eficaz que tienen los agricultores y residentes contra esta horda de voraces peludos es el veneno. El gobierno del estado más afectado, Nueva Gales del Sur, ha solicitado la aprobación urgente del organismo regulador de la Commonwealth para un pesticida de segunda generación llamado bromadiolona.

No obstante, científicos advierten de que el uso generalizado de este producto químico, normalmente restringido al despliegue dentro y alrededor de los edificios, solo causará más daño.

"Los rodenticidas de segunda generación pueden saturar toda la red alimentaria, afectando a todo, desde las babosas hasta los peces", escribieron para The Conversation el ecologista de fauna salvaje de la Universidad Edith Cowan, Robert Davis, y sus colegas.

¿Cuáles son las alternativas?

Por otra parte, según The Conversation, existen también rodenticidas de primera generación muy eficaces que ofrecen soluciones viables para controlar las plagas de ratones sin que se queden en el entorno. 

Del mismo modo, según los ecologistas, otro enfoque podría ser el uso de fosfuro de zinc, un veneno que es poco probable que envenene secundariamente a otros animales que se coman a los ratones envenenados. Sin embargo, habría que utilizarlo con mucho cuidado: el fosfuro de zinc sigue siendo extremadamente tóxico y mata a las ovejas, las vacas, los animales domésticos e incluso a los seres humanos si lo comen directamente. 

Finalmente, otra forma de ayudar a controlar la plaga de ratones es limitar los recursos alimenticios para los ratones en las granjas. Los agricultores pueden reducir al mínimo el grano en el suelo. 

Los científicos siguen estudiando formas de gestionar mejor las plagas de ratones australianos. Mientras tanto, quienes se encuentran en el camino de la actual ola destructiva de mamíferos necesitan apoyo.

FEW (The Guardian, The Conversation)

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